Así son las islas de calor urbano que pueden subir hasta 10 grados las temperaturas en una ciudad

En Madrid, los barrios más afectados son Centro, Salamanca, Retiro, Arganzuela y Puente de Vallecas.

Gonzalo Díaz Bonet.

Especialista en Tecnología y Sostenibilidad.

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Madrid
Madrid

Las ciudades españolas son conocidas por su vibrante vida urbana, su patrimonio histórico y su agradable clima. Sin embargo, en los últimos años, un fenómeno preocupante ha ido en aumento: las islas de calor urbano. Estas áreas urbanas más cálidas se caracterizan por temperaturas significativamente más altas que las zonas rurales circundantes, y pueden elevar las temperaturas en el centro de las ciudades hasta en 10 grados. Este fenómeno plantea serios desafíos para la salud, el medio ambiente y la calidad de vida de los habitantes urbanos. 

Las islas de calor urbano son el resultado de una combinación de factores. La urbanización acelerada, el crecimiento de los edificios de gran altura, la falta de áreas verdes y la presencia de superficies pavimentadas y materiales de construcción que absorben el calor son algunos de los principales impulsores de este fenómeno. Además, la contaminación atmosférica también juega un papel importante, ya que las partículas suspendidas y los gases de efecto invernadero pueden atrapar el calor en la atmósfera urbana, exacerbando el problema. 

Su existencia afecta significativamente la vida de los urbanitas. En primer lugar, la salud de los residentes se ve comprometida. Las altas temperaturas pueden aumentar el riesgo de golpes de calor, deshidratación y problemas respiratorios, especialmente entre los grupos más vulnerables, como los ancianos y los niños. Además, el estrés térmico crónico puede tener efectos negativos en el bienestar general de las personas, afectando su calidad de vida y su productividad. 

Además de los impactos en la salud humana, las islas de calor urbano también tienen consecuencias para el medio ambiente. El aumento de las temperaturas puede alterar los ciclos naturales, afectar la biodiversidad local y contribuir al calentamiento global. Además, estas áreas urbanas más cálidas pueden generar un mayor consumo de energía, ya que los residentes recurren al uso de aires acondicionados y ventiladores para mantenerse frescos, lo que a su vez aumenta las emisiones de gases de efecto invernadero. 

Los barrios más afectados 

A mayor tamaño de la ciudad, mayor isla de calor. Pero este exceso de temperatura no se distribuye por igual. El centro de las ciudades suele calentarse más, así como, normalmente, las zonas con menores rentas por el tipo de urbanismo y una menor presencia de zonas verdes.  

En Madrid, los barrios más afectados son Centro, Salamanca, Retiro, Arganzuela y Puente de Vallecas. Puede haber hasta 6 grados de diferencia respecto a los más “frescos”, Moncloa-Aravaca y Fuencarral-El Pardo, donde se encuentran los grandes pulmones de la ciudad, la Casa de Campo y la zona de El Pardo. 

En Barcelona también se observan diferencias muy acusadas, que pueden ser de hasta cuatro grados de media, entre el centro y la periferia. El núcleo de la isla de calor en Barcelona está situado en la plaza de la Universitat 

Barcelona
Barcelona

Según un estudio de la Universitat de Barcelona, la temperatura en el centro de la ciudad condal es, en más del 90% de las noches estudiadas, más elevada que en la periferia, con diferencias que han llegado a superar, en ocasiones puntuales, los 7,5ºC. El estudio sitúa el núcleo de la isla de calor en la Plaza de la Universitat, en el punto de encuentro entre el final del Eixample y la parte alta del Raval.  

La investigación trata también sobre el efecto refrescante que producen los parques urbanos en las ciudades, pues pueden llegar a reducir en más de 2ºC la temperatura en el interior y a su alrededor en una zona de hasta un centenar de metros. Las observaciones se han realizado en dos parques ubicados en el casco urbano de Barcelona: el parque de la Ciutadella y el Turó Park. 

¿Cómo frenar el calor del centro de las ciudades? 

Afortunadamente, hay estrategias y soluciones disponibles para combatir las islas de calor urbano y mitigar sus efectos negativos. Una de ellas son los llamados refugios climáticos, una estrategia de adaptación ante unas islas de calor cada vez mayores que consiste en seleccionar zonas de sombra existentes en las ciudades, como parques o edificios públicos, reforzarlas, abrirlas al público y crear una red bien distribuida de espacios accesibles donde refrescarse. 

Barcelona y París fueron pioneras en esta estrategia y ya cuentan con redes nutridas de estos refugios. En la ciudad condal, hay 201 infraestructuras municipales que funcionan como refugios climáticos además de mantener sus funciones habituales. Muchas de ellas son bibliotecas, centros deportivos, parques, jardines, escuelas o museos. 

En marzo de 2022, la Universitat Oberta de Catalunya (UOC) anunció que coordinará un proyecto de tres años para habilitar refugios climáticos en colegios de Barcelona, Bruselas, París y Rotterdam ampliando las zonas de sombra, plantando más vegetación o mejorando el acceso al agua en los centros educativos. 

En el resto de España, existen proyectos similares en las ciudades de Málaga, Sevilla, Bilbao, Murcia, Vitoria-Gasteiz, Huesca, Teruel y Zaragoza. Madrid, a pesar de ser una de las ciudades más afectadas, no cuenta con refugios climáticos más allá de iniciativas sueltas como las del Teatro de Barrio, el Mercado de Pacífico o el Ateneo de Madrid.