El dilema del gas que enriquece (más) a Noruega con la invasión de Ucrania

El país escandinavo prevé ingresar más de 132.000 millones de euros por ventas de gas y petróleo en este 2023.

Pedro Fernaud

Periodista

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Bandera Noruega contra el punto de vista de Utsikten en Gaularfjellet.
Bandera Noruega contra el punto de vista de Utsikten en Gaularfjellet.

El país escandinavo prevé ingresar más de 132.000 millones de euros por ventas de gas y petróleo en este 2023. Sus impresionantes beneficios, multiplicados por las inversiones de su fondo soberano, generan un debate sobre su legitimidad y la necesidad de compartirlos.

Noruega es, entre otras muchas virtudes, el país que cautiva por la belleza de sus fiordos y auroras boreales, así como el mayor exportador de salmón del mundo, que hace llegar a más de 100 países. Hablamos además de uno de los mayores exportadores de hidrocarburos y gas del mundo. Al contrario de países con gran riqueza de recursos naturales, como Rusia, Guyana, Vietnam, Gabón o Venezuela, Noruega sí que ha sabido explotar y explotar sus recursos naturales de manera constante, sostenida en el tiempo y elaborando un afinado plan para hacer crecer los beneficios derivados de su venta mediante un conjunto de inversiones que resultan referenciales para muchos países que quieren desarrollar o consolidar su estado de bienestar.

Una cifra ilustra su buena mano para gestionar su prosperidad. El dinero que Noruega espera ingresar en este 2023 en el capítulo de ingresos por petróleo y gas asciende a 132.450 millones. O lo que es lo mismo: 1,38 billones de coronas. Este dato representa un récord de recaudación para el país nórdico, que quintuplica los ingresos logrados por la venta de estos productos en el año 2021. El tope de recaudación se sustenta, según los presupuestos generales presentados en su momento en Oslo, en el aumento de los precios del petróleo y el gas por la guerra de Ucrania y las sanciones aplicadas a Rusia. Hasta hace poco, Noruega proporcionaba al Reino Unido y Europa un 20%, cifra que ha subido por encima del 25% para nutrir la demanda europea tras la puesta en marcha de las sanciones a Moscú, para convertirse así en el principal proveedor de Europa. En este artículo indagamos en cómo el país escandinavo está invirtiendo ese dinero, así como la presión interna e internacional que está recibiendo el ejecutivo noruego para repartir esos beneficios derivados de la guerra en Ucrania entre el país presidido por Volodímir Zelenski y las naciones más subdesarrolladas en aspectos como la adaptación a los objetivos de adaptación climática, para mitigar y revertir los efectos del cambio climático.

Noruega: modelo de gestión de recursos energéticos

Noruega es reconocida mundialmente por su gestión responsable de los recursos naturales. Como uno de los principales productores de petróleo y gas en Europa, Noruega ha establecido un fondo soberano, el Fondo Global de Pensiones, que invierte los ingresos generados por la industria petrolera y gasística para garantizar la prosperidad futura del país. Esta apuesta ha posibilitado a Noruega desarrollar una economía estable y diversificada, impulsando la igualdad y la seguridad social. Sobre esos ejes, versa este reportaje, que pone en valor el papel que está jugando este país escandinavo en la estabilización energética de la Unión Europea durante las turbulencias económicas y sociales que está generando la invasión de Ucrania por parte de Rusia (el país presidido por Vladimir Putin era el principal suministrador de gas a la UE antes de que estallara el conflicto bélico).

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Noruega proporciona al Reino Unido y Europa un 25% de sus recursos gasísticos.

Además de su manejo de los recursos, Noruega se distingue por su compromiso con la sostenibilidad y el medio ambiente. El país nórdico se ha erigido en líder global en energía renovable, con una alta proporción de su producción de electricidad originada mediante fuentes hidroeléctricas y eólicas. Noruega también ha adoptado políticas audaces para minimizar las emisiones de gases de efecto invernadero y afrontar de manera responsable el cambio climático. Además, su fascinante paisaje natural, caracterizado por fiordos, montañas y parques nacionales bien conservados, atrae a turistas de todo el mundo, lo que contribuye notablemente a su economía.

Por qué Noruega es una potencia gasística y petrolera

Noruega se ha erigido en una potencia gasística y petrolera gracias a una combinación de factores favorables. En primer lugar, el país escandinavo cuenta con abundantes recursos naturales, incluyendo importantes reservas de petróleo y gas en su plataforma continental. Además, Noruega ha implementado una política de gestión responsable de estos recursos a través de su empresa estatal, Equinor, que ha adoptado estándares estrictos en términos de seguridad, medio ambiente y transparencia. Esta estrategia ha permitido a Noruega mantener altos niveles de producción y exportación de hidrocarburos, produciendo importantes ingresos y garantizando su posición hegemónica como uno de los proveedores energéticos de referencia a escala mundial. Por ejemplo, en cuanto al gas, es el tercer mayor exportador del planeta tras Rusia y Catar. Además, el país ha invertido en tecnología y desarrollo de la industria, fomentando la innovación y el conocimiento especializado en la extracción y producción de petróleo y gas. Estas claves, combinadas con una gestión prudente de los ingresos obtenidos, han otorgado a Noruega una posición protagónica en el sector gasístico y petrolero.

