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Científicos advierten que el fin del mundo está cerca

Expertos miden la posibilidad de un colapso global a causa de las guerras, la escalada nuclear, los avances tecnológicos y biológicos desregulados y la crisis ambiental.

Anahí Di Santo.

Periodista.

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Los científicos utilizan el reloj para simbolizar la cercanía a la autodestrucción del planeta debido a las conductas humanas.
Los científicos utilizan el reloj para simbolizar la cercanía a la autodestrucción del planeta debido a las conductas humanas.

En 1947 un grupo de científicos de la Universidad de Chicago, EE.UU., creó el ‘Reloj del Apocalipsis’, también llamado ‘Reloj del Juicio Final’, un símbolo para recordar al mundo el riesgo que implican las armas nucleares, en el contexto de la posguerra y una posible escalada atómica. Tiempo después, en 2007, los expertos agregaron otras amenazas como el cambio climático y las nuevas tecnologías.

Para graficar la cercanía de un posible evento catastrófico, han tomado la medianoche como el punto final menos deseado, emulando una cuenta regresiva hasta cero. Y en 2024, se ha mantenido un preocupante record alcanzado el año pasado: estamos a ‘90 segundos’ de que la humanidad provoque su autodestrucción, lo más cerca que se han situado las manecillas desde que comenzó a medirse este riesgo. Esto “refleja el estado continuo de peligro sin precedentes que enfrenta el mundo”, señalan los científicos en su último informe.

El reloj se ha acercado a cero recientemente por la invasión rusa a Ucrania, la guerra en Gaza entre Israel y Hamas y el deterioro de los acuerdos de reducción de armas nucleares. También tiene cada vez más influencia la crisis climática y la designación oficial de 2023 como el año más caluroso jamás registrado. Y, por último, la tecnología: con la sofisticación de la ingeniería genética y el acelerado avance de la inteligencia artificial generativa, “que podría magnificar la desinformación y corromper el entorno informativo global, haciendo más difícil resolver los desafíos existenciales más grandes”, apuntan desde el Boletín de la Junta de Ciencia y Seguridad de Científicos Atómicos (SASB), la agrupación de expertos que administra el reloj e incluye a nueve premios Nobel.

“Tendencias siniestras continúan apuntando al mundo hacia una catástrofe global. Pero se puede hacer que el mundo sea más seguro. El Reloj puede alejarse de la medianoche”, señalan en la declaración de 2024.

Como referencia para comprender la gravedad de este momento, recordemos que en ese primer informe del año ’47, el reloj estuvo a siete minutos de la medianoche. En 1953, se acercó a dos minutos a causa de las pruebas realizadas con armamento nuclear y con la bomba H. Y lo más lejos que los científicos han situado las manecillas fue en 1991, a 17 minutos del cero, cuando se produjo el final de la Guerra Fría entre EE.UU. y la URSS.

 

La amenaza nuclear

El riesgo de una escalada atómica se basa, no solo en el conflicto bélico activo pero estancado en Ucrania, sino también en la decisión del presidente ruso Vladimir Putin de retirarse del Tratado de Reducción de Armas Estratégicas, conocido como Nuevo START, firmado entre ese país y Estados Unidos, que limitaba la cantidad de ojivas nucleares estratégicas que ambas naciones pueden desplegar y otorgaba a cada uno el poder de inspeccionar al otro.

Según declaraciones de Putin al tomar esa decisión, en febrero de 2023, Rusia no iniciaría pruebas nucleares primero, pero advirtió que si “Estados Unidos realiza pruebas, nosotros también las haremos”, indicó la BBC.

Luego, trasladó armas nucleares a Bielorrusia, y más tarde trascendió que Moscú consideraba el lanzamiento de ataques nucleares limitados en Europa occidental como forma de llevar la guerra en Ucrania a una conclusión favorable. “Rusia ha llevado la guerra también a los reactores nucleares de Chernobil y Zaporizhzhia, violando los protocolos nucleares, con el riesgo de fugas de materiales radiactivos”, apunta el informe.

