Pilar Rangel

Opinión

La nueva estrategia de Francia en África: adiós al "Françafrique"

Experta en Terrorismo Internacional y en la lucha contra Daesh.

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Soldado francés.
Soldado francés.

Después del error estratégico de Francia en distintos países africanos, y muy especialmente en el Sahel, de donde ha tenido que salir de Mali y de Burkina Faso, su estrategia pasa ahora por diversificar sus relaciones y asociaciones ubicadas fuera de lo que fue su territorio histórico.

El presidente francés dijo el jueves 2 de marzo en Gabón que la era de "Françafrique" había terminado y que Francia era ahora un interlocutor neutral en el continente.

En cuanto a la reorganización del ejército francés en África, Macron plantea la adaptación y el redefiniendo las necesidades de los países socios, ofreciendo más cooperación y entrenamiento y menos intervención directa. Francia pasará de trabajar en África en primera linea de fuego a hacerlo desde atrás, especialmente en capacitación y equipamiento.

La idea es reducir el numero de militares franceses desplegados en África y centrarse en las bases de Costa de Marfil, Senegal y Gabón, donde Francia tiene 1.700 soldados. Igualmente, en Yibuti -la mayor base francesa en el extranjero, con unos 1.500 hombres- no se vería afectada, siendo un relevo esencial para las proyecciones de fuerzas hacia el Indo-Pacífico que pretende acentuar.

El cambio principal se centra en que ya no habrá bases militares como tales, ya que a partir de ahora serían "co-gestionadas" con los países socios.

Hay que recordar que Francia fue expulsada de Malí y de Burkina, no es bien vista en la República Centroafricana, su situación en Chad es difícil y con Marruecos y Argelia los embajadores fueron retirados.

En relación con Niger no debería verse afectado por esta reducción el ejército francés. Sin embargo, hay un buen numero de nigerinos que no quieren a Francia en su territorio dado que no han visto resultados en su gestión ni han dado respuestas a las demandas de los africanos, si bien las autoridades de Niamey siguen apoyando la presencia militar francesa allí.

Gran parte de la población rechaza las bases militares francesas porque siempre han contribuido a la protección de los dictadores o al cambio de regímenes, como el caso de Costa de Marfil para Ouattara y la Base en Chad  para el hijo de Deby, o el caso de Senegal.

Para muchos africanos la visita de Macron a África es un fiasco. África y los africanos ya no quieren palabras vacías, sino acciones concretas.

África ya no quiere el neocolonialismo, el paternalismo y la condescendencia de Francia. África quiere el fin de Francafrique. Los pueblos africanos quieren una soberanía real y no una fachada. En todo esto, Francia ya no tiene su lugar.

Y se ha llegado a esta situación después de años de intervención francesa sin los resultados esperados y acompañados de las campañas de desinformación y manipulación rusas.

Y mientras se produce esta retirada y reorganización del ejército francés en África los países que deja son ocupados por Rusia que a través de Wagner son los verdaderos destructores de África y que están ahí para recoger los países como fruta madura: se posicionan en Mali, RCA, Sudán, Burkina, creando un efecto dominó donde, como ha quedado demostrado documentalmente, destruyen, roban, y matan violentamente.

Pero Francia debe continuar en África porque Francia tiene intereses que preservar. Son principalmente geoestratégicos. África está a tiro de piedra de Europa, y ver la inseguridad avanzar en su puerta es una amenaza; al igual que la creciente presencia del adversario ruso en el continente. Para Francia, mantener un pie en la seguridad es una forma de mantener a raya a Rusia, en un contexto internacional marcado por fuertes tensiones con Moscú.

Igualmente, Francia debe también preservar sus intereses económicos.  Sabemos, por ejemplo, que el peso económico del uranio extraído por Francia en Níger es colosal. En términos más generales, Francia busca proteger los intereses económicos que siempre había dado por sentados, pero que ahora están sujetos a una mayor competencia de grandes potencias como China o India. Se trata de mantenerse competitivo y para ello hay que seguir ahí.

Si hay alguna lección que hay que tener en cuenta es la necesidad de tener en cuenta a todos los actores implicados en la zona, la protección y la percepción de la población civil y las realidades locales, una lección que hasta ahora no parece haberse tenido en cuenta.

La estrategia en el Sahel pasaría por lo que se ha denominado la estrategia de las 3 “des”: Defensa, Diplomacia y Desarrollo. Si bien Francia en el ámbito de Defensa ha centrado todas sus capacidades, ha fallado en el ámbito de la Diplomacia y del Desarrollo.

Francia ha entendido que es necesario cambiar el modelo de estrategia en el Sahel y que debe quedarse allí porque la violencia que existe supone una grave amenaza a la seguridad, por los vínculos que existen con Francia y los intereses en la zona, y por la recién llegada de Rusia y Turquía.

Es por ello por lo que nos encontramos ante el fin de un ciclo que se debe gestionar con una nueva estrategia que conlleve un modelo de intervención en el que, partiendo de las lecciones aprendidas, se trabaje de forma eficaz en el Sahel, empezando por reconstruir a los Estados en todos sus ámbitos y no solo en el militar, y dedicando una especial a la población civil y a la actuación en el ámbito local, ya que de lo contrario se volverán a cometer los mismos errores.