Pilar Rangel

Opinión

¿Se convertirá Mali en el nuevo Afganistán para Francia?

Experta en Terrorismo Internacional y en la lucha contra Daesh.

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Soldados con rifles de asalto y helicópteros militares - belchonock.
Soldados con rifles de asalto y helicópteros militares - belchonock.

La situación actual de Francia en Mali no es la mejor de los últimos años después del último golpe de Estado y la llegada de Rusia como nuevo actor internacional en la zona, motivo por el que la CEDEAO, con el apoyo de Francia, ha adoptado duras sanciones contra la Junta maliense exigiendo una rápida convocatoria de elecciones en el país. El ultimo incidente entre Mali y Francia ha sido la expulsión del embajador francés en Bamako.

Igualmente, los Acuerdos de defensa entre Francia y Bamako se han puesto en tela de juicio e incluso se ha exigido a las fuerzas danesas que abandonen la Fuerza Takuba.

Ante esta situación tanto Francia como la Unión Europea se tienen que replantear cuál tiene que ser la estrategia futura en la lucha contra el terrorismo yihadista en el Sahel.

Durante los últimos meses Francia ha disminuido su presencia militar en Mali, pero ha sido compensada con un mayor apoyo dentro de la Fuerza Takuba.

Hay que recordar que Francia ocupa la presidencia de la Unión Europea y se encuentra a tres meses de elecciones presidenciales en una situación que ya empieza a asemejarse a la de Afganistán, donde Estados Unidos se retiró el verano pasado sin consultar a sus aliados en la zona.

Tampoco hay que olvidar el mayoritario sentimiento antifrancés de la población en la zona, la presencia de Rusia y las obstrucciones de la Junta, que podrían hacer que París se planteara una retirada después de nueve años de intervención, un alto coste humano y un mayor coste económico.

Y lo peor es que en estos años hemos visto cómo, a pesar de la intervención de Francia en el Sahel, el terrorismo yihadista no solo no se ha frenado sino que se ha extendido a países como Burkina, Niger, Costa de Marfil, Togo y Ghana.

Según fuentes locales, se estaría pensando en crear un puesto de mando francés para supervisar las actividades de cooperación militar en África occidental.

Aunque la salida de Francia no está aún prevista puede producirse en el caso de que Mali así lo solicite, dado el deterioro de las relaciones entre ambos países.

Francia tampoco se puede quedar en Mali a cualquier precio, pero sí hay que decidir cómo sería la lucha contra el terrorismo yihadista en la zona si finalmente Francia y Takuba salen del Sahel, pues es una zona de interés prioritario dentro del ámbito de seguridad para Europa.

Evidentemente la solución al problema del terrorismo yihadista en el Sahel no pasa solo por la vía militar sino también por mejorar la gobernanza y reconstruir todos estos países en todos sus ambitos: económico, policial, judicial…

Sin embargo, la falta de sinergia entre Francia y la Junta militar en Mali no augura un buen escenario a corto plazo, y quien se beneficiará en última instancia serán los yihadistas. Por ello tanto Francia como la UE deberán mejorar su estrategia en el Sahel y no centrarla solo en el ámbito militar para fortalecer las capacidades de estos Estados.

Es evidente que ahora mismo para Francia quedarse es complicado, pero marcharse sería aún peor. Por ello debería llevarse a cabo una negociación tanto con la Junta maliense como con el resto de los socios europeos.

Lo que Mali desea es recuperar el control sobre la presencia militar extranjera en su territorio para controlar mejor "quién hace qué” en base al principio de soberanía nacional.

Sin embargo, el norte de Malí sigue fuera del control del gobierno, ya que esta zona está gobernada por grupos tuaregs y con una fuerte presencia de grupos yihadistas como AQMI, por lo que la presencia de estos grupos unido a la retirada de Francia supone una mayor amenaza para la estabilidad regional.

No obstante, la presencia militar extranjera no es la solución para Mali ni para el resto de países del Sahel con el mismo problema de seguridad. Son problemas internos que estos países tendrán que abordar con la ayuda internacional, pero no exclusivamente con la ayuda militar.

A estas alturas, ¿hay que preguntarse qué futuro tiene la presencia militar francesa en el Sahel? Después de su ineficacia en la lucha antiterrorista, una imagen muy degradada por parte de la población civil -percibe a Francia como un ejército de ocupación colonial y no como la solución al problema-, y los problemas con una Junta que pretende entablar un diálogo con los grupos yihadistas con su oposición, es evidente que el país galo debe cambiar su estrategia en el Sahel, pero sin renunciar a salir de allí, salvo que sean expulsados por las autoridades de estos países.

Tanto Francia como Estados Unidos y el resto de los países de la Unión Europea que están presentes en el Sahel tendrán que modificar su estrategia de seguridad en esta zona ante los nuevos desafíos que se crean con la entrada de Rusia como nuevo actor internacional y el efecto dominó en varios países del Sahel con los últimos golpes militares.

Evidentemente una salida del Sahel supondría graves perjuicios en estos países y a lo largo para Europa, ya que esta salida sería ocupada por países como Rusia o China, igual que ha ocurrido en Afganistán después de la salida de Estados Unidos.

Es muy posible que Francia tenga que cambiar su logística dando una mayor importancia a la inteligencia en operaciones, reduciendo el número de bases y haciendo un mayor uso de los drones y la inteligencia humana.

El problema en el Sahel es una cuestión que tendrán que resolver los sahelianos con la ayuda internacional, pero no con una visión de imposición sino de acompañamiento de estas fuerzas internacionales.