Cuando la Inteligencia Artificial deja de ser una herramienta y se convierte en la jefa

Hasta los empleados de cuello blanco con sueldos con seis ceros están viendo cómo sus puestos de trabajo corren peligro.

Guardar

La ia decide sobre las personas.
La ia decide sobre las personas.

Diez de la mañana, mediados de junio, un sol de justicia cae sobre una localidad situada al norte de Madrid. Un hombre de media melena, moreno, sudado, con aspecto de esquizofrénico chilla a un interlocutor desconocido. Parece que habla con un fantasma, no lo es… No es un fantasma, es mucho peor, un algoritmo. Nuestro hombre tiene que cumplir unos determinados objetivos, en un tiempo determinado. No hay excusas, no se puede hablar con una máquina. Y se desahoga porque va a estallar. Y el día no ha empezado bien. Ha habido un atasco provocado por un accidente en la carretera. No hay porteros en la comunidad de vecinos. La urbanización tiene varias entradas y nadie le abre. Solo lleva dos horas trabajando y se ha perdido por los vericuetos de unas calles de números inexistentes. Si tuviera una escopeta, el pelo más corto, y llevara gafas estaríamos ante un revival de Un día de Furia, pero nuestro protagonista no es Michael Douglas, más bien parece el hombre lobo que se ha despertado antes de tiempo. Y está a punto de morder. O de hacer pis detrás de un árbol, como todas las mañanas. Hay que ahorrar tiempo si no quiere ser despedido.

Al final ha tenido que dejar los paquetes tirados frente a un buzón. Ha conseguido que alguien se apiadara y le abriera la puerta. Una vecina le recrimina que cualquiera puede robarlos. Él le dirige una mirada asesina. No tiene otra opción. Puede que le sancionen si algo se pierde, pero si no cumple sus objetivos diarios a tiempo, la empresa donde trabaja, una subcontrata de la empresa más importante de venta a distancia, está acabado.

¿Es posible una sociedad en la que las máquinas nos contraten, nos den órdenes y nos despidan sin piedad? La respuesta a esta pregunta es sí, y la tiene cualquier subcontratado por las empresas que han decidido eludir la ley Rider, como Amazon.

Recientemente el Ministerio de Trabajo lanzaba un documento en el que daba las pautas sobre cómo las empresas deben informar del modo en el que afecta la programación del algoritmo a sus trabajadores. Pero como norma general, no existe la obligación de negociar el algoritmo con la representación legal e la plantilla. Se han comparado los nuevos tiempos con “Un Mundo feliz” de Aldoux Huxley, pero ahora, tal y como están las cosas, todos llevamos camino de convertirnos en epsilones.

La IA se vende como la gran panacea que liberará a los seres humanos de hacer tareas más ingratas, pero la pregunta es cómo se van a articular la sociedad para cubrir las necesidades de las personas a las que escupa el sistema. Porque habrá robots camareros, robots peluqueros, y aunque harán falta más ingenieros especializados en robótica, las máquinas acabarán diseñando otras máquinas. Con el teletrabajo, estamos acostumbrándonos a perder el componente emocional en las interrelaciones personales. Y ya no nos extraña que, en Decathlon, por poner un ejemplo, hayan desaparecido los cajeros. Poco a poco nos vamos a acostumbrando a que la máquina sustituya al hombre sin que hayan creado los mecanismos sociales y económicos para sustentar el nuevo tipo de sociedad que se avecina de una forma sostenible y solidaria, sin prescindir de la libertad. 

La IA no solo se usa para sustituir a mileuristas, también a empleados con sueldos anuales de seis ceros 

Los seres humanos tenemos necesidad de hablar, sonreír y poner mala cara, llegado el momento, a nuestros semejantes. De ahí el empeño de los ingenieros en robótica japoneses en dotar de aspecto más humano a los robots mediante la creación de piel viva con células humanas.  ¿Si las máquinas lo hacen todo? ¿Qué podrán hacer los negados para la programación, la informática, la biotecnología, la medicina, el diseño gráfico de videojuegos u otras profesiones en auge?  Los más agoreros los ven trabajando en Amazon, en el sector de la logística, donde, curiosamente, los criterios para agrupar al personal van en contra de la teoría de la liberación de los trabajos más repetitivos o pesados de hacer. Se valora mucho la fortaleza. ¿Estaremos volviendo a los tiempos de la construcción de las pirámides?

