Casas inteligentes: un futuro de súper-comodidad y prestaciones está aquí

Estas casas futuristas ahorran energía, ofrecen mayor seguridad y brindan comodidad diaria. Sin embargo, existen preocupaciones sobre su privacidad o problemas de compatibilidad tecnológica.

Pedro Fernaud

Periodista

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Representación 3D de una casa inteligente por la noche.
Representación 3D de una casa inteligente por la noche.

La tecnología está transformando nuestra vida diaria de maneras difíciles de imaginar hace pocas décadas. En esa dinámica, sobresale la manera en la que los hogares inteligentes están automatizando tareas como encender luces, preparar café y ajustar la temperatura, todo controlado por dispositivos conectados a Internet. Estos avances no solo mejoran la comodidad y la eficiencia energética, sino que también implican nuevos desafíos de seguridad, como la protección contra hackers. En ese sentido, resulta pertinente señalar que es la domótica está mejorando la eficiencia, comodidad y seguridad de esos hogares inteligentes, al conectar y automatizar casi cualquier dispositivo, de manera que los promotores inmobiliarios están cada vez más enfocados en integrar estas innovaciones en sus proyectos para satisfacer las demandas del futuro.

No en vano, las casas inteligentes representan el futuro del sector inmobiliario al integrar tecnologías avanzadas que automatizan y optimizan diversas funciones del hogar, como la iluminación, temperatura y la seguridad, proporcionando comodidad y eficiencia energética. A través de sistemas y sensores controlados desde dispositivos móviles, estas viviendas permiten un control preciso del uso de energía, ofrecen seguridad avanzada y mejoran la accesibilidad para personas con movilidad reducida. Aunque su implementación inicial puede ser costosa, las smart houses son una inversión que ofrece ahorro a largo plazo y aumentan el valor de la propiedad, perfilándose como el próximo gran avance en el mercado inmobiliario.

Antecedentes de las casas inteligentes

Las casas inteligentes están arraigadas en la evolución tecnológica y social del siglo XX, cuando la electrificación de los hogares y la aparición de los primeros electrodomésticos marcaron un cambio significativo en la vida cotidiana. A medida que los avances en ingeniería y tecnología fueron progresando, surgieron ideas pioneras que imaginaban hogares completamente automatizados, capaces de realizar tareas domésticas de manera autónoma. Este concepto fue nutrido por el optimismo de la era postindustrial, que veía en la automatización la posibilidad de liberar a las personas de las tareas repetitivas y tediosas.

Con esas coordenadas, las ideas iniciales de las casas inteligentes surgieron a principios del siglo XX, centradas en mejorar la comodidad y facilitar las tareas domésticas mediante la introducción de dispositivos eléctricos como aspiradoras, frigoríficos y lavadoras. En las décadas de 1950 y 1960, las primeras visiones de un hogar completamente automatizado comenzaron a tomar forma, como en los relatos de Ray Bradbury. El primer intento real de crear una casa automatizada fue el ECHO IV en 1966. Se trataba de un enorme ordenador que podía controlar ciertos aspectos del hogar, aunque su tamaño y coste lo hicieron inviable para el mercado. No obstante, esos primeros prototipos, aunque grandes y poco prácticos, sentaron las bases para la integración de la tecnología en los espacios domésticos. A lo largo de las siguientes décadas, la tecnología del hogar inteligente continuó evolucionando, pero no fue hasta los años 90 y principios del nuevo milenio que dispositivos como robots aspiradores y sistemas de control integrados comenzaron a hacerse más asequibles y populares. Hoy en día, los hogares inteligentes están diseñados para ofrecer confort, eficiencia energética y seguridad, con dispositivos que pueden conectarse y gestionarse de manera remota a través de aplicaciones móviles, posibilitando un control integral y automatizado de múltiples aspectos del hogar.

Ventajas y desventajas de vivir en hogares domóticos

Existe consenso entre los expertos tecnológicos al relatar que los hogares inteligentes ofrecen comodidad, eficiencia energética, accesibilidad y seguridad mejorada. ¿Cuáles son las claves de estas extraordinarias prestaciones? Fundamentalmente que los sistemas de automatización permiten controlar diversos aspectos del hogar desde dispositivos móviles, optimizando así recursos y facilitando la vida diaria, especialmente para personas mayores o con discapacidades. Las bondades de los hogares domóticos son tan elevadas que algunas compañías de seguros ofrecen descuentos a propietarios de casas inteligentes, lo que comporta un reconocimiento explícito de sus mejoras en el capítulo de seguridad.

