China y Taiwán: claves una relación imposible, pero necesaria

Las relaciones políticas y militares entre los regímenes de Pekín y Taipéi congregan gran preocupación en la Comunidad Internacional.

Pedro Fernaud

Periodista

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Relaciones políticas y militares entre los regímenes de Pekín y Taipéi.
Relaciones políticas y militares entre los regímenes de Pekín y Taipéi.

Dos maneras antagónicas de interpretar cómo configurar la estructura política, económica, social y cultural. Así es cómo se gestó la escisión de China en 1949, cuando se fundó la República Popular de China, después de que la facción comunista del gigante oriental se impusiera en el conflicto bélico civil que mantuvo con el el gobierno nacionalista del Kuomintang, cuyos representantes se refugiaron en la Isla Formosa, creando el estado que hoy se conoce como Taiwán.

74 años después, las relaciones entre ambas facciones vuelven a ser más que tensas, debido a la falta de acuerdo respecto a cómo dirimir sus diferencias. La República Popular de China, gobernada por Xi Jinping, anhela la reunificación con el territorio que en su momento se autodenominó la República de China. Por su parte, la mayoría de población taiwanesa, liderada por la presidenta Tsai-ing Wen, opta por la autodeterminación y la independencia como vía para preservar su espectacular desarrollo tecnológico (Taiwán acapara la mitad del mercado mundial de semiconductores), económico y de derechos civiles, que en Taipéi temen quedarían presumiblemente cercenados por una posible reunificación, tal y como ha ocurrido con el fallido proceso de integración china de Hong Kong bajo el lema de "un país, dos sistemas". El acercamiento de Estados Unidos a Taiwán ha sido respondido con una reiterada invasión del espacio aéreo taiwanés por parte de China, que la Comunidad Internacional contempla con aprensión, por el preludio de una posible invasión china de Taiwán. 

El origen de las relaciones conflictivas entre China y Taiwán 

Esas tensas relaciones se remontan a la Guerra Civil China de 1949. Después de que el Partido Comunista de China (PCCh), liderado por Mao Zedong, se impusiera en la guerra y estableciera la República Popular China en el continente, el gobierno nacionalista del Kuomintang (KMT), encabezados por Chiang Kai-chek, se retiró a la isla de Taiwán. Desde entonces, tanto China como Taiwán reclaman ser el legítimo gobierno de toda China.

Puerta principal de la ciudad prohibida, Beijing (China), con la imagen de Mao Zedong.

Puerta principal de la ciudad prohibida, Beijing (China), con la imagen de Mao Zedong.

En 1971, Taiwán pierde su puesto en Naciones Unidas después de que la Asamblea General aprobara una resolución, la 2.758, que otorga la única legítima representación china en el organismo a la República Popular China (Pekín). Ocho años después, en 1979, Estados Unidos suspende sus relaciones diplomáticas con Taiwán y las establece con China. Aun así, Washington se convierte en garante de la seguridad taiwanesa.

China considera a Taiwán como una provincia renegada que debe reunificarse con el continente, y ha mantenido una política de "una sola China", presionando a otros países para que no reconozcan a Taiwán como una entidad política independiente. Además, China ha amenazado con el uso de la fuerza para lograr la reunificación, si es necesario. En esa línea, en 2005 la República Popular China aprueba una ley que contempla el uso de la fuerza en caso de que Taiwán declare formalmente su independencia.

El momento actual de relaciones entre China y Taiwán

Concepción Escobar, Catedrática de Derecho Internacional Público de la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED), aclara que “en el momento actual no hay relaciones diplomáticas entre ambos países por la sencilla razón de que solamente pueden mantener relaciones diplomáticas dos estados independientes. Ni Pekín considera que Taiwán es un estado independiente, ni una parte de los representantes políticos de Taiwán consideran que el gobierno de Pekín es el legítimo representante de China”. 

Hoy día, siete décadas después de la separación entre la República Popular China y la República China, se ha generado una paradoja en Taiwán. Aunque el objetivo inicial de los que alguna vez huyeron a la isla de Formosa para escapar de los comunistas era volver al continente, muchos de sus descendientes ya no se sienten chinos, sino taiwaneses. Una consecuencia de tantos años de desconexión con China. 

No obstante, ese sentimiento nacionalista propio de los taiwaneses no parece que se vaya a respetar por parte de la República Popular China, con amplia experiencia en atentar contra los derechos humanos en su afán por sofocar con contundencia cualquier intento de secesión que pueda existir en las latitudes que considera como parte de su territorio. Por eso gestos como el de la visita en agosto de 2022 de la presidenta de la Cámara de los Representantes de Estados Unidos, Nancy Pelosi, a Taiwán, validando a este país como si fuera un actor político independiente, son una línea roja para el Gobierno liderado por Xi Jinping, que aspira a poder controlar Taiwán en algún momento.