Pero la Inteligencia Artificial no solo se usa para sustituir a mileuristas, también a empleados con sueldos anuales de siete ceros que ya no pueden vestir en Savile Row. Ejecutivos de importantes consultoras ha confesado a este medio sotovocce que los headhunters no pasan por sus mejores momentos.  La Inteligencia Artificial puede dejar de ser una herramienta para convertirse en “la jefa”.

Tenemos el ejemplo de Shakers, una plataforma online denominada R8 que mediante algoritmos pone en contacto a empleados que quieren ser freelance con empresas. 

R8 asegura el talento seleccionado de manera que las empresas optimizan muchos pasos en la contratación y el on-boarding. No todo en la IA está diseñado para ahorrar costos en personal, también puede ser utilizada para proteger a los trabajadores.

Héctor Mata, Ceo de Shakers
Héctor Mata

Héctor Mata, CEO y fundador de Skechers nos asegura que su plataforma es el mejor remedio para aquellos freelance cansados de escuchar ofertas irrisorias que rozan lo ilegal por parte de empresas que quieren aprovecharse de la crisis: “Nos cercioramos de que ninguno de los autónomos perciba menos de 2.000 euros por el trabajo mensual”. No está nada mal si tenemos en cuenta que en el 2020 el 19.36% de los trabajadores españoles cobraba una remuneración inferior a 950 euros, el Salario Mínimo Interprofesional (SMI), según datos del Instituto Nacional de Estadística.

La plataforma es muy intuitiva y fácil de usar, y además no tiene sesgos ni de edad ni de sexo, es profundamente imparcial y justa, según nos dice Mata. Los algoritmos en estos casos no tienen prejuicios sobre el físico ni el nombre de un empleado o empleada que tenga la desgracia de ser tocaya de un ex del contratador, por poner un ejemplo. Y no solo participa en el proceso de selección para la contratación. Si se contrata el servicio de onboarding, un acompañamiento cuyas tarifas varían en función del proyecto y su duración, se supervisa con altísimo grado de eficacia en el desempeño. Se mide la eficiencia y supervisa las relaciones humanas en el proyecto, como nos cuenta Héctor Mata, “mediante N.P.L , el procesamiento de lenguaje natural, interpreta en un momento cuando se está produciendo un conflicto, y ayuda a resolverlo notificándolo. No se trata de intentar prescindir de nadie. Simplemente, analizando dónde se produce y por qué la fricción, se obtiene una experiencia empírica que ayuda a mejorar en el trabajo, y también en la contratación de otros proyectos, ajustando mejor las afinidades”.

¿Están acabados los head hunters tradicionales? Héctor Mata lo tiene claro: “Pueden estar en peligro de extinción si no aportan un valor añadido a lo que se estaba haciendo hasta ahora. Y por supuesto tienen que tener mayores conocimientos de tecnología, porque los tiros de la mayor empleabilidad ya no van dirigidos a Administración y Dirección de empresas como hace años. Y en eso les ganan los algoritmos”.  

Para el freelance supone una garantía: de pago, de gestión del proyecto y de calidad en los clientes que consigue.

“Hemos optimizado la asignación de perfiles y proyectos, y aumentando y actualizando la información disponible con la que nuestra IA realiza los match talento - proyecto. Esto supone que con la R8 vamos a evaluar mejor a nuestros freelancers, generando la oportunidad de ofrecerles proyectos adaptados a las características individuales de cada uno de ellos”, comenta Adrián de Pedro, Head of Product de Shakers.

¿Cómo hacerle trampas a la Inteligencia Artificial?

¿A quién cobra la empresa, al empleador o al freelance? Siempre a la empresa, un 15% de lo que acuerden por la realización del proyecto. En ningún momento el freelance ve disminuir sus ganancias. Y con respecto a la supervisión de los algoritmos, afirma que “ningún empleado con talento y ganas de mejorar debe tenerles miedo”. 

Escudo Digital ha hablado con Isidre Royo, experto en Inteligencia Artificial, profesor de Nuclio Digital School, quien ofrece esta visión sobre la IA en las contrataciones: ”La inteligencia artificial se está usando mucho en la selección de personal ayudando a los equipos de reclutamiento en pasos que son automatizables. Grandes firmas de reclutamiento pueden llegar a manejar miles de curriculum vitae para diferentes puestos, así que técnicas de IA para la revisión automática y su filtrado usando técnicas de procesado de lenguaje natural facilitan las tareas de los equipos de reclutado, focalizando su tiempo en la selección de candidaturas que realmente contienen los requisitos para el puesto de trabajo ofertado”.

