Opinión

España, Marruecos, Argelia y el gas

Profesor en EAE Business School.

El pasado 18 de marzo, el Gabinete Real Marroquí hacía pública una nota en la que comunicaba una carta remitida por Pedro Sánchez al rey de Marruecos. No es hasta el día 23 cuando agencias y medios publican la carta en su integridad coincidiendo con la intervención del ministro Albares en la Comisión de Exteriores del Congreso.

En esta carta, fechada el 14 de marzo, Sanchez da un viraje de 180 grados en uno de los temas clave de la política exterior española: la posición de España respecto del Sahara Occidental. Pero antes de continuar permítanme que retroceda unos años.

Una mirada atrás

El Sahara Occidental fue reclamado por España en el año 1884 y delimitado según acuerdo con Francia en 1900. En 1958 se convierte en provincia española y todos sus habitantes reciben, como tales, el DNI. En 1968 surgen los primeros movimientos independentistas y en 1973 se constituye el Frente Polisario, movimiento armado protegido por Argelia. Según la Asociación Canaria de Víctimas del Terrorismo (ACAVITE), 289 españoles fallecieron en atentados terroristas perpetrados por el Polisario entre los años 1973 y 1986. Entre ellos, militares, trabajadores de las minas de Fosbucraa y pescadores españoles que faenaban en las costas del Sahara.

El Sahara español estuvo bajo soberanía y administración española hasta comienzos de 1976. A primeros de noviembre de 1975, coincidiendo con la agonía de Francisco Franco, Marruecos, con la aprobación estadounidense, inicia la Marcha Verde con el objetivo de ocupar por la fuerza la provincia española. Poco después, el 14 de noviembre, España, Marruecos y Mauritania firman el Tratado de Madrid por el que España cede la administración de este territorio, pero no la soberanía, a estos dos países vecinos. En febrero de 1976 España abandona el Sahara, sin realizar el traspaso de la soberanía a ninguna de las partes interesadas. Surge así un conflicto armado que pasa por diversos grados de intensidad entre Marruecos, que lo ocupa tras la retirada española, y el frente Polisario, respaldado por Argelia, que declara la República Árabe Saharaui Democrática.

La postura española ha estado, desde entonces, con gobiernos de un signo y otro, en consonancia con la doctrina de las Naciones Unidas: celebrar un referéndum para que sean los propios saharauis quienes decidan su futuro. Sin embargo, Marruecos ha estado torpedeando la celebración del referéndum y, tras la renuncia de Mauritania, se ha anexionado, de facto, la mayor parte del territorio construyendo un muro que facilite la vigilancia frente a posibles incursiones del Frente Polisario.

En este statu quo se ha mantenido la cuestión del Sahara Occidental hasta que en diciembre de 2020 Trump reconoce la soberanía de Marruecos sobre el Sahara Occidental y este se convierte en el aliado clave de EEUU en el norte de África, por contraposición a Argelia que sigue en la órbita rusa. Marruecos también estrecha lazos con Israel, que le provee de tecnología militar.

El reino alauita ha seguido siempre una política de hostigamiento a los intereses españoles, sobre todo mediante la presión migratoria que aplica a Ceuta y Melilla. Recuérdese la ocupación del islote de Perejil en Julio de 2002, a mi juicio, solo un test para valorar la determinación española.

Desde entonces y, sobre todo con los últimos gobiernos españoles, la presión ha ido in crescendo:  asaltos masivos con la pasividad, cuando no la complicidad, de las autoridades marroquíes, la invasión de menores al grito de ¡Que viene Cristiano!, el cierre de los pasos fronterizos entre ambas ciudades y Marruecos desde el 14 de marzo de 2020, la cancelación de la Operación Paso del Estrecho en junio de 2021 en favor de puertos franceses, etcétera.

Por si todos estos tira y afloja habituales fueran poco, en abril de 2021 el gobierno de Sanchez permite que el líder de Frente Polisario Brahim Gali entre en España para un tratamiento médico saltándose todas las formalidades legales y sea hospitalizado en Logroño. Marruecos monta en cólera y retira su embajadora en Madrid.   

