Alemania se rearma para liderar militarmente Europa

Durante décadas, Alemania ha evitado cualquier protagonismo en materia de defensa, apostando por el poder blando: la diplomacia y el comercio.

Oscar Ruiz -Escudo Digital.

Experto en migraciones y analista internacional.

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Foto. Rheinmetall.
Foto. Rheinmetall.

Alemania quiere tomar las riendas del rearme europeo, y lo va a llevar a cabo dando ejemplo y convirtiéndose en el ejército más potente de Europa, pero, ¿realmente nos conviene el rearme de Alemania?

Un giro histórico en la política de defensa alemana

El nuevo canciller, Friedrich Merz, ha sido rápido trazando una ambiciosa hoja de ruta: convertir a la Bundeswehr en la fuerza militar convencional más potente del continente. Esto rompe con la tradición alemana de contención militar tras la Segunda Guerra Mundial y nos conduce directamente a dos preguntas; ¿este cambio es viable? y qué implicaciones puede tener para Europa, la OTAN y “enemigos” y contrapesos históricos como Francia y Reino Unido.

Durante décadas, Alemania ha evitado cualquier protagonismo en materia de defensa, apostando por el poder blando: la diplomacia y el comercio como sus principales herramientas internacionales. Pero llegó la invasión rusa de Ucrania en 2022, y todo se tambaleó. Berlín asumió que ni las sanciones ni la buena voluntad bastaban para garantizar la seguridad del continente.

Principales reformas y adquisiciones

Desde entonces, Berlín ha llevado a cabo importantes cambio, como son un aumento drástico del gasto en defensa, con planes para alcanzar hasta el 5% del PIB, incluyendo infraestructura y sistemas de doble uso; el desarrollo de nuevas capacidades: drones kamikaze, una fuerza especializada en ciberdefensa y más de 100 misiles Patriot PAC-3 MSE; reformas estructurales que afectan a mandos, al posible regreso del servicio militar obligatorio y un rediseño del sistema de adquisiciones, y, por último, despliegues inéditos tales como una brigada blindada permanente en Lituania y liderazgo en operaciones en el Báltico.

Desafíos internos y plazos estimados

Pero la transformación de un ejército “dormido” en uno que lideres Europa llevará tiempo. La meta de convertir a la Bundeswehr en la mayor fuerza convencional de Europa no se alcanzará antes de 2035. Aunque el dinero está comprometido y la industria de defensa alemana crece con (mucha) rapidez, los obstáculos siguen siendo considerables.

Primeramente un problema común en Europa, la falta de personal. Llegar a los 200.000 soldados activos que necesitaría Berlín no se conseguirá hasta al menos 2031. Además, tras años de desinversión, muchos cuarteles y centros de entrenamiento están desactualizados, por lo que Alemania cuenta con una infraestructura básicamente deteriorada que hay que reponer. Y por último y no me os importante, la división política. Hay resistencia, sobre todo dentro del Partido Socialdemócrata y entre sectores de la población, a un enfoque militarista tan radical.

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Potencias nucleares en Europa y su relación con la OTAN. Cuadro de elaboración propia.

Implicaciones geopolíticas en Europa

Si Alemania logra su objetivo, las consecuencias para Europa serán profundas. Se redefine el liderazgo militar en la región donde hasta ahora Francia ha sido el principal actor europeo en defensa, sobre todo por su fuerza nuclear y capacidad de proyección global. Pero si Alemania domina el terreno convencional, el equilibrio podría cambiar.

También se producirían tensiones y cambios dentro de la OTAN. Un gasto del 3,5% del PIB en defensa convencional pondría a Berlín por delante de Francia (2,1%) y Reino Unido (2,3%). Eso obligaría al resto a invertir más, y a asumir un roles secundarios dentro de las cadenas de mando del planeamiento y decisión de la Alianza Atlántica.

Es obvio que un Bundeswehr más fuerte convertiría a la defensa europea en una fuerza más autónoma. En principio, menos dependencia de Estados Unidos suena bien sobre el papel, pero también podría generar fricciones si Francia o Reino Unido perciben que Alemania actúa por libre. Y de hecho, ya hay señales de incomodidad. Francia teme perder peso en proyectos conjuntos como el tanque EMBT o el caza FCAS, donde la cooperación con Berlín no ha sido fácil. París apoya la integración europea, pero no a costa de su influencia militar.

Reino Unido, fuera de la Unión Europea pero con un papel clave en la OTAN, observaría con cierta desconfianza. Ha reforzado su presencia en el Báltico y estrechado lazos con Polonia, como contrapeso a una Alemania cada vez más proactiva en Europa central.

¿Puede ser positivo este rearme?

Depende a quien se le pregunte, pero en general se podría decir que sí, pero si se maneja con cuidado. Por una parte, una Alemania más fuerte podría ser el pilar de una defensa europea más sólida frente a amenazas como Rusia. También puede beneficiar a la industria y mejorar la interoperabilidad dentro de la OTAN.

Pero también hay riesgos. Si no mantiene un equilibrio real con Francia y Reino Unido, el rearme podría abrir una etapa de competencia en vez de cooperación. Alemania no será la mayor potencia militar europea de un día para otro, pero si mantiene el ritmo, para 2035 podría convertirse en el eje de la defensa del continente.

Pensar en un potente ejército alemán liderando Europa en unos pocos años podría “poner los pelos de punta” a más de uno, así que si Alemania va a liderar, tendrá que hacerlo con sus socios, no por encima de ellos.