Vehículos eléctricos y paneles solares: así afronta la descarbonización el ejército español

España está invirtiendo 250 millones de euros en 165 proyectos de eficiencia energética para instalaciones militares y la flota de vehículos.

Gonzalo Díaz Bonet.

Especialista en Tecnología y Sostenibilidad.

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Imagen de archivo.
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¿Cuánto contamina el Ejército español? La cifra es difícil de calcular, pero según un informe del Centro Delàs Estudis por la Paz, en 2019 las fuerzas armadas emitieron 2,7 millones de toneladas de Co2, el equivalente a todos los coches de la ciudad de Madrid. Aunque la cifra está muy lejos de alcanzar las magnitudes de otros países como Estados Unidos –cuyo ejército contamina más que 140 países- reducir esta contaminación se ha convertido en una de las prioridades del Ministerio de Defensa.

España está invirtiendo 250 millones de euros en 165 proyectos de eficiencia energética para instalaciones militares y la flota de vehículos de las bases. De esa cantidad, 186  millones corresponden a infraestructuras como la mejora integral de la eficiencia energética del Hospital Gómez Ulla (que costará casi 30 millones de euros) o la implantación de energías renovables en grandes bases como Rota, Cuatro Vientos o Torrejón.

El resto, según desgrana La Razón, se destinará a hacer más sostenible la movilidad dentro de las bases, lo que implica sustituir el actual parque móvil basado en motores de combustión por vehículos eléctricos e instalar su correspondiente red de recarga. No es un trabajo fácil, pero los primeros pasos ya se han tomado y se pretende que todas las nuevas incorporaciones al parque móvil sean de vehículos ya eficientes energéticamente.

Mientras tanto, hay que transformar los ya existentes y a ello se encaminan parte de los esfuerzos, como los enfocados a modernizar el todoterreno Aníbal. El objetivo es pasar de la combustión a la tracción eléctrica 4x4, algo en lo que ya están trabajando la Universidad de Córdoba y el Ejército de Tierra. Un proyecto que, además de contaminar menos, permitirá extender hasta 20 años la vida útil de uno de los vehículos más empleados por el Ejército.

La adopción de estos vehículos irá paulatinamente acompañada de una extensión de la red de recarga eléctrica. En la base ‘Álvarez de Sotomayor’, situada en Viator, provincia de Almería, ya se estudia la conveniencia de instalar en el acuartelamiento puntos de recarga para vehículos eléctricos, conectados a la red de generación de energía fotovoltaica.

No son proyectos aislados. En Ceuta también se prevé la implantación de puntos de suministro para vehículos eléctricos y la implantación de plantas solares fotovoltaicas, que también se instalarán en San Andrés de Rabanedo (León) y en las citadas instalaciones de Almería. El objetivo es reducir al menos un 30% el consumo de energía primaria en los sistemas afectados por la actuación.

Pilas de combustible para los vehículos terrestres militares

En paralelo a estas actuaciones, el Ministerio de Defensa ha publicado una convocatoria amparada en el programa I+D Coincidente de la Dirección General de Armamento y Material para aprovechar tecnologías del ámbito civil que puedan ser utilizadas en el militar. Entre ellas está el uso de la electricidad vinculada a su producción en las pilas de combustible para sus vehículos.

Las pilas de combustible llevan años utilizándose en el mundo del automóvil y, en España, por ejemplo, están a la venta con ellas tanto el Toyota Mirai como el Hyundai Nexo. Estos dispositivos, que parecen vincular su futuro hacia los vehículos pesados como los camiones antes que a los más ligeros -donde las baterías parecen imponerse- permiten transformar un combustible, el hidrógeno almacenado en sus depósitos que se combina con el oxígeno que se recoge del aire, para producir electricidad.

El proceso que se lleva a cabo en las pilas de combustible es inverso a una electrolisis y, como resultado, el único residuo que se produce es agua. Y, con la electricidad producida durante el mismo se alimenta una pequeña batería y el motor o los motores que mueven al vehículo. Con ello, el Ejército busca reducir la dependencia de los combustibles de origen fósil y atenuar la firma térmica y acústica de los vehículos.

Reforestaciones para actuar contra la huella de carbono

Todas estas actuaciones, encaminadas principalmente a lograr la eficiencia energética en los edificios e impulsar la movilidad sostenible, se complementan con otras destinadas a impactar directamente en el entorno natural, como la reforestación de terrenos con especies autóctonas.

Se han realizado ya reforestaciones en Cádiz y en Valladolid y se han cerrado convenios con Iberdrola o el Ayuntamiento de Zaragoza para hacer lo propio en Aragón y actuar contra la huella de carbono. El siguiente paso será descontaminar suelos dañados por las fábricas de armas, los campos de tiro y los de maniobra, algo que ya tiene fondos y se puso en marcha el pasado año, con una dotación de 60 millones de euros para los próximos 15 o 20 años.