En ese sentido, los estudiosos del mercado inmobiliario han constatado que cuando se automatiza una casa se revaloriza el inmueble, hasta el punto de que puede incrementar su valor hasta un 25% con una inversión mínima en domótica. En esa línea, las viviendas conectadas posibilitan un ahorro energético estimable, con reducciones de hasta el 30% en el consumo energético, lo que es crucial en el contexto actual de crisis energética. Además, resulta relevante subrayar que mejoran la seguridad del hogar al permitir el monitoreo remoto y la detección temprana de peligros como incendios o fugas de gas. Finalmente, la domótica proporciona comodidad al permitir el control de múltiples sistemas del hogar desde un solo dispositivo, mejorando la eficiencia y la calidad de vida. Por ejemplo, gracias al control remoto de todas las funciones de la vivienda conectada, desde la calefacción hasta la iluminación, hacen posible personalizar y automatizar las rutinas diarias con un simple clic. La integración de la domótica en los hogares no solo mejora la calidad de vida, también contribuye a la sostenibilidad y al ahorro a largo plazo.

Se espera que el mercado global de tecnología para hogares inteligentes alcance los 138 mil millones de dólares en 2026

 

Sin embargo, vivir en una casa inteligente representa también afrontar una serie de dificultades entre las que está el coste elevado de la instalación y el mantenimiento, además de la dependencia de una conexión a internet estable. En ese contexto, existen también riesgos de seguridad cibernética y privacidad, ya que los dispositivos pueden ser hackeados y recopilan datos sobre los usuarios. También está la complejidad en la configuración, la falta de compatibilidad entre dispositivos y la posibilidad de obsolescencia tecnológica, que pueden generar frustraciones. En esa dirección, la dependencia de la tecnología puede ser problemática si el sistema falla o deja de funcionar temporalmente.

¿Podría un colapso tecnológico dejarnos fuera de nuestras casas inteligentes?

El pasado 19 de julio se produjo un apagón tecnológico global, que afectó a múltiples sectores, desde aerolíneas hasta bancos y medios de comunicación, revelando nuestra dependencia de un pequeño número de proveedores de software. Este episodio pone de relieve la vulnerabilidad de nuestro mundo. Y ya se habla de cuándo volverá a estar expuesto al próximo colapso tecnológico, que podría tener graves consecuencias para los propietarios y usuarios de las casas inteligentes, dejando a sus usuarios potencialmente fuera de sus propios hogares. A medida que integramos cada vez más funciones críticas en sistemas automatizados y conectados a Internet, como cerraduras digitales, sistemas de seguridad, calefacción, iluminación y electrodomésticos, nos volvemos vulnerables a fallos tecnológicos masivos. Un colapso, ya sea por un ciberataque, un fallo de infraestructura, o un error en el software, podría desactivar estos sistemas, bloqueando el acceso a esas viviendas o dejando inoperativas funciones esenciales. Además, la falta de acceso a estos sistemas también podría comprometer la seguridad y la comodidad, exponiendo a sus propietarios o inquilinos a riesgos como intrusiones o condiciones climáticas adversas sin la protección adecuada. Esta dependencia tecnológica subraya la necesidad de tener sistemas de respaldo manuales y soluciones redundantes que puedan garantizar la continuidad de las funciones básicas del hogar en caso de una falla tecnológica masiva.

Cyberhut: la casa futurista inspirada en una posible vida en Marte

Cyberhut, creada por Astroland Space Center, es una casa inteligente y sostenible diseñada como una solución futurista para la generación Z, inspirada en los desafíos de la vida en Marte. Con un diseño hexagonal y tecnologías avanzadas, Cyberhut busca mejorar la vida en la Tierra mediante la aplicación de investigaciones realizadas en hábitats extremos.

Cyberhut.

La vivienda está equipada con Cybi, una asistente virtual que personaliza la experiencia del usuario, hasta el punto de que gestiona desde la dieta hasta las rutinas de entrenamiento, todo controlado a través de dispositivos móviles. Además, cuenta con más de 600 sensores que monitorizan la salud y bienestar de sus habitantes, de manera que integra telemedicina y medicina preventiva en su diseño. Por si fuera poco, esta casa del futuro, que fusiona lo físico con lo virtual, posibilita a sus habitantes disfrutar de un entorno adaptado a sus necesidades, con una cocina inteligente, gimnasio, zona de ocio y un sistema de salud avanzado que vigila parámetros corporales sin necesidad de métodos invasivos. Astroland ha desarrollado un NFT para identificar cada Cyberhut, anticipándose a un futuro donde la vida en el metaverso se complementará con la experiencia física. El objetivo final de este innovador proyecto es preparar a la humanidad para sobrevivir de manera autónoma en escenarios extremos, tanto en la Tierra como en otros planetas.

