Islandia, tierra que solía ser de pacíficos pescadores (ahora también se encuentra en la vanguardia de la tecnología gracias a la energía hidroeléctrica) se ve, poco a poco, en la encrucijada de la militarización del Ártico. Comprueba además que el cambio climático permite el paso de buques donde antes era imposible.
No ha participado jamás Islandia en ninguna guerra convencional, y solo tuvo un conflicto con el Reino Unido por los derechos de pesca, conocido como las “Guerras del Bacalao”. No hubo muertos y se resolvió con acuerdos diplomáticos.
Con menos de 400.000 habitantes, representa una verdadera anomalía geopolítica: es miembro fundador de la OTAN, pero carece de fuerzas armadas permanentes y, aunque profundamente enraizada en Europa, no forma parte de la Unión Europea (UE).
Y si, han leído bien, Islandia, una isla que se encuentra en un lugar tan estratégico entre Groenlandia, Noruega y Reino Unido, no tiene ejército permanente. Desde que se independizó de Dinamarca en 1944, ha optado por una política pacifista. Su defensa depende (por ahora) de acuerdos con Estados Unidos y la OTAN. Países como Noruega y Dinamarca ofrecen apoyo en caso necesario.
Precisamente porque el Tío Sam considera a Islandia, junto a Groenlandia, fundamental para su seguridad nacional, el pequeño país islandés no se siente amenazado… por el momento.
La base de Keflavik: pilar estratégico en el Atlántico Norte
La base aérea de Keflavik, cerca de Reikiavik, fue vital durante la Guerra Fría. Años después, en el 2014, EE.UU. quería vigilar más de cerca los movimientos soviéticos en el Ártico y reabrieron las operaciones en esta base. Actualmente la usan fuerzas de la OTAN para maniobras y ejercicios militares.
Guardia costera: defensa marítima y aérea
La Guardia costera es la única fuerza armada de la que dispone Islandia. Tiene tres buques, cuatro aeronaves y unos 200 efectivos. Con estos medios vigila las aguas territoriales, controla el espacio aéreo y protege las zonas económicas exclusivas.
Por esta razón, Islandia participa activamente en ejercicios militares con la OTAN, como el Northern Viking y el Northern Challenge. También coopera con países nórdicos como Noruega y Dinamarca. Aunque no tiene ejército, contribuye a la seguridad regional.
A pesar de esta falta de fuerzas armadas, Islandia es un país muy seguro donde:
- Casi no hay crimen.
- La policía va sin armas.
- La sociedad está muy cohesionada.
- Resolución pacífica de conflictos.
- Aislamiento geográfico.
- Buen nivel de vida y poca desigualdad.
El Ártico y el cambio climático: nuevos desafíos
El deshielo del Ártico abre nuevas rutas marítimas que antes no existían (y no preocupaban). Esto ha aumentado el interés estratégico por Islandia. Ante la militarización de la región, el país estudia reforzar su infraestructura militar y participar más activamente en misiones internacionales.
Al contrario de lo que ocurre con Groenlandia, de cuya seguridad se encarga Dinamarca mayormente, en el caso de Islandia es Washington el que “protege” (principalmente) a la isla islandesa. Aunque ya no hay tropas fijas en la base de Keflavik, EE.UU. patrulla regularmente el Atlántico Norte con aviones desde esa base.
Además de Estados Unidos, Reikiavik tiene aliados poderosos que “no permitirían” que la isla fuese atacada de ninguna manera, como es el caso de la OTAN, los Países Nórdicos y la UE. Aunque no es miembro de esta última organización, colabora con ella de manera activa.
Islandia y el futuro de su defensa
El país ha demostrado hasta ahora que no es necesario tener un ejército para ser parte activa de la seguridad internacional (muy en la línea de Suiza). Su inteligente estrategia se basa en alianzas sólidas, defensa puntual y una política exterior realista.
En un mundo cada vez más tenso, sigue apostando por la cooperación para proteger su independencia, es decir, se acerca a los más fuertes para que lo defiendan en caso necesario…