Crece el doomscrolling: la adicción a las noticias negativas

El 17% de los participantes de un estudio de la revista Health Comunication admite estar enganchado a las malas noticias, lo que afecta su salud mental y física de manera crónica. La lectura de filósofos como Platón, posible salida a esta conducta.

Pedro Fernaud

Periodista

Guardar

La búsqueda compulsiva de noticias de muerte y tragedia puede dañar la salud mental y física, como constata un estudio de Health Comunication. Imagen de PublicDomainPictures en Pixabay
La búsqueda compulsiva de noticias de muerte y tragedia puede dañar la salud mental y física, como constata un estudio de Health Comunication. Imagen de PublicDomainPictures en Pixabay

El doomscrolling es un concepto relativamente nuevo, pero que arraigó con fuerza en la psique de muchos ciudadanos a escala planetaria durante los meses de confinamiento que tuvieron lugar en buena parte del globo, debido a la pandemia de la covid-19. Aquellas fueron jornadas de mucha incertidumbre, temor y hasta fatalismo. No en vano, hablamos de una enfermedad que se ha llevado por delante la vida de 6 millones y medio de personas en el mundo y 113.000 en España

Qué es el doomscrolling 

El concepto de doomscrolling alude a dedicar una cantidad estimable de tiempo (minutos e incluso horas) a bajar y bajar por la barra de scroll de periódicos y webs en búsqueda de noticias que aporten datos y, con suerte, contextualicen noticias que relatan muertes, enfermedades, pobreza, guerras, desastres ecológicos, y, en general, tragedias.

El concepto de doomscrolling alude a dedicar una cantidad estimable de tiempo (minutos e incluso horas) a bajar y bajar por la barra de scroll de periódicos y webs en búsqueda de noticias que aporten datos y, con suerte, contextualicen noticias que relatan muertes, enfermedades, pobreza, guerras, desastres ecológicos, y, en general, tragedias.

Etimológicamente, doom en inglés significa “muerte” o “fatalidad” y scrolling es la acción de desplazarnos hacia abajo en las pantallas de nuestros dispositivos, tal y como hacemos con las redes sociales para ver las publicaciones que nuestros amigos y conocidos van subiendo cada día. 

Claves que contextualizan el estudio  

Hablamos de una dinámica de búsqueda y revisión de noticias con tono compulsivo. Una dinámica lectora en la que no se busca nada en concreto pero en la que entras en una curiosidad insaciable, en la que lees sin parar noticias sobre contenidos frustrantes y amenazadores. El caso es que un estudio, publicado en la revista Health Communication ha documentado que el 16,5% de las 1.100 personas entrevistadas para esa investigación mostraban signos de consumo de noticias “gravemente problemático”, lo que les generaba mayores niveles de estrés, ansiedad y mala salud.

El profesor Bryan McLaughlin, autor principal del estudio e investigador de la Universidad Tecnológica de Texas, apunta que el ciclo de noticias de 24 horas podría provocar un "estado constante de alerta máxima" en algunas personas, haciendo que el mundo parezca "un lugar oscuro y peligroso". Una conducta de consumo de contenidos fatalistas que se puede inflamar en cualquier momento del día. “Para estas personas, se puede desarrollar un círculo vicioso en el que, en lugar de desconectarse, se adentran aún más, obsesionándose con las noticias y buscando actualizaciones las 24 horas del día para aliviar su angustia emocional”, ha detallado el profesor McLaughlin.

Cuando informarse más no es sinónimo de mayor perspectiva vital 

El profesor McLaughing recalca que sobre-informarse sobre esas situaciones dramáticas “no ayuda, y cuanto más revisan las noticias, más comienza a interferir con otros aspectos de sus vidas”. Alrededor del 27,3% de los interpelados en este estudio relataron niveles "moderadamente problemáticos" de consumo de noticias, el 27,5% se describió como mínimamente afectado por estas informaciones y el 28,7% no experimentó ningún problema.

En este sentido, resulta muy interesante constatar que mientras que algunos lectores pueden recibir cómodamente actualizaciones de noticias sin efectos psicológicos tangibles, otros demuestran una obsesión más compulsiva con los medios y luchan por distanciarse de las malas noticias que están leyendo. 

