Se calcula que existen aproximadamente 62 bloques de Lego por cada habitante de La Tierra. Piezas con las que han jugado, al menos, 400 millones de personas en algún momento de su vida. Muchos de ellos, tengan la edad que tengan, siguen siendo fans de esta marca danesa que fabrica ladrillos de hasta 53 colores con los que hacer todo tipo de construcciones. Así que, estadísticamente, tienen que ser muchas las personas que han soñado alguna vez en construir una casa con piezas de Lego en la que poder vivir tranquila y coloridamente.
Ahora, este anhelo está más cerca de convertirse en una realidad gracias a una compañía francesa que quiere comercializar grandes bloques de construcción hechos con plásticos reciclados que permitan diseñar una casa, una piscina o una jardinera como si un gran juego de Lego se tratase. Los ladrillos básicos tienen unas dimensiones de 20 x 25 x 60 cm con 3,5 kilos de peso, son encastrables y divisibles en tres, lo que permite una sencilla colocación y una construcción más rápida de lo habitual, ya que no se necesita cemento, pegamento ni argamasa de ningún tipo.
Una de sus principales ventajas es que se pueden montar y desmontar para volverlos a utilizar. Para ello, se pueden anidar y ensamblar sin necesidad de mortero, lo que hace que todo el proceso de construcción sea realmente cómodo. Solamente hace falta introducirlos por tres barras, encajarlos y apilarlos.
Para fabricar estos ladrillos la compañía francesa GBC utiliza residuos plásticos que, de momento, le suministran fabricantes locales. Hasta la fecha, su fundador ya ha conseguido reciclar hasta 100 toneladas de residuos plásticos de las 1.200 disponibles en un radio de 200 kilómetros.
La compañía asegura que su invento es una alternativa sostenible para la construcción y que su objetivo es ofrecer soluciones para la construcción de proyectos reduciendo al mismo tiempo el impacto ecológico del sector. Además, quieren promover el reciclaje para lograr que esta industria sea más respetuosa con el medioambiente y "contribuir a un futuro más sostenible para todos".
En su web, la empresa que quiere revolucionar la construcción asegura que estos ladrillos ofrecen muchas soluciones para el paisajismo de exteriores. Muros verdes, jardineras con o sin iluminación, estanques ornamentales, bancos o muros de contención ligeros que pueden cambiar el diseño de un jardín particular, un camping o una zona urbana, aportando además un enfoque eco-responsable.
También recomienda su uso en granjas y explotaciones agrícolas, destacando la facilidad de montar y desmontar estructuras en función de las necesidades. Además, se pueden usar –apuntan- para construir piscinas, algo que seguramente han hecho más de una vez miles de niñas con piezas de Lego y agua del grifo, para desespero de sus padres.
Y la pregunta del millón, ¿se puede construir una casa con estos bloques de polipropileno reciclado? ¿Por qué no es uno de los usos que sugiere esta startup en su web? No parece algo imposible, pero de momento habrá que esperar, ya que por el momento la compañía está en fase de desarrollo y sus responsables pretenden abrir una fábrica que permita acelerar la producción de los ladrillos, cuyo coste todavía no se ha hecho público.