Las recomendaciones de candidaturas basadas en puntuación o en experiencia previa, aplicando técnicas de aprendizaje automático, son utilizadas con frecuencia.

Isidre tiene muy claras cuáles son las ventajas de la utilización de estas técnicas y también sus inconvenientes: “Las ventajas son introducir herramientas que permitan automatizar ciertos procesos que los equipos de reclutamiento necesitan para ser más eficaces, focalizándose en la tarea de búsqueda de las candidaturas que realmente se ciñen a los requisitos de cierto puesto de trabajo, pero el inconveniente es que unas reglas o unos criterios demasiado estrictos en el proceso de cribado pueden llevar a cierto número de CVs de candidaturas a bandejas de descarte que en realidad podrían ser totalmente válidos para iniciar el proceso más manual del reclutamiento como las entrevistas”.

Isidre Royo
Isidre Royo

¿Cuál sería la solución? Isidre cree que “un control sobre los descartes con revisión aleatoria, sería una buena solución. Y existen inconvenientes a la inversa, porque se han llegado a publicar trucos para conseguir pasar dichos filtros automáticos mediante técnicas de hackeo de las IA, como incluir nombres de universidades famosas en texto en blanco en los PDFs, que el reclutador no verá, pero la IA sí, y lo usa para pasar el filtro de clasificación de candidaturas válidas”.

Lo dice alguien que sabe de lo que habla. En su escuela se se imparten masters en Data Science, Ciberseguridad, UX UI, Programación, Marketing Digital, Recursos Humanos, Blockchain, SEO-SEM, Product Mangement. Precisamente el tipo de formación que más requieren en estos momentos las empresas a la hora de contratar. 

La confianza tiene que ser bidireccional. En la facilitación de datos a una empresa de contratación hay otro tema que no es baladí, y es la confidencialidad. ¿De quién nos podemos fiar más, de una máquina, de un headhunter o del departamento de recursos humanos de una empresa? “En mi caso, tras mantener una entrevista supuestamente confidencial con una importante empresa de head hunters, llamaron directamente a mis jefes actuales, y se frustró la contratación. Sigo donde estoy, y me subieron el sueldo,  pero no me hizo ninguna gracia que les dijeran nada. No estaba en una situación vulnerable, pero imagínate que le ocurre a otro compañero y quieren tomar represalias. La IA parece por decirlo de alguna forma, es más higiénica aparentemente, pero los datos siempre pueden ir a parar a personas más o menos indiscretas. Y además siempre habrá una entrevista final, pero el aspirante tiene la sensación de que corre menos peligro si hay tecnología de por medio. Nos cuesta menos trabajo darle nuestro DNI y nuestros datos bancarios a una máquina que rellenarlos en un formulario”.

Lo que la máquina, a día de hoy, no puede hacer a la hora de seleccionar personal

Ricardo Garrastazu 2 (002)
Ricardo Garrastazu , de Sales Hunter
 

La discreción y la capacidad para generar confianza son valores fundamentales a la hora de captar talento. Y eso lo sabe bien Ricardo Garrastazu, CEO de Saleshunter quien considera que “un proceso de contratación riguroso trae innumerables beneficios financieros y organizativos para las empresas”. Garrastazu siempre ha estado relacionado con el mundo comercial y fue socio fundador de Telepizza. Sus inicios en el mundo de los negocios están junto con Leopoldo Fernández, después de haber obtenido una licenciatura en Farmacia y un MBA. En mayo de 2003 puso en marcha saleshunters como proveedor exclusivo de vendedores y comerciales para terceros. Y trabaja con una plataforma propia, “por motivos de seguridad”, desde la cual “podemos comunicarnos con los candidatos, proponerles oportunidades laborales, ellos pueden actualizar su CV, hacer una grabación de presentación a la compañía, realizar pruebas psicotécnicas, ver el estado de su candidatura, etc. A día de hoy tenemos  más de 80.000 candidatos en nuestras bases de datos.”

No obstante el factor humano, de evaluación competencial y de acompañamiento del candidato en el proceso de selección, la realiza un consultor experto: “la selección comercial es crítica para las compañías, el comercial es quien tiene contacto con los clientes, quien negocia, quien soluciona los  problemas. Es importante que estas personas estén alineadas cultural y competencialmente con la compañía. La tecnología avanza rápido, pero creo que esta parte humana no es delegable en una máquina”.

