Las subvenciones para paneles solares que podemos pedir en 2023

La inversión necesaria para dotar de energía solar un hogar de tamaño medio se puede amortizar entre cinco y siete años, según un informe

Gonzalo Díaz Bonet.

Especialista en Tecnología y Sostenibilidad.

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La energía solar fotovoltaica es la energía renovable que más aumenta en nuestro país. En el año 2021, según los datos de REE, creció un 29,9%, representando un 13,4% de la potencia instalada nacional. La incertidumbre energética generada por el conflicto de Ucrania ha desatado aún más el interés por este tipo de energía entre los hogares españoles, y muchos consumidores valoran la instalación de placas solares como una posible fuente de energía más económica y limpia.

Durante el pasado mes de junio, el Gobierno aprobó unas ayudas destinadas a todas las comunidades autónomas y a las ciudades Ceuta y Melilla para incitar el autoconsumo y almacenamiento de energías renovables, así como a la implantación de sistemas térmicos renovables en el sector residencial en el marco del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia (PRTR). Pero, ¿cuáles son esta subvenciones y cómo debemos pedirlas? Y lo más importante, ¿son rentables?

Según una publicación del Banco de Santander, la inversión necesaria para un hogar de tamaño medio se puede amortizar entre cinco y siete años, algo que puede ser bastante rentable si tenemos en cuenta que las vida media de unos paneles solares es de 25 años. Además, existen otras motivaciones para instalar estas placas, como el bajo coste de mantenimiento, la reducción de la huella de carbono y las excelentes condiciones climáticas de gran parte de España para aprovechar esta energía.

Subvenciones

Las subvenciones para instalar placas solares se pueden solicitar hasta el 31 de diciembre 2023 y se dividen en tres categorías:

  1. IBI (Impuesto sobre Bienes Inmuebles) e ICIO (Impuesto sobre Construcciones, Instalaciones y Obras).
  2. IRPF (Impuesto sobre la Renta de Personas Físicas).
  3. Subvenciones proporcionadas por la Comunidad Autónoma o el municipio local.

El IBI una tasa impositiva que atañe a todos los propietarios de bienes inmuebles, fijada por cada municipio, dentro de unos límites establecidos. En este caso, se podrá obtener una bonificación del 50 %, dependiendo del ayuntamiento y de cada municipio, y estará sujeta a cambios anuales. Por otro lado, el ICIO puede llegar a bonificar un 95 %, pero este dependerá de cada municipio.

De ambos impuestos, con el que mayor beneficio se obtiene es el IBI, ya que es la bonificación que más aporta a la hora de amortizar la instalación de placas fotovoltaicas. No obstante, puede variar dependiendo de la ubicación geográfica, ya que si hablamos de período de retorno de la inversión en el norte sería de 5 años; superior al período de retorno en el sur, que sería de 3 años, debido a que hay una mayor producción de energía solar.

Por último, el IRPF también está apoyado por este sector. Se puede solicitar a la hora de realizar la renta y se puede conseguir hasta un 20% de inversión llevada a cabo para la instalación de paneles solares.

Ayudas al autoconsumo

También existen programas de ayuda que que centran en la utilización de energía solar como consumo y abastecimiento propio. Estas subvenciones pueden incluir los materiales, la mano de obra del instalador, la redacción de la memoria técnica o la gestión de los trámites administrativos para pedir la ayuda, entre otros. Para que se pueda asignar dicha subvención, es necesario que se incluya en el presupuesto final de la solicitud, reconocido mediante contrato, facturas y justificante de pago.

Otra de las ventajas es que el usuario que no consume toda la energía que produce puede ser recompensado económicamente por verter el excedente a la red general.  En España, hasta hace poco el remanente se pagaba a 5 céntimos el Kwh, pero actualmente se encuentra en 20 céntimos.

Otra opción, para ahorrarte la inversión inicial, es la posibilidad de alquilar las placas fotovoltaicas y contar con la instalación a un precio muy bajo. A pesar de no ser el propietario del sistema, el usuario se beneficiará de las mismas ventajas: ahorro en las facturas de luz y precio estable de Kwh; beneficio de subvenciones municipales; y obtención de una compensación por la energía que no se consume.