El papel de Argelia en el norte de África

Históricamente, Argelia y Marruecos se han disputado la primacía política y militar en el norte de África con una larga historia de enfrentamientos diplomáticos y escaramuzas fronterizas. Mientras Marruecos es una monarquía religiosa muy conservadora, Argelia consigue su independencia de Francia en octubre de 1962 tras una guerra muy sangrienta y con el nombre de República Argelina Democrática y Popular, se convierte en aliado de la Unión Soviética. En términos económicos, el PIB argelino fue de 127.000 millones de euros en 2020 mientras que el marroquí de ese año alcanzó los 100.000 millones de euros. La población de Argelia es de casi 44 millones de habitantes mientras que la de Marruecos alcanza 37 millones.  

En lo que se refiere a nuestra relación con Argelia, casi la mitad del gas que se consume España lo suministran ellos. Ambos países están conectados por dos gasoductos, Magreb Europa que cruzaba Marruecos para entrar en España por Tarifa, y el llamado Medgaz, que cruza el Mediterráneo desde Argelia y entra en España por Almería. Marruecos, a cambio de dejar pasar el gas argelino, recibía un pago en gas equivalente al 7% del total. Sin embargo, durante el pasado año, Argelia y Marruecos rompen relaciones diplomáticas y Argelia cierra el gasoducto Magreb Europa por el que transcurría algo menos de la mitad del gas suministrado a España y Portugal. En la actualidad solo queda operativo el Medgaz, que tiene menor capacidad. Así, el Magreb Europa transportaba anualmente 10 billones de metros cúbicos (bcm) mientras que el Medgaz solo puede transportar 8 bcm, aunque a finales de año se habrá ampliado su capacidad hasta 10bcm.

Es importante resaltar que Argelia dispone de otro gasoducto que conecta con Italia a través de Túnez con dos ramales, uno entra a través de Sicilia y otro desde Cerdeña, y una capacidad cercana a los 30 bcm anuales.

La carta de Sánchez a Mohamed VI

Con estos antecedentes, retomamos la carta de Sanchez que ha logrado agitar el avispero argelino-marroquí. Hay dos aspectos fundamentales que debemos analizar: la forma y el fondo de este movimiento.

Una regla no escrita establece que los grandes temas de política exterior deben ser consensuados en el Congreso de los Diputados, expresión de la soberanía nacional. Sin embargo, en este caso, Sanchez decide dar un giro copernicano a nuestra política internacional sin discutirlo en ese foro y sin que el propio Consejo de Ministros tuviera noticia de la misiva. Es más, el propio ministro de Exteriores, Albares, reconoció el martes 23 en el Congreso de los Diputados que se había enterado de la carta al leerla en El País. En esta carta Sánchez, según El País, dice literalmente: “España considera que la propuesta marroquí de autonomía presentada en 2007 como la base más seria, creíble y realista para la resolución de este diferendo”.  Abandona, por tanto, la tesis sostenida por España en consonancia con la ONU de que la solución al problema del Sahara Occidental debe basarse en el referéndum antes citado. Por otra parte, todo apunta a que la publicación de esta misiva por la diplomacia marroquí cogió fuera de juego al gobierno español, que estuvo desaparecido desde el día 18 hasta la citada comparecencia del ministro el 23 en la que menciona insistentemente el concepto de “hoja de ruta”, dando a entender que esta carta es solo el primer paso en una nueva relación entre ambos estados.  Por supuesto, la embajadora marroquí vuelve a Madrid el mismo día 20 de marzo.

El gobierno, off the record, asegura que Argelia había sido informada pero la reacción de esta parece indicar lo contrario. El mismo día 19 Argelia llama a consultas a su embajador en Madrid.  Albares, en la comparecencia, se deshace en lisonjas a Argelia. El viernes 1 de abril, Argelia confirmaba precios del gas para los próximos meses a todos sus clientes salvo a España y definía a Italia como socio estratégico para el suministro de gas a Europa tras reunirse en Roma con el ministro italiano de Asuntos Exteriores.  

¿Qué hay detrás de la carta de Sánchez?

