Así es la solución barata y ecológica que protege a las bicicletas en Utrecht

El 98% de los hogares de Utrecht posee al menos una bicicleta. La mitad posee tres o más.

Gonzalo Díaz Bonet.

Especialista en Tecnología y Sostenibilidad.

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Macetas Utrecht
Macetas Utrecht

Utrecht es la tercera mejor ciudad del mundo para moverse en bicicleta. Que es casi tanto como decir la tercera urbe con una propuesta de movilidad más ecológica. Lo dice el prestigioso ranking Copenhagenize, que solo da más nota a dos ciudades: Amsterdam y Copenhague. La ciudad holandesa, además, está por nota mucho más cercana a las dos primeras que a la cuarta, que es belga, se llama Amberes y se distancia ya mucho en valoración. 

Utrecht cuenta con buenas infraestructuras y una extendida cultura de la bicicleta, pero es un sencillo truco lo que está haciendo que su uso aumente aún más entre los ciudadanos y que consiga que, además, estos se sientan seguros en sus desplazamientos. Y no es otro que colocar macetas en sitios estratégicos. 

 

En este video, que supera el millar de ‘likes’ en Twitter, revela de forma muy clara como se organizan las calles en la ciudad neerlandesa. Las macetas ocupan parte del ancho de la calzada para dificultar el paso de los coches, pero además, cada varios metros se colocan de forma transversal para impedírselo por completo. 

De esta manera, además, frenan también la velocidad de las bicicletas, creando un espacio aún más tranquilo y seguro para el peatón. La ciudad famosa por su tratado logra con este sistema no solo potenciar los traslados a pie o en bicicleta, sino hacerlo de forma estética y ecológica. Las macetas dan aire y movilidad a una ciudad que se mueve sin gasolina. 

Las cifras hablan por sí solas. En esta ciudad de 360.000 habitantes el promedio diario de viajes en bici es de 125.000. Hoy en día, el 98 por ciento de los hogares de Utrecht posee al menos una bicicleta. La mitad posee tres o más. A nivel nacional, las bicicletas superan en número a las personas   

Sin embargo, Utrech no siempre fue tan amable con los ciclistas. En los años cincuenta y sesenta, las ciudades de los Países Bajos eran casi tan accesibles en bicicleta como cualquier otro país europeo. Pero en la década de 1970, el creciente número de niños muertos en accidentes de tráfico provocó una ola de activismo y protestas, lo que llamó la atención sobre un cambio de paradigma. 

El aumento de los precios del combustible y el movimiento ecologista ayudaron a reforzar las políticas nacionales para reorientar los centros urbanos hacia el ciclismo. Hoy, la ciudad cuenta con buen número de atractivos para el colectivo ciclista, como uno de los parkings para bicis más grandes del mundo y un carril bici multicolor que recorre el campus universitario y reivindica los derechos del colectivo LGTBI.