Nuevas tecnologías en la invasión de Ucrania: ¿revolución o evolución militar?

A pesar de la presencia de tecnología de vanguardia, la guerra ucraniana no es tan radicalmente diferente como algunos podrían haber imaginado.

Oscar Ruiz -Escudo Digital.

Experto en migraciones y analista internacional.

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Uso de drones en el campo de batalla.
Uso de drones en el campo de batalla.

En la guerra de Ucrania estamos siendo testigos de la integración de tecnologías avanzadas en el campo de batalla, como drones, inteligencia artificial, misiles hipersónicos, etc. Esta situación ha llevado a algunos expertos a afirmar que estamos en medio de una verdadera "revolución militar", y, sin embargo, al examinar en detalle, esta guerra también muestra elementos familiares que recuerdan conflictos pasados.

A pesar de la presencia de tecnología de vanguardia, la guerra ucraniana no es tan radicalmente diferente como algunos podrían haber imaginado. Las imágenes de soldados avanzando a través de trincheras y campos minados evocan la Primera y la Segunda Guerra Mundial, donde la artillería convencional desempeñaba un papel fundamental, y las imágenes de fábricas produciendo municiones en masa podrían trasladarse a épocas remotas.

La revista Foreign Affairs en su número de este mes, ha documentado y comparado algunos aspectos del conflicto entre Rusia y Ucrania con otros de la Primera y Segunda Guerra Mundial, dejando algunas cuestiones en el aire después de comparar estos datos: ¿Es realmente diferente esta guerra a las que se produjeron hace 75 0 100 años? ¿Los medios tecnológicos están marcando una verdadera diferencia? ¿Nos encontramos ante una verdadera revolución militar, o solo es una evolución natural?

Y es que, a pesar de las nuevas herramientas, los resultados en gran medida no son tan nuevos y revolucionarios. Los ejércitos se adaptan a las amenazas, y en Ucrania ambas partes han adoptado contramedidas que han reducido y compensado significativamente los efectos de las nuevas armas y equipos. Podríamos aseverar entonces que esta guerra se asemeja más a conflictos pasados que a una transformación radical y futurista de los conflictos armados.

Para evaluar el impacto real de las nuevas armas en Ucrania, Foreign Affairs examina las bajas que han causado estos nuevos recursos, y aunque muchos medios argumentan que la combinación de drones y armas de precisión han hecho que el campo de batalla sea más letal, las pérdidas reales no son significativamente diferentes de guerras anteriores. Las tasas de pérdida de tanques, por ejemplo, han sido altas, pero no  difiere mucho de la supervivencia de este tipo de vehículos en las  dos Grandes Guerras, en las que las tasas de pérdida de tanques fueron igualmente altas, pero esto no condujo ni mucho menos a la obsolescencia de los carros de combate.

Lo mismo ocurre con las pérdidas de aeronaves. Aunque se han derribado muchas aeronaves en Ucrania, esto tampoco fue inusual en comparación con guerras anteriores. Aquí también la adaptación y las contramedidas son factores importantes, y da buena cuenta que la tecnología por sí sola no garantiza resultados revolucionarios. Estas contramedidas tecnológicas han desempeñado un papel importante en Ucrania y se han visto múltiples ciclos de adaptación y contramedida según las circunstancias. Esto incluye la evolución de drones y misiles antiaéreos.

El uso masivo de la artillería por su parte ha sido una causa muy importante de bajas en Ucrania, y se ha hablado mucho sobre la combinación de drones y sistemas de reconocimiento para dirigir el fuego de manera precisa.

Los datos de los que disponemos en este caso serian que Rusia sufrió hasta 146.820 bajas en el primer año de la invasión (según la cifra del Ministerio de Defensa de Ucrania), y que Ucrania disparó  alrededor de 1.65 millones de proyectiles de artillería en el primer año (según la estimación de la Institución Brookings), entonces los drones y la combinación de artillería guiada y no guiada en el ejército ucraniano infligieron, en promedio, alrededor de ocho bajas rusas por cada cien proyectiles disparados en el primer año de la invasión.

Sin embargo, la artillería convencional también ha desempeñó un papel importante en las guerras antiguas. El historiador Trevor Dupuy estimó que en la Segunda Guerra Mundial alrededor del 50% de las bajas fueron causadas por la artillería, lo que significa que en promedio, infligió alrededor de tres bajas por cada cien proyectiles disparados. En la Primera Guerra Mundial, la cifra fue de aproximadamente dos soldados heridos o muertos por cada cien proyectiles disparados y aunque, como podemos observar con estos datos, las tasas de bajas por proyectil han aumentado desde la Primera Guerra Mundial, esto ha sido un proceso gradual y lineal.

Existen otras cuestiones aparte de las puramente armamentísticas y es que cuando hablamos de conquistar y mantener terreno “enemigo”, algunos argumentan que la nueva tecnología ha hecho que la maniobra ofensiva sea demasiado costosa y que con estos nuevos avances ha llegado una era de predominio defensivo en el que tomar terreno sería mucho más complicado que defenderlo. Sin embargo, la realidad es mucho más compleja. En el caso de la guerra de Ucrania, se han podido ver una mezcla de éxitos ofensivos y estancamientos defensivos. Por ejemplo, la ofensiva rusa a Bakhmut fue un éxito… después de diez meses de sangrientos combates y ¡más de 60.000 bajas rusas! Las ofensivas han tenido algunos éxitos en ganar o recuperar terreno ucraniano, pero a menudo a un alto costo personal y material.

Existe una explicación detrás de estos resultados no definitivos en el campo de batalla ucraniano, y es que las tecnologías por sí solas no son determinantes en la guerra. Cómo los ejércitos utilizan su tecnología y se adaptan al equipo enemigo es igualmente importante. Desde hace más de un siglo, las tácticas que reducen la exposición al fuego enemigo han sido cruciales, y hoy en día la dispersión, la cobertura y el ocultamiento son estrategias clave y definitivas para reducir las bajas, a pesar de la artillería inteligente, los drones, la inteligencia artificial y los medios de posicionamiento geoespacial.

Podría afirmarse entonces que la guerra en Ucrania no ha producido una revolución militar como se esperaba (obviando el caso de la revolucionaria utilización de drones tanto militares como civiles-adaptados en esta guerra). Las nuevas tecnologías son importantes, pero las adaptaciones operativas y tácticas son igualmente cruciales. La historia muestra que las guerras pasadas también han tenido resultados variados, y la tecnología por sí sola no garantiza el éxito en el campo de batalla. En lugar de buscar una transformación radical en la estrategia militar, es más realista esperar adaptaciones incrementales en el futuro. La guerra de Ucrania no es una revolución militar, es una evolución.