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Sostenibilidad

15 gestos cotidianos que podemos hacer a diario para frenar el cambio climático

Si la temperatura media del planeta sube tres grados, la posibilidad de sufrir una ola de calor se incrementará un 80% y la proporción de periodos de sequía se multiplicará por tres.

Especialista en Tecnología y Sostenibilidad.

5 minutos

Hombre en bicicleta

El cambio climático es uno de los mayores desafíos que enfrenta nuestro planeta en la actualidad. Las emisiones de gases de efecto invernadero, la deforestación, la contaminación y el consumo excesivo de recursos están acelerando el calentamiento global y causando daños irreparables en el medio ambiente.  

El Acuerdo de París, firmado en 2015 y suscrito por 189 países, establece un objetivo para luchar contra el cambio climático: limitar el aumento medio de la temperatura global a 2 grados centígrados respecto a los niveles preindustriales. Pero algunos expertos consideran que, aunque se cumpliesen todas las medidas acordadas, el incremento rondará los 3 grados centígrados. 

¿Y qué pasaría si la temperatura del planeta aumenta por encima de los tres grados? Según los estudios publicados al respecto, la posibilidad de sufrir una ola de calor se incrementará un 80%, la proporción de periodos de sequía se multiplicará por tres y el riesgo de inundación de los ríos se multiplicará, de forma especialmente rápida en el sur de Asia 

Tenemos, por tanto, una responsabilidad colectiva a la hora de frenar este calentamiento global, que nos afecta a todos como especie. Gran parte de la misma recae sobre los reguladores, esto es, los gobiernos, que necesariamente deben implicarse en la defensa del medio ambiente. Otra gran parte recae en las empresas, que deben aplicar políticas responsables y sostenibles en sus planes de acción. Pero una parte no menos importante recae en los ciudadanos. 

Afortunadamente, cada uno de nosotros puede hacer algo para reducir nuestra huella de carbono y frenar el cambio climático. Nada excesivamente costoso ni inaccesible, sino pequeños cambios de actitud que, multiplicados por 8.000 millones de habitantes, pueden cambiar y mucho la salud de nuestro planeta. Aquí hay 15 gestos cotidianos que podemos hacer a diario para contribuir el calentamiento global. 

1. Apagar los electrodomésticos cuando no los usamos: Muchos electrodomésticos y luces siguen consumiendo energía aunque no los estemos usando. Es lo que se conoce como “consumo fantasma” y se calcula que tiene un coste de 94,5 euros al año para una familia media. Apagarlos cuando están en desuso permitirá también reducir nuestra huella de carbono 

2. Usar bombillas LED: La iluminación LED utiliza de media un 40% menos energía que los fluorescentes y un 80% menos que los incandescentes para producir la misma cantidad de luz. Solo en el año 2017, los LEDs redujeron las emisiones totales de dióxido de carbono (CO2) provenientes de la iluminación en unos 570 millones de toneladas, lo que es más o menos equivalente al cierre de 162 centrales eléctricas de carbón. 

3. Moverse en transporte público o bicicleta: una bicicleta genera 33 gramos de CO2 por milla recorrida, incluyendo el proceso de fabricación. Un autobús lleno en hora punta 85 gramos de Co2 y un coche 382 gramos. Los cálculos, en este caso hechos por el MIT, son apabullantes y no dejan lugar a la duda. 

Desplazamientos en bicicleta

4. Comprar alimentos locales y de temporada: El transporte de alimentos produce emisiones de gases de efecto invernadero. Al comprar alimentos locales y de temporada, no solo apoya a los agricultores locales, sino que también reduce las emisiones de gases de efecto invernadero asociadas con el transporte. 

5. Reducir el consumo de carne y lácteos: La producción de carne y lácteos es una de las principales causas de deforestación y emisiones de gases de efecto invernadero. En España existen en torno a 315.000 veganos, un 0,8% de la población, pero existen 4,2 millones de flexitarianos, esto es, personas que siguen una dieta en la que priorizan lo vegetal y donde el consumo de carnes, peces y mariscos es anecdótico.  

