La lucha de las personas trans contra trolls, ciberacosadores y otros agresores digitales

La activista trans Clara Sorrenti ha logrado un hito contra los trolls que operan en Internet después de la desactivación de la plataforma de Kiwi Farms, un sitio web que se dedicaba a hostigar a las personas transgénero.

Pedro Fernaud

Periodista

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El caso de Clara Sorrenti como referente de los derechos de las personas transgénero es una inspiración para construir una sociedad más inclusiva y diversa. Foto de Alexander Grey para Pexels
El caso de Clara Sorrenti como referente de los derechos de las personas transgénero es una inspiración para construir una sociedad más inclusiva y diversa. Foto de Alexander Grey para Pexels

Algunas historias nos ilustran respecto a la magnitud de los desafíos que enfrentamos como comunidad, entendida esta como espacio de convivencia en la que caben todas las personas y expresiones afectivas y culturales. Un desafío formidable, que cobra una dimensión referencial en las sociedades democráticas a la hora de dar amparo, protección y cauces de expresión a las minorías y disidentes. También en los ágoras virtuales que están funcionando en la Red.

Claves del acoso de Kiwi Farms a Clara Sorrenti 

En ese contexto, en la necesidad de desarrollar esos espacios de libertad y respeto a la diversidad, funciona la historia de Clara Sorrenti, una activista trans que se vio obligada a huir de su casa en Canadá. El motivo de esa diáspora es que los usuarios de un sitio web, Kiwi Farms, caracterizado por sus actitudes de odio hacia las personas transexuales, la atacaron y hostigaron de manera sistemática durante meses. 

Son innumerables los ataques y acosos que ha padecido en este proceso Sorrenti. Una oleada de odio y hostigamiento que la impulsaron a emprender una campaña de sensibilización en Internet contra el sitio web Kiwi Farms, que ha acabado desembocando en la clausura de este sitio dedicado a la transfobia. 

Cuando Kiwi Farms te dedica tu propio hilo, significa que hay suficientes personas interesadas en participar en una campaña de acoso a largo plazo en tu contra”, explica  Sorrenti en una entrevista.

 

Sorrenti, más conocida por su nombre de usuario en línea "Keffals"se convirtió en el objetivo de una campaña de acoso organizada en Kiwi Farms. Esta activista canadiense fue colocada en la diana de las actitudes violentas e intolerantes de los usuarios de esta web a raíz de que comenzara a hacerse popular. El motivo de esa creciente relevancia en la Red se originó en sus intervenciones y declaraciones públicas sobre los derechos de las personas trans en Twitch, la plataforma de transmisión de video en vivo de Amazon, que cuenta con grandes audiencias a escala mundial.

Cuando Kiwi Farms te dedica tu propio hilo, significa que hay suficientes personas interesadas en participar en una campaña de acoso a largo plazo en tu contra”, explica  Sorrenti en una entrevista que ha concedido a CNN News. 

"Lo primero que hicieron cuando se abrió mi hilo fue encontrar el obituario de mi padre fallecido y usarlo para localizar su página de Facebook conmemorativa", detalla esta activista trans canadiense. "Pudieron encontrar una foto de mi padre en el porche delantero de la casa de mi infancia y, a partir de ese documento, emplearon Google Maps y descubrieron dónde estaba ubicada".

Una campaña de acoso desarrollada durante meses 

A partir de ahí, se inició una campaña de acoso y derribo contra la estabilidad y el entorno personal de Sorrenti. Una dinámica de hostigamiento que se tradujo en meses de abusos y amenazas, lo que finalmente llevó a la policía armada canadiense a aparecer en la casa de Sorrenti en Ontario, después de que los trolls (personas que aprovechan cualquier lugar en la Red para crear controversia y fomentar el enfrentamiento entre otros usuarios) llamaran a este cuerpo de seguridad del país norteamericano, generando una emergencia falsa vinculada al domicilio de esta activista trans.