La ayuda de Sócrates para manejar el doomscrolling 

En este punto del reportaje, podemos echar mano del principio socrático “Conócete a ti mismo”, que recomienda Sócrates a su amigo Alcibíades en uno de los diálogos platónicos. Al prescribirse el conocimiento de “sí mismo”, lo que se nos invita es a poner en orden el conocimiento de nuestra alma, lo que seguro que nos dará un mayor sentido de la proporción y favorecerá una actitud más despegada, con mayor perspectiva, para consumir y procesar esta clase de noticias desalentadoras. 

Dicho con palabras del estudio, aquellas personas que tomaron parte en el mismo con niveles más elevados de consumo problemático de noticias eran "significativamente más propensos" a experimentar problemas de salud mental y física. De ahí que sea tan importante modular el consumo de esos contenidos si nuestro temperamento tiende a ser, por ejemplo, melancólico (propenso a la susceptibilidad y la negatividad). De aquellas personas que relataron desarrollar niveles de consumo informativo gravemente problemáticos, el 74 % refirió experimentar problemas de salud mental y el 61 % relató problemas físicos, en comparación con el 8 % y el 6,1 % de todos los demás participantes del estudio.

Nuestra hipótesis inicial giraba en torno a que una parte considerable de las personas de nuestra muestra mostraría signos de consumo problemático de noticias. Sin embargo, nos sorprendió descubrir que el 17 % de los participantes del estudio sufren el nivel más grave”, señala Bryan McLaughlin, autor principal del estudio e investigador de la Universidad Tecnológica de Texas. 

En síntesis, relata el profesor de la Universidad Tecnológica de Texas, “mucha gente parece estar experimentando cantidades significativas de ansiedad y estrés debido a sus hábitos de consumo de noticias.

Por qué el doomsrolling es un fenómeno psicosocial al alza 

Pamela Rutledge, directora del Centro de Investigación de Psicología de Medios de California, contextualiza con mucho criterio el creciente fenómeno del doomscrolling en una reflexión que compartió a la BBC, el doomscrolling, nos dices esta psicóloga “realmente solo describe la necesidad compulsiva de tratar de obtener respuestas cuando tenemos miedo".

Después de todo, tenemos que valorar si la nueva información constituye una amenaza. "Estamos diseñados biológicamente para responder a eso", indica la psicóloga. "Desafortunadamente, el periodismo contribuye a esa tendencia en cierta manera", agrega.

Como dice Emily Bernstein, escritora de comedias estadounidense que se confiesa enganchada al doomscrolling "tienes una especie de sentimiento de que, si conoces todas las últimas noticias, podrás protegerte mejor, tanto a ti como a tu familia".

Como dice Emily Bernstein, escritora de comedias estadounidense que se confiesa enganchada al doomscrolling "tienes una especie de sentimiento de que, si conoces todas las últimas noticias, podrás protegerte mejor, tanto a ti como a tu familia".

La paradoja del doomscrolling: ventana al hopescrolling de Platón 

Dean McKay, profesor de psicología de la Universidad de Fordham, en Nueva York, especializado en comportamiento compulsivo y desórdenes de ansiedad, considera que el doomscrolling puede funcionar como una forma de "practicar mecanismos de adaptación desarrollados" para gestionar circunstancias negativas de la vida. "Sentir miedo, por ejemplo, nos pone en alerta, lo que es útil en situaciones peligrosas”, relata el profesor. En ese sentido, explica McKay, el "doomscrolling es casi como una estrategia de reunir información". Quizá los doomscrollers no se están deslizando en busca de mayor oscuridad: están haciendo lo que McKay llama provisionalmente como hopescrolling, algo así como internarse, deslizarse, por las pantallas de los dispositivos digitales en busca de esperanza.

Una paradoja que seguro que será más fácil de detectar si nos ‘autorecetamos’ lecturas que nos aporten mayor perspectiva vital, como por ejemplo una visita al Diálogo de Fedón, un diálogo de madurez escrito por Platón, en la que se formula un ideal de vida y se aportan algunas intuiciones y razonamientos del filósofo griego acerca de la inmortalidad del alma…

“Si nuestra alma es semejante a las esencias, no cambia nunca, como no cambian ellas, y no tiene que temer que la muerte la disuelva como al cuerpo. Es inmortal”. Fragmento de El Fedón (387 a. C.), de Platón.