La casa inteligente, a día de hoy, no es antídoto para aminorar el trabajo doméstico

A pesar de los avances tecnológicos en las casas inteligentes, el trabajo doméstico sigue ocupando tanto tiempo como en décadas pasadas. A pesar de la automatización y nuevos electrodomésticos, las expectativas de limpieza y confort han aumentado, lo que mantiene la carga de trabajo alta. Además, tareas que solían ser colectivas, como el cuidado de los hijos o la colada, se han individualizado, generando una mayor sensación de aislamiento y mantiene el tiempo dedicado a estas tareas en niveles similares a los del pasado. Lo cierto es que el desarrollo tecnológico no siempre se orienta a reducir la desigualdad o mejorar la calidad de vida en el hogar, sino que a menudo responde a intereses económicos. En ese sentido, se necesita repensar y reorientar el sistema para que la tecnología alivie las cargas del trabajo doméstico. En esa dirección, expertos que apuestan por la armonización de tecnología e igualdad hablan de espacios comunitarios accesibles para todos, que puedan compartir y reducir la carga de, por ejemplo, la crianza de los hijos.

Claves del mercado español de hogares domóticos

Para 2025, se espera que el 21% de los hogares en España sean "inteligentes", impulsados por un crecimiento en dispositivos centrados en la gestión de energía y la seguridad. El caso es que nuestro país destaca por su alta conectividad y conciencia sobre la seguridad y la eficiencia energética, según el informe "Decoding the digital home 2022" de EY. Actualmente, el 24% de los hogares españoles ya poseen altavoces inteligentes, superando la media global del 17%. Además, la tecnología domótica permite un ahorro energético del 30% por hogar, y los consumidores son cada vez más responsables, con un 39% dispuesto a pagar más por dispositivos ecológicos. Tanto es así que el mercado de la domótica en España genera 80 millones de dólares anuales. En esa línea, un 82% de los españoles planean convertir su hogar en una casa inteligente en los próximos dos años. Este crecimiento se traduce en un aumento del 300% en la facturación del sector durante este 2024, y se proyecta que el sector generará 13.300 millones de euros para 2030.

Ejes cardinales del mercado planetario de las casas inteligentes

Se proyecta que el mercado global de casas inteligentes, valorado en 79.16 mil millones de dólares en 2022, crezca a una tasa anual compuesta del 27.07% hasta 2030. Este crecimiento será impulsado por la integración de Inteligencia Artificial (IA) en productos como cámaras, luces inteligentes y electrodomésticos, así como por la alta penetración de smartphones y el internet. La adopción de asistentes virtuales como Siri y Alexa, junto con tecnologías modernas como el Internet de las Cosas (IoT), está transformando el mercado, aumentando la demanda de dispositivos conectados que ofrecen comodidad, seguridad y eficiencia energética. A pesar de las interrupciones causadas por la pandemia de COVID-19, el mercado ha seguido expandiéndose, especialmente en regiones como Asia-Pacífico, debido al incremento en el nivel de vida y el uso de tecnologías avanzadas.

Lo cierto es que el mercado de hogares inteligentes continúa creciendo de manera significativa. Se estima que hay más de 300 millones de hogares inteligentes en todo el mundo, y se espera que el mercado global de tecnología para hogares inteligentes alcance los 138 mil millones de dólares en 2026, con proyecciones que sugieren una expansión a 195.73 mil millones de dólares para 2030. Durante la pandemia, la demanda de dispositivos inteligentes como termostatos, televisores y sistemas de seguridad aumentó notablemente, con un crecimiento del 23% en sistemas de seguridad y un auge en el gasto en televisores inteligentes. Los dispositivos de seguridad y monitoreo de energía son particularmente demandados. Así mismo, se prevé que la tecnología 5G revolucionará los servicios del Internet de las cosas, acelerando aún más el crecimiento del mercado.

En conclusión, aunque las casas inteligentes ofrecen múltiples beneficios, es fundamental que los usuarios sopesen si están dispuestos a enfrentar los desafíos tecnológicos y económicos que estas conllevan. La comodidad, seguridad y eficiencia energética que proporcionan son indudables, pero también es crucial considerar aspectos como la privacidad, los costos de implementación y mantenimiento, y la posibilidad de fallos tecnológicos. La decisión de adoptar un hogar inteligente dependerá de las necesidades individuales y de la capacidad para gestionar las posibles complicaciones que puedan surgir en un entorno tan dependiente de la tecnología. En última instancia, vivir en una casa inteligente representa una inversión en el futuro, pero también requiere una planificación cuidadosa y una comprensión clara de los riesgos y beneficios asociados. A medida que esta tecnología sigue evolucionando, quienes decidan incorporarla en su vida diaria deberán mantenerse informados y preparados para adaptarse a los cambios y desafíos que puedan surgir en el camino.