El incidente se articuló a través de una táctica de acoso conocida como swatting (una llamada a la policía u otros servicios de emergencias dando un aviso falso de un incidente grave. Las llamadas suelen reportar situaciones falsas con rehenes o alguien que tiene una bomba u otro delito grave). Hablamos de un fenómeno cada vez más popular y peligroso, hasta el punto de que incluso ha llevado a la muerte de personas. 

Cuando el troleo y el hostigamiento continuaron, y los acosadores hicieron acopio de más información sobre su ubicación, decidió irse de Canadá y quedarse con un amigo y compañero activista trans en Belfast, Irlanda del Norte. Pero los trolls también rastrearon su pista hasta la capital de Irlanda del Norte. Ese acoso se expresó en esta ocasión en que llenaron la fachada del edificio en el que se está hospedando con insultos hacia su persona. 

"Agotada" por tener que estar huyendo de un sitio a otro, Sorrenti finalmente decidió lanzar una campaña para relatar su situación y concienciar sobre la necesidad de que Kiwi Farms fuera expulsado de Internet. 

El dilema entre libertad de expresión en modo "barra libre" y el respeto a los derechos humanos

Lo que hizo Sorrenti, y las preguntas que planteó, contribuyen a perfilar la que puede ser la próxima frontera en el debate sobre qué deberían hacer las principales empresas de Internet con respecto a las campañas de odio y acoso en línea que se organizan con el apoyo de sus servicios. Si bien gran parte del debate en los últimos años se ha centrado en los sitios de redes sociales de referencia, como Facebook y Twitter, otras compañías de servicios de Internet enfrentan ahora también un riguroso escrutinio por parte de la sociedad. 

Sea como fuere, lo que parece claro es que eliminar un sitio web de Internet no es una tarea sencilla. Ciertamente, no es tan fácil, como, por ejemplo, denunciar una cuenta odiosa de Twitter o Facebook, una situación en la que una sola empresa puede tomar una decisión sobre qué permitir en su plataforma. Cuando hablamos de Internet nos referimos a un ámbito mucho más libre y diverso (a veces también asilvestrado, lo que se revela en que no están regulados según qué derechos fundamentales). 

El caso es que los sitios web no se conectan ni se mantienen online por sí mismos: dependen de empresas que ofrecen alojamiento, seguridad cibernética y otros servicios. En el momento actual, señalan activistas como Sorrenti, es hora de que estos proveedores también asuman la responsabilidad de acabar con las amenazas violentas o los discursos que propagan discursos de odio a través de Internet. 

Una de esas empresas, sobre las que se ha centrado una parte importante del debate sobre Kiwi Farms, es Cloudflare, una compañía estadounidense que proporciona una red de entrega de contenido, servicios de seguridad de Internet y servicios de servidores de nombres de dominio distribuidos. Cloudflare ofrece pues un conjunto de servicios, pero en el caso de Kiwi Farms no era ni una plataforma ni un host. En cambio, Kiwi Farms usó los servicios de seguridad de Cloudflare para protegerse de los ataques cibernéticos. 

Ese tipo de servicios son cruciales para mantener un sitio web operativo; si Cloudflare bloquea sus servicios en un sitio, básicamente puede desconectarlo, al menos hasta que el sitio encuentre otro proveedor.

En 2019, Cloudflare retiró su apoyo a 8chan, otro foro lleno de odio, después de que se vinculara con un tiroteo en El Paso, Texas, Estados Unidos, en el que murieron 23 personas. Cloudflare también impidió que el sitio web neonazi The Daily Stormer empleara sus servicios en 2017. Pero Matthew Prince, el CEO de Cloudflare, ha expresado durante mucho tiempo su incomodidad sobre el papel potencial que podría tener su empresa si decide qué puede y qué no puede estar en línea. La posición de Prince es repetida frecuentemente por otros empresarios y emprendedores de Silicon Valley, que argumentan que no debería depender de ellos controlar el discurso que se genera en Internet.

Cambio de criterio de Cloudflare 

Cloudflare indicó, en un primer momento, que no actuaría contra Kiwi Farms. Su decisión se sustentaba, explicaba en una publicación de su blog, en lo que consideraba las consecuencias no deseadas de retirar el apoyo a 8chan y The Daily Stormer.