Al limitar el consumo de carne y lácteos, podemos reducir la huella de carbono y ayudar a frenar el cambio climático. 

6. Usar bolsas reutilizables muchas veces: Las bolsas de plástico de un solo uso son uno de los mayores contaminantes del planeta. Pero a la hora de sustituirlas por bolsa reutilizables debemos tener en cuenta una cosa. Debemos emplearlas muchas veces para que la sustitución tenga efectos positivos. 

Una bolsa de polipropileno gruesa y duradera debe utilizarse entre 10 y 20 veces en comparación con una bolsa de plástico de un solo uso; las bolsas de polietileno entre unas 5 y 10 veces y las bolsas de algodón necesitan ser utilizadas en tres 50 y 150 veces para tener un menor impacto en el clima. 

7. Reciclar: El reciclaje es una forma importante de reducir la cantidad de residuos que terminan en los vertederos. Asegúrese de reciclar correctamente y de acuerdo con las normas de su comunidad. 

8. Comprar productos con envases reciclables: El mercado de envases alimentarios eco-friendly crece a un ritmo del 7,4%. Casi dos tercios de los encuestados en once países europeos afirman haber modificado sus compras de productos debido a aspectos relacionados con el embalaje. 

Y es que su impacto no es menor. Al elegir productos con envases reciclables, puede reducir la cantidad de residuos que terminan en los vertederos y en los océanos. 

9. Apoyar a empresas sostenibles: Las empresas sostenibles son aquellas que tienen en cuenta el impacto ambiental de sus productos y procesos. El abanico de este tipo de compañías es enorme, así como el tipo de servicios que ofrecen. Desde cómo hacer una gestión inteligente del agua a construir el primer centro de datos neutro en carbono de toda Europa.  Al apoyar a empresas sostenibles, puede fomentar prácticas más sostenibles en la economía global. 

Centros de datos - Data centers

10. Usar productos de limpieza ecológicos: Los productos de limpieza ecológica buscan involucrar la mínima cantidad posible de ingredientes, excluyendo de este proceso los que son más agresivos para las personas y el planeta. 

Este tipo de productos se caracterizan, generalmente, por contar con certificados de sostenibilidad, además de no crear ningún tipo de residuos y estar completamente libre de químicos. 

11. Reducir el consumo de agua: La gestión inteligente del agua es otra forma de luchar contra el cambio climático. No se puede dejar de consumir agua, pero hay que hacerlo de forma más eficaz. Reducir el teimpo de ducha, descongelar los alimentos sin usar para ello agua del grifo o emplear electrodomésticos eficientes son algunas formas de hacerlo en nuestro día 

12. Alquila ropa en lugar de comprarla: Alquilar ropa en lugar de comprarla permite ahorrar más de un 29% de emisiones de C02. Muhas compañías apuestan ya por el ‘fashion sharing’, ropa alquilada y compartible para generar un menor impacto al planeta y un consumo más responsable e inteligente.   

Otra opción igualmente válida es usar ropa de segunda mano. La industria textil es la segunda más contaminante del planeta y reducir su impacto pasa por transformar nuestra forma de consumir.  

13. Usar energías renovables: Es el objetivo de gobiernos e instituciones, pero también lo pueden ser a nivel particular. En casa podemos instalar tejas solares o aerogeneradores que pueden llegar a cubrir hasta un cien por cien del consumo doméstico.    

14. Plantar árboles y vegetación: Cada vez son más las empresas que anuncian programas de reforestación en territorio español. Desde Mapfre a Cajamar al mismo ejército, son numerosos los programas que impulsan programas para reducir su huella de carbono. Y es algo que, en verdad, está al alcance de cualquiera. Quizás no podamos plantar un bosque entero, pero siempre podremos sembrar una flor o hacer crecer un arbusto. Y todo suma para frenar el calentamiento global. 

15. Usar botellas de agua reutilizables: Las botellas de agua de plástico de un solo uso también son un gran contaminante del medio ambiente. Al usar botellas de agua que permiten varios usos, puede reducir de manera drástica la cantidad de plástico que termina en los vertederos y en los océanos.