¿Puede y quiere Europa armarse realmente?

La presidenta de la Comisión Europea ha propuesto que la UE debería subvencionar la adquisición de armas por parte de los estados miembros y crear un comisionado especial.

Oscar Ruiz -Escudo Digital.

Experto en migraciones y analista internacional.

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Industria de Defensa europea. Fuente: Wikipedia.
Industria de Defensa europea. Fuente: Wikipedia.

Diez años después de que Moscú comenzara su guerra contra Ucrania y dos años después de la última invasión a su vecino occidental, la Unión Europea se pregunta si debería coordinar esfuerzos para reforzar la capacidad militar de Europa ante el incierto futuro de las ambiciones de Rusia.

La presidenta de la Comisión Europea, Úrsula von der Leyen, ha propuesto que la UE debería subvencionar la adquisición de armas por parte de los estados miembros y crear un nuevo comisionado especial para coordinar este esfuerzo.

La verdad es que esta iniciativa refleja la realidad de que muchos estados de la UE han hecho muy poco en los últimos dos años para fortalecer sus propias defensas (incluyendo algunos que han sido muy generosos con municiones y dinero con Ucrania).

Los europeos hemos disfrutado de un largo "tiempo de paz" después del fin de la Guerra Fría y hemos permitido que no solo nuestras estructuras de defensa sino también nuestras industrias militares se nos atrofiaran. Las exportaciones realizadas fuera de Europa mantuvieron a nuestros productores clave en el negocio, pero la mayoría de los gobiernos europeos se comportaron como si nuestro continente nunca más fuera a experimentar una guerra real o necesitara disuadir a un agresor potencial.

La propuesta de la presidenta de la Comisión Europea también puede ser una reacción al descuido de Europa en el gasto en defensa que ha surgido en la política electoral estadounidense, donde los republicanos han atacado duramente a la OTAN a este respecto y que, unido a las próximas elecciones donde se presenta como candidato a la presidencia norteamericana Donald Trump, han hecho saltar todas las alarmas en el viejo continente.

Pero ojo, esta propuesta radical de rearme ha provocado muchas reacciones negativas en los gobiernos europeos y las industrias de defensa que, incluso queriendo favorecer un mayor gasto en defensa, no quieren un papel más grande para Bruselas en este sector o que se cree un comisionado más en la UE.

Como es común en el resto de las economías europeas, la defensa es un sector muy fragmentado, con gobiernos nacionales protegiendo de una manera casi agresiva a sus respectivas empresas y estructuras de empleo de Defensa. No hace falta mucha memoria para recordar la pesadilla de sistemas de armas incompatibles de los países dentro de la OTAN. Tomó muchos años y mucho esfuerzo por parte de los Estados Unidos que sus aliados europeos acordaran estándares básicos en tecnología de comunicaciones y calibres y sistemas de armas. Al contrario de esto, Moscú podría y en gran medida impuso sus propios estándares a todos sus antiguos aliados del Pacto de Varsovia.

A este respecto, la mayoría de los países de la OTAN consideraban a sus militares e industrias de defensa más como programas de empleo que como seguridad nacional, porque después de todo la defensa contra Rusia o cualquier otro enemigo era responsabilidad de los estadounidenses.

En Europa ahora cada compañía/empresa de defensa importante se la está protegiendo y debe ser cuidada y defendida a capa y espada, no de Rusia, sino de la competencia en el continente europeo. De ahí el temor (quizás legítimo) de que la iniciativa de Von der Leyen pueda introducir un elemento de racionalidad en la adquisición de defensa europea y llevar a la pérdida de empleos e incluso empresas. Dado que la presidenta de la Comisión Europea está proponiendo un aumento significativo en la adquisición de defensa europea en general, se podría pensar que las empresas más importantes nacionales verían un filón de oro al final de este proyecto económico de la UE. Sin embargo, la experiencia con Bruselas lleva a pensar a la mayoría de las empresas a temer la toma de decisiones a un nivel que ellos no pueden controlar.

Podríamos entonces preguntarnos si la cuestión más importante para la adquisición de una Defensa Europea potente sería mas la seguridad propiamente dicha, o la inversión necesaria de dinero de los países en el proyecto. Alguien incluso dijo en tono irónico que aun sabiendo que Rusia fuera a atacar en Europa en las próximas semanas algunos gobiernos europeos seguirían sin invertir dinero en su industria de Defensa esperando al que Washington les sacara las castañas del fuego.

Es muy obvio que algunos países europeos necesitan mejorar y aumentar sus estructuras de Defensa de manera urgente (España?), pero es precisamente esa urgencia la que puede hacer que no se consiga nada. Establecer un sistema de adquisiciones a nivel de la Unión Europea será un proceso largo y tedioso (y mayormente indeseado) y cambiar las prioridades de financiación de la UE se convertirá en una pesadilla, por lo que tenemos derecho a dudar de que finalmente el rearme de Europa, al menos como nos lo quieren vender en Bruselas, se lleve a cabo. La protección de papa EE.UU estará siempre ahí y Europa lo sabe, será cuestión de tiempo comprobar si realmente Europa desea esa autonomía estratégica en la industria de defensa que tanto menciona últimamente.