La pintura que podría sustituir al aire acondicionado para refrigerar casas y coches

Investigan una pintura capaz de rebajar cuatro grados centígrados la temperatura del aire circundante.

Gonzalo Díaz Bonet.

Especialista en Tecnología y Sostenibilidad.

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Casas de colores pintadas con un material hecho de etilcelulosa.
Casas de colores pintadas con un material hecho de etilcelulosa.

Según un estudio de El Idealista fechado en 2021, un 36% de las viviendas españolas tienen aire acondicionado. La distribución geográfica, como es lógico, es tremendamente irregular. Mientras que en Sevilla un 71% de las casas gozan de este mecanismo, en ciudades como Vitoria, Lugo, Santander, Soria, y León solo un 1% disponen del mismo. 

Además de en la ciudad hispalense, su uso es especialmente elevado en Córdoba (71%), Palma (60%), Valencia y Madrid (59%), Jaen (58%) y Barcelona (55%). Y el gasto no es menor. Aunque varía mucho en función de la tarifa elegida, su coste para una economía doméstica puede oscilar entre los 13 euros al mes si se usa durante una hora al día y los 374 euros mensuales si lo tienes encendido 24 horas al día.  

El económico no es el único efecto indeseado de enchufar el aire acondicionado. Al buscar una forma de enfriar nuestra vivienda contribuimos, paradójicamente, a impulsar el calentamiento del planeta. Aunque se están diseñando aparatos cada vez más eficientes desde el punto de vista energético, el gasto de estos electrodomésticos sigue siendo perjudicial y nocivo para el medio ambiente. 

Pero... ¿y si existiese una nueva solución capaz de sustituir estos aparatos por algo tan sencillo como la pintura? Eso es lo que proponen científicos de la American Chemical Society (ACS) como alternativa ecológica: una película a base de plantas que se enfría cuando se expone a la luz solar, que podría mantener frescos los edificios, automóviles y otras estructuras sin necesidad de energía.  

La refrigeración radiativa diurna pasiva (CRDP) es la capacidad de una superficie de emitir su propio calor al espacio sin que lo absorba el aire o la atmósfera. El resultado es una superficie que, sin utilizar energía eléctrica, puede enfriarse varios grados con respecto al aire que la rodea. Cuando se utiliza en edificios u otras estructuras, los materiales que favorecen este efecto pueden ayudar a limitar el uso del aire acondicionado y otros métodos de refrigeración que consumen mucha energía. 

Según explica la propia AMC, algunas pinturas y películas actualmente en desarrollo pueden conseguir el efecto PDRC, pero la mayoría son blancas o tienen un acabado de espejo. Pero hay una forma de conseguir color sin utilizar pigmentos. Las pompas de jabón, por ejemplo, muestran un prisma de diferentes colores en su superficie. Estos colores son el resultado de la forma en que la luz interactúa con los distintos grosores de la película de la burbuja, un fenómeno llamado color estructural.  

pintura ACS
Una colorida película bicapa texturizada, fabricada con materiales de origen vegetal, se enfría cuando le da el sol.

 

Parte de la investigación se centra en identificar las causas de los distintos tipos de colores estructurales en la naturaleza. Los investigadores han descubierto que los nanocristales de celulosa (CNC), derivados de la celulosa de las plantas, podían convertirse en películas iridiscentes y coloridas sin necesidad de añadir pigmentos. 

Rebajan cuatro grados la temperatura del aire circundante  

En un trabajo reciente, los artífices del estudio superpusieron materiales CNC de colores con un material de color blanco hecho de etilcelulosa, produciendo una película PDRC bicapa de colores. Hicieron películas de colores azul, verde y rojo que, cuando se colocaban bajo la luz del sol, eran una media de 4 grados centígrados más frías que el aire circundante. Un metro cuadrado de la película generaba más de 120 vatios de potencia de refrigeración, rivalizando con muchos tipos de aires acondicionados residenciales.  

El mayor reto de esta investigación fue encontrar la forma de que las dos capas se adhirieran entre sí: por sí solas, las películas de CNC eran quebradizas, y la capa de etilcelulosa tuvo que tratarse con plasma para conseguir una buena adherencia. El resultado, sin embargo, fueron películas robustas que podían prepararse varios metros a la vez en una línea de fabricación estándar. 

Desde que crearon estas primeras películas, los investigadores han ido mejorando su aspecto estético. También han ajustado la película de etilcelulosa para que tenga diferentes texturas, como las diferencias entre los tipos de acabados de madera utilizados en arquitectura y diseño de interiores. Estos cambios darían a la gente más opciones a la hora de incorporar efectos PDRC en sus casas, negocios, coches y otras estructuras. 

Los investigadores planean ahora encontrar formas de hacer que sus películas sean aún más funcionales. Los materiales CNC pueden utilizarse como sensores para detectar contaminantes ambientales o cambios meteorológicos. Por ejemplo, un PDRC de color cobalto en la fachada de un edificio en una zona urbana con gran densidad de coches podría algún día mantener fresco el edificio e incorporar detectores que alertaran a las autoridades de niveles más altos de moléculas contaminantes.