La publicación no hacía referencia directa a Kiwi Farms, pero Cloudflare indicó que sus decisiones de dejar de brindar soporte a 8chan en 2019 y al sitio web neonazi The Daily Stormer en 2017 tuvieron consecuencias no deseadas. "En una respuesta profundamente preocupante, después de ambos despidos, percibimos un aumento dramático de regímenes autoritarios que intentaban persuadirnos para que retiraramos los servicios de seguridad centrada en dar apoyo y proteger a las organizaciones de derechos humanos", se lee en la publicación del blog.

Sin embargo, la compañía estadounidense, una de las más reputadas en el campo de los servicios de alojamiento en Internet y ciberseguridad, acabó cambiando ese criterio. El pasado 3 de septiembre, en medio de una ola de atención de los medios hacia Kiwi Farms, tras divulgarse su situación a escala multitudinaria gracias a un reportaje de la NBC en la que se informaba sobre las actividades del sitio, Cloudflare modificó su postura y decidió dejar de brindar servicios a Kiwi Farms, alegando "amenazas inminentes para la vida humana".

Después de que Cloudflare retirara su apoyo, Kiwi Farms estuvo temporalmente inaccesible, pero pronto volvió a estar operativa en la Red gracias al apoyo de una empresa rusa de servicios de Internet, DDos-Guard. (DDos es un tipo de ataque cibernético que puede hacer que los sitios web sean inaccesibles).

Sin embargo, ese provisional bote salvavidas para los propagadores del odio y el acoso apenas tuvo recorrido. Fue el seis de septiembre cuando DDos-Guard también bloqueó Kiwi Farms. DDos-Guard emitió un comunicado en el que explicaba: "Queremos enfatizar que el acceso a nuestros servicios está disponible para cualquier cliente, incluso sin la participación de los gerentes. Así es como Kiwi Farms activó el servicio de protección contra DDoS. Luego regresamos, después del fin de semana, y el sitio web Kiwi Farms se convirtió en el centro de atención". Tras analizar la situación en la que se vieron inmersos, esta empresa ha especificado que "no moderamos el contenido publicado en los sitios de los clientes, ya que no somos Facebook y no aspiramos a convertirnos en algo así", dijo la compañía, pero agregó que "hay algunas cosas que encontramos inaceptables bajo cualquier circunstancia".

El desafío de articular una respuesta más integral para erradicar el odio en Internet 

Por su parte, Alissa Starzak, directora global de políticas públicas de Cloudflare, ha señalado a CNN que debe vertebrarse un enfoque más "holístico" para abordar el odio que se despliega en Internet. "Realmente necesitamos soluciones a largo plazo porque la eliminación de los servicios de seguridad", dijo, "no aborda la amenaza a largo plazo del acoso en línea o la escalada de violencia o ciertamente no las amenazas de muerte".

"Creo que entiendo de dónde vienen", dijo Sorrenti sobre la respuesta inicial de Cloudflare. "No quieren ver un futuro en el que las empresas puedan decidir: 'Me gusta este sitio. Debería estar en Internet. No me gusta este sitio. No debería', pero no creo que esto sea una cuestión de libertad de expresión. Cuando llega al punto en que un sitio web es una amenaza para la vida de las personas, debe retirarse absolutamente de Internet", agregó. Las acciones de Cloudflare y DDos-Guard han desconectado, en esencia, a Kiwi Farms, al menos por ahora.

Sorrenti sabe que todos los trolls no desaparecerán solo porque el sitio está desactivado, pero espera que les resulte más difícil movilizarse. "Al mostrarles que podemos organizarnos contra este tipo de acoso en línea y lograrlo, esta cancelación puede representar un hito en esta lucha por preservar los derechos fundamentales de todos", señala.

Algunas pinceladas de cómo está la situación de las personas trans en España

Para conocer la realidad de las personas transexuales en España hemos contactado con uno de los activistas que mejor conoce la situación de este colectivo en nuestro país, Xan Rodríguez.

