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China pone el ojo en el Caribe: el caso de Antigua y Barbuda

Después del asentamiento chino en una gran parte de África y su empuje inversor en América Central, Pekín apunta ahora al Caribe.

Oscar Ruiz -Escudo Digital.

Experto en migraciones y analista internacional.

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Bandera de Antigua y Barbuda.
Bandera de Antigua y Barbuda.

Dentro del juego de rivalidades geopolíticas que se desarrolla alrededor del mundo,  en el Caribe, la isla de Antigua se ha convertido en un punto focal inesperado de la creciente rivalidad entre Estados Unidos y China.

Esta nueva situación en el Caribe confirma la tendencia estratégica de China para aumentar su influencia en regiones que han sido tradicionalmente dominadas por Washington, lo que está generando una preocupación importante sobre las implicaciones para la estabilidad regional y también la seguridad nacional de EE.UU. y, por lo tanto, de Occidente.

La investigación de la revista norteamericana Newsweek arroja datos sobre la  transformación de la isla de Antigua en lo que algunos críticos llaman el "patio delantero" de China, y que comenzando de manera inocua con inversiones típicas, pero escalando hasta convertirse en una zona económica especial gestionada por China. Esta zona, que abarca más de mil acres, incluyendo una reserva marina prístina, tendrá sus propias aduanas, formalidades de inmigración e incluso la capacidad de emitir pasaportes. Albergará una variedad de empresas que van desde logística y criptomonedas hasta sectores más sensibles como virología y cirugía facial.

El compromiso adquirido de China en Antigua es parte de su más amplia Iniciativa Belt and Road Iniciative (BRI) o Iniciativa de la Franja y la Ruta en español de la que la isla es miembro, a través de la cual ha extendido su influencia global, ofreciendo préstamos para proyectos de infraestructura. En el Caribe, esta estrategia ha permitido a China incrustarse profundamente en el tejido económico de pequeñas naciones insulares, proporcionándoles infraestructura crítica mientras las vincula a la esfera de Beijing a través de la diplomacia de deuda.

La escala de la inversión china en la isla de Antigua se puede calificar como notable, e incluye la construcción del segundo puerto comercial más grande y una nueva y enorme embajada, apodada "La Fortaleza" por los locales debido a su tamaño imponente y medidas de seguridad estrictas. Obviamente estos proyectos no son solo económicos, sino que tienen un doble propósito, permitiendo a China mantener una presencia estratégica muy cerca de las costas de Estados Unidos.

De acuerdo con el informe, la respuesta de EE.UU. habría sido cautelosa. El Comando Militar Sur de Estados Unidos (SOUTHCOM) ha expresado su preocupación de que China podría aprovechar sus puertos comerciales para fines militares, una táctica que ya ha utilizado en otras partes del mundo. El posicionamiento estratégico de estas inversiones por parte de China en el Caribe, a menudo referido como la "tercera frontera" de América, podría recordar a la situación (salvando las distancias) de la época de la Guerra Fría con la Unión Soviética, lo que ha provocado cierta inquietud militar y diplomática entre los mandatarios norteamericanos.

El primer ministro de Antigua, Gaston Browne, ha acogido con sumo beneplácito las inversiones chinas, y dejando caer, como quien no quiere la cosa, la falta de apoyo económico de las naciones occidentales. Este sentimiento refleja una tendencia creciente donde muchos países (en África, principalmente), desilusionados con la escasa ayuda occidental, recurren a China para una financiación prácticamente sin condiciones. El gobierno isleño de Browne ha firmado múltiples memorandos de entendimiento con China, que abarcan desde infraestructura hasta el controvertido estudio académico del Pensamiento de Xi Jinping en colegios y universidades del pequeño país caribeño.

Como también está ocurriendo en otros Estados en la misma situación que Antigua y Barbuda, los más críticos dentro de las islas expresan su preocupación de que estos acuerdos pueden llegar a comprometer la soberanía de la isla. Esta dependencia podría ser particularmente preocupante dado el carácter estratégico de las inversiones, que podrían facilitar un cambio en la dinámica de poder regional favorable a China.

Pero lo cierto es que los impactos ambientales y sociales de estos desarrollos no pueden ser en absoluto ignorados. La construcción de la zona económica especial amenaza los ecosistemas locales y ha levantado alarmas entre ambientalistas y ciudadanos por igual. Los enormes cambios que se proyectan en la zona podrían llevar a daños ambientales irreversibles en una región conocida por su belleza natural y biodiversidad.

En definitiva, lo que algunos ven como una oportunidad de desarrollo e inversión en países con una economía empobrecida y abandonada por Occidente, otros muchos ven esta creciente presencia de China en Antigua como ejemplo de una maniobra estratégica para afirmar su influencia en el Caribe, desafiando la dominancia de largo plazo de Estados Unidos en la región.

Este movimiento sería parte de un patrón más amplio de políticas exteriores chinas destinadas a establecer redes globales de influencia económica y política. Para EE.UU., el desafío será reafirmar su presencia y en organizaciones y asociaciones en el Caribe sin escalar más las tensiones. Como ya ha ocurrido en África, especialmente en la región del Sahel, Washington tendrá que cuidar su patio trasero, y la forma en que lo haga será crucial para mantener el equilibrio en una región que poco a poco se está convirtiendo en un frente en la competencia de poderes entre Estados Unidos y China.

Todo esto nos va a llevar una pregunta muy recurrente en los próximos años: ¿de verdad la inversión china en otros países va a significar un cambio de paradigma en esos Estados, e incluso la pérdida de soberanía de los susodichos? ¿Es la inversión anglosajona infinitamente mejor y más seguro para dichos Estados? Solo el tiempo y el seguimiento de la situación de estos países nos dirá si realmente Beijing se propone controlar el mundo y desbancar a EE.UU. como hegemón. 

Otros países caribeños relacionados con China

Varios países caribeños han estado estrechando lazos con China, particularmente a través de inversiones, asistencia en infraestructura y acuerdos diplomáticos. Este movimiento es parte de una estrategia más amplia de China, conocida como la política del "Nuevo Sur", que busca ampliar su influencia en América Latina y el Caribe. Aquí algunos ejemplos destacados:

  • Jamaica: China ha invertido considerablemente en Jamaica, financiando y construyendo infraestructuras críticas como carreteras y edificios gubernamentales. Además, Jamaica es un punto clave dentro de la iniciativa de la Franja y la Ruta debido a su posición estratégica en el Caribe.
  • República Dominicana: En 2018, la República Dominicana estableció relaciones diplomáticas con China, rompiendo sus lazos con Taiwán. Desde entonces, ha recibido significativas inversiones chinas en áreas como la energía y la infraestructura.
  • Trinidad y Tobago: Este país ha colaborado con China en varios proyectos de desarrollo, incluyendo la construcción de hospitales y viviendas. China también ha mostrado interés en la industria energética de Trinidad y Tobago.
  • Granada: Similar a otros países caribeños, Granada ha recibido financiamiento y asistencia técnica de China para el desarrollo de proyectos de infraestructura, incluyendo un importante proyecto de estadio deportivo.
  • Guyana: Con su riqueza en recursos naturales, Guyana ha atraído considerable atención de China. Los proyectos chinos en Guyana incluyen sectores como la minería, la madera y la construcción de infraestructuras.
  • Barbados: En 2020, Barbados anunció su intención de remover a la Reina Isabel como jefa de estado y convertirse en una república, un movimiento visto como parte de un reajuste más amplio de sus relaciones internacionales, incluyendo un fortalecimiento de los lazos con China.

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