Tapei, capital de Taiwán.
Tapei, capital de Taiwán.

El cargo de Pelosi, perteneciente al Partido Demócrata, pasó en enero de 2023 a manos de Kevin McCarthy, integrante del Partido Republicano de aquel país, que en enero de 2023 desarrolló una reunión bilateral con la actual presidenta de Taiwán, Tsai Ing Wen, en el marco del viaje realizado por esta a Estados Unidos. Durante una rueda de prensa de ambos tras el encuentro, el estadounidense reafirmó que "el apoyo de Estados Unidos a la gente de Taiwán permanecerá firme, inquebrantable y bipartidista".  

Así mismo, en esta reunión ambos líderes hablaron del envió de armas a la isla. "Le prometo, señora presidenta, que enviaremos esas armas", proclamó McCaul, refiriéndose a un lote de artículos de defensa valorados en 17.285 millones de euros que Washington acordó vender a la isla el pasado diciembre. El congresista señaló también que "mostrar debilidad invita a la agresión y al conflicto", mientras que "mostrar fuerza disuade y promueve la paz".

Por su parte, la presidenta taiwanesa afirmó que esta reunión supuso comprobar que los taiwaneses "no están aislados ni solos", y aprovechó el encuentro para recordar a los congresistas estadounidenses "el compromiso de Taiwán de mantener y defender un 'status quo' pacífico para que la gente de Taiwán continúe viviendo en una sociedad libre y abierta". Estos movimientos fueron muy mal vistos por el ejecutivo chino. Tanto es así que el ministro de Exteriores chino, Qin Gang, condenó rápidamente la reunión y aseguró que era "una seria violación del principio de una sola China. Viola la soberanía de China y su integridad territorial, y manda una atroz señal equivocada a las fuerzas separatistas del Taiwán independiente'"

La capacidad militar de China se ubica en el tercer puesto en el ranking mundial mientras que la taiwanesa está bastante por debajo, en el puesto 23.

El caso es que, durante las últimas décadas, Taiwán se ha desarrollado como una democracia autónoma, con su propio gobierno, constitución y fuerzas armadas. Se considera a sí misma como un estado soberano, denominado oficialmente "República de China", pero tiene un reconocimiento diplomático muy limitado (en la actualidad, sólo 14 países la reconocen como un estado independiente) debido a la presión de China. Las tensiones entre ambos países se han prolongado durante decenios, aunque han existido períodos de mayor estabilidad y diálogo. 

Sin embargo, el momento actual es crecientemente tenso. Sirva como botón de muestra que el pasado 10 de abril de 2023, El Comando de la Fuerza Aérea de Taiwán denunció que 70 aviones de combate y once buques del Ejército de China se aproximaron a su espacio aéreo y marítimo. En concreto, 35 de los cazas chinos habrían ingresado a la zona de identificación de defensa aérea al suroeste de Taiwán, según detalló el Ministerio de Defensa del régimen de Taipéi en un mensaje en la red social Twitter.  

¿Qué posibilidades hay de que China invada militarmente a Taiwán? 

Concepción Escobar considera que hablar de esta posibilidad es “hacer un poco de ciencia ficción en el sentido de que es muy difícil saberlo. Es cierto que en el último año se han detectado varios ejercicios militares desarrollados por China en las proximidades de Taiwán. Hasta el punto de que ha habido vuelos de acciones militares chinos sobre el espacio aéreo de Taiwán. Me puedo equivocar, pero creo que si China hubiese querido invadir Taiwán ya lo habría hecho, porque tiene un potencial militar evidentemente mayor y porque China es miembro permanente del Consejo de Seguridad de la ONU y tiene una posición muy fuerte”. De todos modos, matiza la catedrática de Derecho Internacional Público, “si China invadiera Taiwán sería en una situación extrema, cuando hubiese fracasado completamente el planteamiento de la reunificación”.

En ese sentido, esta experta abunda en que el gran problema del régimen de Pekín es que “la teoría de una sola China sigue siendo la teoría oficial en Naciones Unidas. Pero esa teoría de una sola China que era compartida por Taiwán (y que fue plasmada en el famoso compromiso entre ambos países de 1992 de ´Una sola China´), ha ido declinando en buena parte del pueblo taiwanés en los últimos tiempos. Hasta el punto de que existe una creciente apuesta taiwanesa por ejercitar el derecho de autodeterminación y declararse estado independiente”

¿Qué otras opciones maneja el régimen de Pekín?