Xan nos cuenta que esa situación es un buen ejemplo de cómo la transfobia sigue arraigada en la conciencia de muchas personas en nuestra sociedad. "Personalmente nunca he padecido hostigamiento en la Red, porque no tengo redes sociales, pero sí que reconozco esa violencia. Se trata de una manera insidiosa y machacona de excluirte o acosarte, que muchas veces se fundamenta en el día a día, en pequeños detalles que te van cuestionando como persona así como tu identidad afectiva y de género. Son cuestionamientos que se arraigan en lo convencional, lo que para muchas personas es lo lógico y lo razonable, pero en cualquier caso también es hostigamiento".

Afortunadamente "las cosas van cambiando: muchas personas trans no se identifican de una manera binaria: como hombres o mujeres". Xan Rodríguez lo sintetiza de esta manera: "el ser humano no cabe en una cuadrícula".

A propósito de las agresiones a Sorrenti, Rodríguez señala que "para algunas personas la realidad es una serie de dinámicas que hieren a otros". A esas agresiones más frontales, relata Rodríguez hay que sumar una serie de comentarios "denigrantes, más o menos sutiles, que padecemos en el día, y que se expresan de manera intergeneracional, en todas las edades. Son actitudes resultado de la sociedad machista, homófoba y en la que también hay mucha transfobia, en la que todavía tenemos que movernos".

Este activista de los derechos trans pone un ejemplo ilustrativo, del día a día, que ilustra la situación de indefensión o cuestionamiento que tienen que afrontar estas personas de manera cotidiana y durante toda su vida. "Para bastantes de las personas de nuestro colectivo está restringida la libertad del baño que quieres utilizar, que puede cambiar de acuerdo al momento de proceso personal en el que te encuentres". 

Webs de referencia del ámbito trans en nuestro país  

Interpelado sobre páginas web de referencia que pueden ayudar a personas que están en un proceso de transformación personal vinculado a la transición transgenero, Rodríguez señala la web Euforia, que se auto define como "web de familias trans-aliadas. Somos familia, en el sentido más amplio del término. Nuestro objetivo es serlo también para quienes necesitan referentes y herramientas para poder superar los estereotipos y aceptar la identidad de sus hijes. Y para quienes han tenido que dejar atrás a sus familias de origen buscando vivir su identidad en libertad. Como familias sabemos lo importante que es cuidar y ser cuidadas". Este activista por los derechos de las personas trans considera que "este sitio ayuda a los hijos de una manera profunda en sus búsquedas, respetando la diversidad de planteamientos con los que quieran ejercer su identidad trans". 

Otro lugar de referencia en nuestro país para ayudar a las personas transgénero, nos indica Rodríguez, es ATA, la Asociación Trans de Andalucía - Sylvia Rivera (ATA-Sylvia Rivera). Nos referimos a una organización que se declara "de, por y para personas trans. Nacimos en junio de 2007 de la inquietud de un grupo de mujeres trans, para dar una respuesta a la específica situación de discriminación estructural que sufren, la infancia, juventud y personas trans". Entre los objetivos de esta entidad está "el apoyo y defensa de las personas trans, integración sociolaboral de las personas trans, en especial de las mujeres trans, desde una perspectiva de género". 

Este activista trans también señala como referencial la asociación "el hombre transexual" (HT), que es "la única asociación de personas trans que hay en Madrid". Como explican en su página web El hombre transexual "se constituye en el año 2003. La asociación tiene carácter estatal pero su sede está en la provincia de Madrid, donde realizamos reuniones periódicas, encuentros, talleres y actividades, enfocadas principalmente para hombres trans. La asociación se formó por la necesidad de establecer vínculos entre las personas trans con el fin de aunar experiencias propias de nuestro colectivo que favorezcan al desarrollo e integración social, laboral, educativo…Por todo ello, queremos que sea una herramienta de divulgación y un lazo de unión y contacto entre nosotros, en la que podamos trabajar todos para un bien común".