“Preparémonos para el levantamiento en Bielorrusia, porque sucederá”, ha afirmado, sin ningún atisbo de duda, el general Waldemar Skrzypczak en el popular programa de la televisión polaca "Eventos de Gość".
“Hay que estar preparado para apoyar a las tropas que llevarán a cabo la operación contra Lukashenko”, ha añadido.
Y es que en una entrevista con Polsat News, el general Skrzypczak ha afirmado que, en su opinión, podría haber un golpe armado en Bielorrusia con el objetivo de derrocar al régimen.
“Preparémonos para un levantamiento en Bielorrusia , porque sucederá (...). Debemos estar preparados para apoyar a las tropas que realizarán la operación contra Lukashenko”, ha concluido.
Estas palabras del general Skrzypczak han causado gran revuelo en medios rusos y bielorrusos. De hecho, periodistas del canal "Rusia 24" se han entrevistado con el presidente bielorruso Lukashenko, quien se encuentra actualmente en Moscú como parte de una reunión del Consejo Económico Supremo de Eurasia.
"Estamos listos, que vengan", ha respondido desafiante. “Estamos siguiendo a los tipos de los que habla ese general enfermo. Que allí se alzan banderas, regimientos o batallones enteros. Así es como lo llaman”, ha añadido el dictador bielorruso en respuesta al comentario del general Waldemar Skrzypczak, excomandante de las Fuerzas Terrestres de Polonia.
Según la oposición bielorrusa, Lukashenko no quiere ceder las municiones por el gran temor de que saboteadores y soldados del Regimiento Kalinowski entren en Bielorrusia; y según estas mismas fuentes, el ahora principal socio de Putin cuenta con armas para combatir a los subversivos durante tres meses de operaciones de combate: si regalan parte de las municiones a Rusia no habrá posibilidad de reposición.
Si hay un presidente que está ayudando a Rusia en la guerra en Ucrania es el bielorruso, Alexander Lukashenko. Lleva 30 años en el poder, y por eso se conoce al país como la última dictadura de Europa. En agosto se cumplirán tres años de la represión que ordenó tras el fraude electoral que le mantiene en el cargo. Cada vez se hacen más presentes en Bielorrusia los lazos blancos y rojos, colores de la protesta contra el presidente bielorruso y, aunque Minsk ha sido un aliado clave para Rusia desde el comienzo del conflicto, cuando permitió que Moscú usara la frontera bielorrusa con Ucrania para lanzar su fracasado ataque contra Kiev, este apoyo no puede ser ilimitado por razones de supervivencia.
Ya en repetidas ocasiones Putin ha intentado una mayor involucración del ejercito bielorruso en la guerra, pero Lukashenko no tiene muy claro si sus tropas salen de sus cuarteles hacia Kiev no acabarían en Minsk.
De hecho, hay multitud de preguntas y teorías sobre la esperada ofensiva ucraniana, pero en la OTAN uno de los temores es qué ocurría si esta sale demasiado bien, si todo el frente ruso se desmorona, cientos de miles de recién alistados rusos abandonan sus posiciones, y se produce un efecto contagio: ¿Qué ocurriría si Rusia pierde rápidamente sus terrenos invadidos en Ucrania, se produce un golpe de estado en Bielorrusia y se contagia Moldavia?
El general Waldemar Skrzypczak ha explicado claramente su opinión en estos días y Lukashenko le ha respondido inmediatamente, pero la cuestión de fondo en Bielorrusia ya la comentaba en mi articulo de Escudo Digital del 22 de febrero, y, como se puede ver, tiene total vigencia.