A esto se suman los siderales presupuestos que las tres mayores potencias nucleares están destinando a estas armas: China, Rusia y Estados Unidos “amenazan con desencadenar una carrera armamentista nuclear a tres bandas a medida que la arquitectura de control de armamentos del mundo colapsa”, continúa el informe, “lo que aumenta el peligro siempre presente de una guerra nuclear por error o error de cálculo”.

A la par, Irán continúa enriqueciendo uranio hasta el 83,7 % de pureza, nivel muy próximo al necesario para la fabricación de armas nucleares, señaló France24 en marzo pasado. Corea del Norte construye sus armas nucleares y misiles de largo alcance, mientras que Pakistán e India siguen su expansión nuclear.

Por último, la guerra en Gaza entre Israel y Hamas tiene el potencial de escalar hasta convertirse en un conflicto más amplio en Medio Oriente que podría plantear amenazas impredecibles, a nivel regional y global.

 

Los riesgos subestimados

Mientras algunos líderes niegan el cambio climático, otros realizan esfuerzos “tremendamente insuficientes” para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, dicen los científicos de SASB. En 2023, la Tierra experimentó el año más caluroso jamás registrado, enormes inundaciones, incendios forestales y otros desastres relacionados con el clima afectaron a millones de personas en todo el mundo. También las temperaturas de la superficie del mar subieron como nunca antes y la Antártida vio reducida su superficie de hielo a la más baja que los satélites pudieron observar. “Para detener un mayor calentamiento, el mundo debe alcanzar cero emisiones netas de dióxido de carbono, enfatizaron.

El mayor peligro, la combinación de amenazas

La inteligencia artificial generativa ha demostrado un crecimiento sin precedentes en muy corto plazo. Distintos colectivos de expertos y tecnólogos advierten desde hace meses sobre la necesidad de una gobernanza global, y una de las grandes preocupaciones que señalan los científicos en el Boletín de SASB es la desinformación y la amenaza que esto puede significar para los sistemas democráticos, a la vez que puede impedir que el mundo afronte eficazmente los riesgos nucleares, las pandemias y el cambio climático.

Pero hay un peligro aún mayor: la unión de estas amenazas. Los usos militares de la IA son una realidad, aplicados a la inteligencia, la vigilancia, el reconocimiento, la simulación, etc. Y despiertan una especial alarma los sistemas autónomos para manipular armas, que identifican y destruyen objetivos sin intervención humana. En especial las nucleares, que “podrían de hecho representar una amenaza existencial directa para la humanidad”, señalan los científicos.

Y aunque hay iniciativas en curso para regular el alcance, usos y control de la IA, los expertos del Boletín consideran que “estos son sólo pequeños pasos, y se debe hacer mucho más para instituir reglas y normas efectivas”.

La otra combinación peligrosa sobre la que advierte la publicación 2024 es la convergencia de herramientas de inteligencia artificial y tecnologías biológicas, que puede empoderar radicalmente a los individuos para hacer un mal uso de la biología y la ingeniería genética. Concretamente, la preocupación reside en que individuos que de otro modo carecerían de conocimientos suficientes, puedan identificar, adquirir y desplegar agentes biológicos que dañarían a un gran número de humanos, animales, plantas y otros elementos del medio ambiente.

“Estas amenazas, singularmente y a medida que interactúan, son de tal carácter y magnitud que ninguna nación o líder puede controlarlas. Como primer paso, y a pesar de sus profundos desacuerdos, tres de las principales potencias del mundo (Estados Unidos, China y Rusia) deberían iniciar un diálogo serio sobre cada una de las amenazas globales aquí descritas. En los niveles más altos, estos tres países deben asumir la responsabilidad del peligro existencial que enfrenta el mundo ahora”, concluyen los científicos de SASB, “con claridad y valentía y sin demora”.