El cambio climático ha costado más de 4.000 millones de euros a las aseguradoras en los últimos cinco años. Son datos extraídos de la Memoria Social de Unespa, la patronal que agrupa a las principales compañías del sector. Es previsible, además, que estos gastos sigan creciendo en los próximos años, pues la intensidad de los fenómenos catastróficos en España no ha dejado de incrementarse en los últimos tiempos.
Un estudio realizado por la Oficina del Cambio Climático identifica como principal riesgo climático en nuestro páis el de inundación, seguido de las tempestades ciclónicas atípicas, con vientos superiores a los 120 km/h y embates de mar. Las principales zonas de España afectadas por estos riesgos son el litoral mediterráneo y el cantábrico.
El estudio señala también que, a lo largo de los últimos años, se ha evidenciado un aumento en la ocurrencia e intensidad de eventos ligados a riesgos climáticos principales, los denominados riesgos secundarios (incendios, inundaciones procedentes de marejadas ciclónicas, etc.).
En ocasiones los riesgos secundarios han ocasionado daños superiores a los generados por riesgos principales, por lo que el informe recomienda diseñar mecanismos que mejoren los modelos predictivos entorno a los riesgos secundarios y así mejorar su cobertura y la resiliencia socioeconómica.
En concreto, el informe propone 12 medidas para mejorar la gestión del riesgo y la posición del sector asegurador frente al cambio climático
1. Aumentar la producción científica relacionada con los riesgos emergentes, de modo que esta información pueda ser utilizada para conocer mejor los riesgos a los que se enfrenta el sector como consecuencia del cambio climático y las diferentes alternativas de adaptación, así como para el diseño de nuevos productos aseguradores que cubran nuevas demandas.
2. Conseguir mejorar la transferencia de los conocimientos científicos al sector
3. Aumentar la penetración del seguro e impulsar el aseguramiento como estrategia para mitigar el impacto económico que ocasionan los riesgos climáticos en las aseguradoras y en la sociedad
4. Mejorar los sistemas de gestión de riesgo y predicción de eventos, fundamentalmente para riesgos emergentes y secundarios
5. Explorar diferentes modelos de colaboración público-privada que permitan reducir los riesgos climáticos y establecer nuevos marcos de colaboración
6. Impulsar colaboraciones en iniciativas de adaptación frente a los riesgos climáticos, en base a la valoración de sus costes y beneficios en términos socioeconómicos y ambientales. Entre estas iniciativas pueden contemplarse: la puesta a disposición, por parte de las aseguradoras, de información sobre tendencias en los riesgos, la reconstrucción resiliente (build-back-better), la posible creación de fondos específicos para la reducción de riesgos catastróficos, etc;
7. Crear productos aseguradores “green” o “climatefriendly” y adaptados al cambio climático que fomenten las bajas emisiones, la adaptación y los comportamientos sostenibles a cambio de reducciones en las primas;
8. Explorar diferentes posibilidades para incluir la adaptación al cambio climático en el diseño de las políticas y estrategias relativas a la actividad aseguradora;
9. Invertir en medidas de mitigación y adaptación de la propia actividad de las empresas y entidades del sector (por ejemplo, a través de iniciativas de finanzas sostenibles o de la reducción de la huella de CO2)
10. Mejorar la comunicación en materia de riesgos climáticos con el objeto de concienciar a la población sobre sus efectos y reducir la exposición (el desarrollo de campañas de prevención, el traslado de recomendaciones preventivas a colectivos asegurados, el fomento de la adopción de medidas de autoprotección por parte de los asegurados, etc);
11. Fortalecer las capacidades sobre adaptación al cambio climático en los actores clave de la actividad aseguradora
12. Aumentar la consultoría en temas relacionados con la gestión de riesgos climáticos.
El sector asegurador –concluye el informe- ejerce un papel fundamental aportando estabilidad social, económica y financiera a través de la absorción de riesgos de terceros. Por ello, tiene un enorme potencial para ejercer su influencia y liderar la introducción de medidas de sostenibilidad en su modelo de negocio en el actual contexto de cambio climático.