Ricardo valora mucho la intuición, igual contrata comerciales con altísimos conocimientos tecnológicos, cada vez más demandados, que personas con mucha calle y experiencia para el sector de retail, donde el don de gentes es imprescindible.

La primera impresión siempre cuenta a nivel profesional y personal, cada vez que conocemos una persona elaboramos diferentes hipótesis, es humano y diferente para cada persona, cada uno tiene sus procesos. No creo que ninguna máquina pueda validar las intuiciones personales y diferenciales de cada uno de nosotros. La última entrevista la tiene que hacer un ser humano, en mi opinión. Creo que el ser humano debe ser el decisor del talento comercial que incorpora a su equipo de ventas”.

En su opinión el machine learning es muy útil para “agilizar procesos, pero no para evaluar competencias, evaluar el encaje cultural, la integración en el equipo, las motivaciones personales, etc. Eso lo debe hacer, y lo hace en nuestro caso, un consultor experto en búsqueda de talento comercial, que aporte experiencia en este tipo de búsqueda. Nuestro proceso de selección consta de entrevistas telefónicas, pruebas psicotécnicas, entrevistas por competencias y una pequeña grabación donde es el candidato quien presenta directamente su candidatura a la compañía”.

Queda por ver lo que ocurrirá dentro de unos años. La pregunta es si el machine learning, capaz de ganar a los mejores jugadores de ajedrez del mundo, también puede  adquirir los conocimientos del consultor más avezado; y detectar de una forma objetiva las emociones. La respuesta es sí. De hecho las máquinas detectoras de la verdad se inventaron hace décadas. Y ya están tomando decisiones a la hora de despedir. Son ellas las que analizan los datos de la productividad de un empleado en virtud de la información recolectada sobre su productividad.

Los partidarios de esta tendencia afirman que no es menos injusto que adoptar decisiones basadas en la contabilidad  departamental, tan injusta. Según fuentes sindicales la nueva tendencia no beneficia a los trabajadores. No se valora el compañerismo, no se hacen tareas necesarias cuya rentabilidad no se mide, no se puede perder el tiempo en ayudar a nadie y “ por ello existe tanto miedo por parte de las empresas a desvelar cómo funciona el algoritmo, porque entonces el trabajador podrá aprender a hacerle trampas, y no gastará ni un segundo más de su tiempo en hacer labores que no le corresponden”. Y es que como alguien dijo, la tecnología es un sirviente útil, pero un jefe peligroso.

A lo peor, la única solución para el trabajador es convertirse en un autómata y pensar lo menos posible, adaptarse a las reglas del juego.  Los Alfa ya no son los headhunters ni los directivos, son las propias máquinas. Y ojo al dato, en Amazon hace tiempo que comenzaron a hacer grupos y clasificaciones por la fuerza muscular de los empleados, aquellos que sufren menos lesiones. El mantra de que la IA librará a la humanidad de hacer los trabajos menos repetitivos no acaba de convencer. Hay quien piensa que estamos viviendo ya en plena distopía.

Del neoludismo al hombre centauro y los cerebros conectados a la nube

No podíamos cerrar este reportaje sin hablar con un experto en tecnología y escritor de Ciencia Ficción, Paco Bree, autor de la saga Koji Neon, con títulos tan significativos como el primero que salió al mercado: Koji Neon, episodio 1 NeoLud, que aborda el neoludismo desde un punto de vista absolutamente distinto. El neoludismo es un movimiento o ideología que se opone frontalmente a los avances tecnológicos, incluidas la informática, la revolución electrónica, la inteligencia artificial, etc. El término ludita hace relación a la palabra inglesa "luddite”. Hace relación a un movimiento surgido durante la Revolución Industrial, a finales del siglo XVIII y principios del siglo XIX. En esos años, la aparición de las máquinas de vapor y el nacimiento de la industria a gran escala, algunos obreros comenzaron a notar que, si bien el progreso tecnológico permitía el aumento de la producción, los únicos que se enriquecían eran los dueños de las fábricas, mientras que sus condiciones de vida empeoraron o creían que sus puestos de trabajo se iban a ver amenazados, los empleados textiles, por ejemplo, quemaban y destrozaban los telares mecánicos como forma de protesta.