La gran pregunta, ¿qué hay detrás de la carta de Sánchez?  no tiene respuesta fácil. Sabiendo cómo se las gasta Marruecos, tras el espaldarazo norteamericano de Trump y la confirmación de Biden, el reino alauita se considera con las manos libres para hacer y deshacer a su antojo en el Sahara Occidental. El Polisario está bajo mínimos y la tecnología de vigilancia y control instalada en el muro hace muy difícil el éxito de cualquier incursión en la zona controlada por Marruecos. 

"Cerrado el tema del Sahara, Marruecos buscará un nuevo leitmotiv para cohesionar a su población, con altos niveles de pobreza y desempleo: la recuperación de las que llama 'ciudades ocupadas' de Ceuta y Melilla".

Mientras, el gobierno argumenta que con esta carta consigue estabilidad para Ceuta, Melilla y ¡Andalucía! Es decir, parece que Sanchez cree que ha descubierto cómo conseguir que Marruecos se convierta en un buen vecino que no volverá a molestarnos ni a incordiarnos con nuevas avalanchas en la fronteras de Ceuta y Melilla u oleadas de pateras en las Canarias y las costas andaluzas.  Por el contrario, cerrado el tema del Sahara, Marruecos buscará un nuevo leitmotiv para cohesionar a su población, con altos niveles de pobreza y desempleo: la recuperación de las que llama “ciudades ocupadas” de Ceuta y Melilla. En opinión de muchos analistas que comparto, transcurridas unas pocas semanas o meses, volverán las oleadas de inmigrantes, las pateras y los gestos hostiles hacia España. De momento, Marruecos ha cancelado la visita que Albares tenía planeada para el pasado viernes 1 de abril. Parece que Mohamed VI quiere que sea Sánchez en persona quien se reúna con él cuando el monarca marroquí decida. Suma y sigue…

¿Qué papel juegan los EEUU y Francia, ambas con muchos lazos e intereses en Marruecos, en este movimiento?

Mostrando debilidad diplomática y militar frente al vecino del sur solo conseguiremos envalentonarlo para que aumente su presión. Por cierto, Marruecos está modernizando su ejército. En el presupuesto del año 2022, el gasto militar marroquí alcanza el 4,28% del PIB, mientras que el gasto español en defensa se sitúa en torno al 1% de nuestro PIB. En la OTAN solo por detrás, en porcentaje, de Luxemburgo.    

Nuestras futuras relaciones con Argelia

¿Qué pasará con Argelia? Tras la invasión de Ucrania y las sanciones a Rusia, los ojos de Alemania y de Italia, las dos grandes economías europeas más dependientes del gas ruso, se vuelven hacia Argelia. Hay muchos países interesados en el gas argelino y dispuestos a pagarlos a buen precio. En otras palabras, a Argelia le sobran clientes para su gas. Sin embargo, al menos a corto plazo, a Argelia no le interesa cortar el suministro a España (el año pasado pagamos 2.600 millones por el gas argelino), pero nos lo va a hacer pagar a un precio muy superior al actual, con el correspondiente impacto inflacionario en el economía española.  

Además, Italia se convertirá en el socio estratégico de Argelia para distribuir su gas a Europa Central. Mientras tanto, nosotros seremos una orgullosa isla energética con el gas, por decisión del gobierno, a 30€ el Mwh. Tenemos la primera estructura de regasificación por capacidad y reservas de Europa. Sin embargo, la falta de conexión con Francia hace imposible que podamos usarla para suministrar gas a nuestros vecinos europeos.  

Con este panorama España seguirá importando gas natural licuado en buques metaneros procedentes de EEUU a un precio muy superior al que está pagando a Argelia, quien también se ha ofrecido a suministrarnos aproximadamente 3bcm por barco.

Es difícil hacerlo peor

Salvo que Sánchez se guarde alguna carta en la manga, por ejemplo, las garantías norteamericanas sobre el comportamiento de Marruecos, este movimiento hecho de espaldas a los procedimientos formales democráticos solo consigue favorecer a Marruecos, nos hace aparecer débiles y claudicantes sin una contrapartida clara y, además, nos enemista con nuestro principal suministrador de gas. Es difícil hacerlo peor.