Un hacker israelí, sentenciado a 80 meses de cárcel en EE.UU.

Aviram Azari, quien operaba una empresa de inteligencia, se embolsó cerca de 5 millones de dólares pirateando a empresas e individuos.

Alberto Payo

Periodista

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Hacker.
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Aviram Azari, hacker israelí de 52 años, ha sido sentenciado a 80 meses de cárcel en EE.UU., tras ser detenido por piratería informática, fraude electrónico y robo de identidad cuando viajó al país en septiembre de 2022. 

Además, deberá cumplir tres años de libertad supervisada y devolver los 4,84 millones de dólares que ganó con estas prácticas. 

El Departamento de Justicia de EE.UU. ha determinado que Azari, quien vendía sus servicios como investigador privado, poseía y operaba una "empresa de inteligencia" con sede en Israel llamada Aviram Hawk o Aviram Netz.

Su compañía se dedicaba a obtener información sobre objetivos específicos. Para estas operaciones de 'inteligencia' recurría a grupos de piratas informáticos, incluyendo a uno radicado en India. 

Las prácticas de estos subcontratados eran de dudosa legalidad. Comúnmente, accedían a cuentas online y robaban información, a menudo aprovechándose de correos electrónicos de phishing. 

Más de 100 víctimas

Entre los objetivos de Azari había empresas de tecnología, periodistas y activistas por el medio ambiente. 

Una investigación ha hallado que este hacker israelí llegó a tener en su punto de mira a 300 objetivos, aunque solo pudo piratear con éxito a un centenar. 

“Algunos de los documentos pirateados que fueron robados de varias cuentas online de las víctimas se filtraron a la prensa, lo que dio lugar a artículos relacionados con las investigaciones de los fiscales generales de Nueva York y Massachusetts sobre el conocimiento de Exxon Mobil Corporation respecto al cambio climático y posibles declaraciones erróneas hechas por Exxon sobre lo que sabía en cuanto a los riesgos del cambio climático”, ha comentado el Departamento de Justicia. 

"Las víctimas han descrito el ataque persistente e implacable contra ellas y sus asociados, así como el robo de sus identidades y datos personales, como un 'ataque psicológico' que les ha causado 'ansiedad, paranoia, depresión, insomnio, y miedo', y las víctimas han expresado continua preocupación por su seguridad personal”, concluye la institución.