Incluso en el año 1969 cuando se instaló el primer cajero de Barclays, comprobaron que se atascaba a menudo, y era porque le echaban palillos y miel. Nos recuerda Paco Bree que la automatización se instaló en los procesos bancarios porque se vio muy pronto "que era más fácil y rápido que ciertas actividades las hiciera una máquina en lugar de una persona. No tenía sentido que un empleado humano actualizase una libreta de ahorros. Luego se ha visto que la automatización reduce costes e incrementa ventas, y estas crecen a medida que se van introduciendo técnicas de aprendizaje automático". El ludismo, añade, siempre ha existido, y "va a haber dos corrientes de pensamiento y hay una que está a favor, y es la que considera que debe haber más máquinas inteligentes, y otra que está en contra". Como los protagonistas de su saga, situada en el contexto temporal del año 2067, donde la policía colabora con equipos multidisciplinares humanos porque todo es muy complicado. "Necesitan expertos en ciberseguridad, en biogenética, etc. Dentro de ese escenario de futuro, que bien podría ser una ciudad como Madrid, yo empiezo a explicar que las máquinas han alcanzado un nivel tan potente que están empezando a operar sin ninguna intervención humana, como patrullas de policía robóticas", Los que defienden este status quo argumentan que no son sobornables, son efectivos, son mucho más baratos, son más rápidos y carecen de sesgos cognitivos. Sus detractores, en cambio, ya superada la mitad del siglo XXI se plantean lo que puede ocurrir si las fuerzas policiales han sido hackeadas por fuerzas externas".  Y de ahí surge una trama apasionante.

Paco BreePaco Bree, autor de la saga Koji Neon

Paco Bree no está en contra de la tecnología, no es ni podría ser ludita, entre otras cosas es un gran experto en tecnología y esta le sirve de argumento para sus novelas. Sin embargo, es "consciente de los peligros que se avecinan, para el año 2045, por ejemplo, hay  Raymond Kurzweil  introduce el elemento de singularidad, Las máquinas superarían a las personas y nosotros seríamos mucho menos relevantes para muchas actividades". Sin embargo él aboga por un sistema mixto, que sería el llamado centauro, la figura que defiende Thomas Malone desde el MIT, y se basa en el concepto de Inteligencia colectiva. "Defiende que las personas y las computadoras pueden conectarse de forma colectiva para actuar de forma más eficiente que otra persona, grupo o computadora. Tenemos unos 86.000 millones de redes neuronales. Nuestro cerebro es una maravilla y funciona de una forma muy potente. La interacción entre la máquina y el humano puede llevarnos muy lejos. Ninguna máquina posee la intuición, la creatividad y la imaginación de un ser humano". Añade Paco Bree, que el humano con "el small data es capaz de generar patrones inesperados". 

¿Qué pueden hacer los trabajadores que no se sienten capacitados para la tecnología? Paco Bree afirma que la solución es adaptarse. "Hay estudios que afirman que, de cada diez personas, nueve son adversas al cambio cuando se implementa un nuevo sistema. Pero no debemos ignorar que las nuevas tendencias pueden generar infinidad de puestos de trabajo no necesariamente relacionados con la programación. Desde los NFTs al Metaverso, que precisarán de personas de muchos perfiles, incluso legislativos y filosóficos para solucionar los problemas que vaya planteando su desarrollo. Si tenemos un paro altísimo y tenemos un montón que personas que no van a poder entrar en esos nuevos mundos por falta de conocimientos, solo nos queda el upskilling y el reskilling famoso, pero solo se lo podrá permitir aquel que tiene un colchón o aquel al que se lo paguen. Eso es lo malo".

Y es que, afirma, va a haber muchas necesidades nuevas, "las máquinas se estropean, hay que mantenerlas, A lo mejor no todo el mundo puede diseñar nuevas máquinas, pero otros pueden cuidar las ya existentes. Cada vez estamos haciendo nuevas cosas que hacen que surjan también nuevos trabajos".  

A pesar de que no le tiene miedo a la tecnología y se muestra razonablemente optimista, hay algo que probablemente algún día se hará y le provoca vértigo: "Es la posibilidad de conectar nuestro cerebro a la nube para ser de alguna manera inmortales cuando nuestro cuerpo haya desaparecido, o alterar mediante la tecnología la esperanza de vida hacia límites insospechados".