La baza más importante es un enfoque diplomático: China ha empleado su influencia y poder económico para presionar a otros países a no reconocer a Taiwán como un estado independiente, y ha coaccionado a los países que mantienen lazos diplomáticos con la isla para que los rompan y establezcan relaciones con China en su lugar.

En esa línea, la propuesta china se centra en articular la reunificación a través de la fórmula "Un país, dos sistemas", que ya se utiliza en Hong Kong y Macao. Bajo esta fórmula, Taiwán mantendría cierta autonomía en asuntos internos, mientras que China ejercería el control en asuntos exteriores y defensa. Sin embargo, esta propuesta ha sido rechazada por el gobierno y la población de Taiwán, como demuestra el hecho de que la presidenta taiwanesa, Tsai-ing wen, que propone un modelo de país en el que Taiwan funcione como entidad política independiente, ganara las últimas elecciones, celebradas en 2020, con un margen de ventaja del 20% de los votos sobre sus adversarios del Kuomintang (las próximas elecciones presidenciales en Taiwán, por cierto, serán en enero de 2024). El caso es que la mayoría del pueblo taiwanés considera que el modelo aplicado en Hong Kong ha erosionado las libertades y derechos del territorio. “Esa fallida experiencia, en términos de autonomía política y libertad de expresión, con Hong Kong está teniendo influencia en las reticencias del pueblo taiwanés a una posible unificación. No obstante, es verdad que la situación de Hong Kong y de Taiwán no es la misma. Hong Kong era una antigua colonia y Taiwán era parte del territorio soberano de China. Lo que sí es cierto que, a partir del compromiso de 1992, de unificar Taiwán y China en un único estado, y a partir de la puesta en marcha del diálogo sobre la reunificación, el Gobierno de Pekín ha puesto sobre la mesa la idea de la reunificación, aunque reconociendo la idea de cierta autonomía para Taiwán. Como ese mismo argumento ya se empleó en su día para Hong Kong e incluso se recogió en el Tratado para la Soberanía de Devolución de Hong Kong a China, es lógico que los políticos y la población taiwanesa no tengan demasiada confianza en que eso se vaya a respetar, sobre todo teniendo en cuenta lo que está sucediendo en Hong Kong en los últimos dos años”, destaca Concepción Escobar.

Fundamentos de la comparativa entre el ejército de China y Taiwán

La plataforma Global Firepower, que analiza la información pública de los ejércitos, ha detallado en su último informe de 2023 que la capacidad militar de China se ubica en el tercer puesto en el ranking mundial mientras que la taiwanesa está bastante por debajo, en el puesto 23. No en vano, China emplea 230.000 millones de dólares anuales (el segundo presupuesto de defensa más alto del mundo) en su política de defensa, mientras que Taiwán gasta 18.300 millones de dólares en su ejército. Esta distancia queda también de relieve tanto en los recursos terrestres como en los marítimos y aéreos. Un ejemplo de ello es el personal activo con el que cuenta el régimen de Xi Jinping, que ronda los dos millones de oficiales, mientras que el de Taiwán consta de tan sólo 170.000 efectivos. Un último dato que pone de relieve la sideral distancia de recursos que existe entre ambos ejércitos: en el ámbito naval, Pekín tiene en su poder 730 buques de guerra, dos portaaviones que le permiten lanzar ataques aéreos, 78 submarinos y 50 destructores, mientras que el régimen de Taipei está muy por detrás con cuatro destructores y submarinos.

Factores con los que juega Taiwán para repeler una posible invasión

En diciembre de 2022, Taiwán anunció oficialmente que extendería el servicio militar obligatorio que realizan sus jóvenes de los cuatro meses actuales a un año entero. La presidenta señaló en una conferencia de prensa que ese cambio se producirá a partir del 2024.

La decisión de ampliar el servicio militar goza de gran popularidad en Taiwán, con un 68% de los encuestados a favor, según una encuesta de TVBS, una de las principales emisoras de Taipéi. Junto a este factor, también hay que considerar que la compleja orografía de Taiwán jugaría como elemento disuasorio de una posible invasión naval china, ya que apenas cuenta con playas que posibilitarían un desembarco chino, por no hablar que la isla de Taiwán se encuentra separada del territorio continental chino por el estrecho de Taiwán, lo que dificulta una invasión terrestre directa.

Además, Taiwán ha forjado alianzas y relaciones de cooperación con países extranjeros, especialmente con los Estados Unidos y Japón. Estas alianzas podrían concretarse, probablemente, en apoyo político, diplomático y de seguridad a Taiwán en caso de conflicto. Otro dato relevante es que Taiwán ha invertido en la modernización y mejora de sus fuerzas armadas, adquiriendo armamento avanzado y desarrollando su propia tecnología de defensa. También cuenta con una fuerte conciencia de su pueblo respecto a la identidad nacional y la autodeterminación, lo que podría traducirse en una mayor disposición de sus ciudadanos a defender su territorio y resistir una posible invasión. 

Taiwán: fabricante de más de la mitad de la producción mundial de semiconductores

Taiwán se ha convertido en una potencia mundial en la confección de semiconductores (materiales que tienen propiedades eléctricas intermedias entre los conductores, como los metales, y los aislantes, como el vidrio o la madera. Son fundamentales para la fabricación de dispositivos electrónicos, como los transistores y los circuitos integrados). Los semiconductores han revolucionado la tecnología, permitiendo la creación de dispositivos más pequeños, rápidos y eficientes, como ordenadores, teléfonos móviles, televisores y muchos otros dispositivos electrónicos de uso cotidiano.

Los factores que explican ese liderazgo taiwanés en un sector tan estratégico para el desarrollo tecnológico y económico mundial tienen que ver con una fuerte inversión gubernamental en investigación y desarrollo, fomentando la colaboración entre el gobierno, las universidades y las empresas. También ha favorecido este desarrollo un capital humano altamente capacitado, fruto de la predilección de las universidades taiwanesas por las ingenierías y las ciencias de alta calidad. Así mismo, Taiwán ha tejido un ecosistema industrial sólido, que queda de relieve en empresas como TSMC (Taiwan Semiconductor Manufacturing Company) y UMC (United Microelectronics Corporation), compañías líderes mundiales en la producción de chips.

Así mismo, Taiwán se ha erigido en un referente de los derechos humanos en Asia. Como prueba, el gobierno el gobierno taiwanés ha impulsado su primer Plan Nacional de Derechos Humanos (2022-2024), vertebrado con metas en ocho áreas prioritarias, entre ellas los derechos humanos digitales, la igualdad y la no discriminación, como informa Amnistía Internacional en su informe sobre ese estado asiático. En el capítulo informativo, Taiwán, una joven democracia, ocupa el puesto 38 en la clasificación de libertad de prensa de Reporteros sin Fronteras, con un estándar más amplio de libertad de expresión que los países de la zona, empezando por la propia China, que mantiene un intenso sistema de censura en Internet y bloquea miles de sitios web y servicios de redes sociales, como denuncia Amnistía Internacional. 

Salidas diplomáticas y políticas para resolver este conflicto 

En esa encrucijada, la variable económica juega un papel central. Como expresa en Escudo Digital Dolores Rubio García, Profesora de Relaciones Internacionales de la UCM (Universidad Complutense de Madrid), “Taiwán representa las principales rutas marítimas del mundo. Casi el 80% de la carga internacional, que cuenta para China, Japón o Corea, pasa por allí. Mientras Pekín se encuentra bloqueado en su proyección marítima hacia el Pacífico y el Atlántico, por Taipéi circulan las materias primas desde China, en particular la energía, que transita cerca del Estrecho de Taiwán”.

Ese elemento podría jugar como elemento de cohesión de la zona. Aunque nada está garantizado. Según Rubio, “la idea de independencia (de Taiwán) ha evolucionado. Habida cuenta de que Taiwán es un Estado soberano de facto, rechaza, al principio, una declaración de esa naturaleza, que hubiera provocado un conflicto entre Pekín y Taipéi. En la actualidad, mientras Washington distingue a Taiwán de la República de China, y aboga por que participe en los trabajos de algunas agencias de la ONU, Pekín presiona para que no se produzca. La resolución 2758 no impide que Taiwán sea representado en organizaciones internacionales, mientras el intento de Pekín de internacionalizar en la ONU el principio de una China única topa con el hecho de que no existe un reconocimiento universal del mismo, pudiendo convertir a esta zona de la Tierra en el próximo epicentro de un potencial conflicto”.

Por su parte, Concepción Escobar, Catedrática en Derecho Internacional de la UNED, considera que “hoy por hoy no hay más salida que la de mantener abierto el diálogo entre China y Taiwán. Sinceramente, no creo que se puedan vislumbrar en este momento una posible salida con la mediación de algunas organizaciones internacionales. O de terceros estados. En este escenario, resulta clave para el régimen de Taipei reflejar que puede tener apoyo político de algunos estados. Esta política era más fácil de concretar con éxito antes de la Guerra de Ucrania. Después que se esté desarrollando ese conflicto bélico, no parece que Estados Unidos vaya a centrar un interés suficientemente fuerte en Taiwán como para permitirle a Taiwán alcanzar la independencia y el reconocimiento internacional. Hoy en día, creo que la principal preocupación internacional de Washington se centra en Ucrania”.