El dilema ético que generan unos ingresos potenciados por la guerra de Ucrania

El Ministerio de Hacienda noruego espera que los ingresos del Estado por la venta de petróleo y gas asciendan este 2023 a 1,38 billones de coronas noruegas (131.000 millones de dólares, 132.450 millones expresado en euros). Esta cifra supera el récord anterior de 1,17 billones de coronas del año pasado, y casi quintuplica los 288.000 millones de coronas de 2021. Los pingües beneficios petroleros del país nórdico ubican a Oslo en una posición de privilegio: mientras muchos europeos tienen que rascarse el bolsillo como muy pocas veces para hacer frente a la peor crisis energética de la región en décadas, Noruega, que ya es extraordinariamente rica, se lucra con esta situación aún más.

Esta dinámica ha generado un interesantísimo debate sobre la justicia internacional. El caso es que, con la guerra de Ucrania, los precios mundiales de gas y petróleo se han disparado, sembrando el pánico entre los europeos y sus gobernantes. Algunos de esos dirigentes, como el primer ministro polaco, Mateusz Morawiecki, han acusado a Noruega de aprovechar la situación para proponer precios por encima del precio de mercado. Expresado con sus palabras, el máximo mandatario polaco se preguntaba: "¿Tenemos que pagar a Noruega cantidades de dinero desorbitadas por un gas que hace un año costaba cuatro o cinco veces menos? Es un disparate. Noruega debería compartir esos beneficios. No es normal. Es injusto. Es aprovecharse indirectamente de la guerra de Putin”. En su opinión, Noruega debería “compartir de inmediato” con Kiev sus ganancias de la venta de esos tipos de combustibles.

Por su parte, el primer ministro noruego Jonas Gahr Støre responde con contundencia a su homólogo polaco: “es una acusación que rechazo rotundamente. No la puedo aceptar porque hablamos de cosas muy distintas. Noruega lleva más de 50 años explorando y asumiendo riesgos para vender hidrocarburos, como petróleo y gas. Noruega no fija los precios. Somos un gran productor, pero es innegable que en un mundo de productores los precios los dicta el mercado”.

"Son beneficios de la guerra", sintetiza Lars-Henrik Paarup Michelsen, director del Norwegian Climate Foundation. "La mayoría de los países europeos se están empobreciendo a causa de la guerra. Noruega se está enriqueciendo, y mucho". Michelsen se muestra receloso de que, al optar por ingresar estos descomunales beneficios del petróleo y el gas, Noruega esté estropeando su prestigio internacional, y señala el riesgo de que su nación sea percibida como "muy egocéntrica." "Estamos en una posición completamente diferente a la del resto de Europa y creo que, con ello, también tiene una responsabilidad", expresa Michelsen, que ha solicitado formalmente al Gobierno de su país que redirija sus excepcionales ingresos para ayudar más a Ucrania, acelerar la transición energética de Europa y suministrar financiación climática a los países de renta baja.

En suma, legisladores de la oposición, destacados economistas del país e incluso titanes de la industria energética noruega han pedido al gobierno que dé ejemplo al mundo destinando sus ingresos por combustibles fósiles a un nuevo fondo de solidaridad internacional que ayude a los países a cumplir sus objetivos climáticos.

Sea lo que sea lo que decidan en el gobierno noruego, su capacidad de producción no es comparable a la que ofrecía Rusia. Así lo explica Martin Jirusek, profesor de la Universidad Masaryk en Chequia especializado en energía: “El esfuerzo de Noruega es destacable, pero no podría sustituir al gas ruso si Putin cerrara por completo el grifo… Ahora bien, es muy importante para algunos países europeos en una situación delicada”. Este experto hace referencia a la situación sobre todo a los países bálticos y Polonia, que desde el pasado otoño están ligados a Noruega a través de un gasoducto que atraviesa Dinamarca. Estos cuatro países son los que han construido una actitud más combativa hacia Rusia después de su invasión de Ucrania e incluso han dejado de adquirir combustibles fósiles al país liderado por Valdimir Putin antes de que entraran en vigor las sanciones europeas.

"La capacidad de crecimiento del sector del gas natural en Noruega es limitado, tanto por cuestiones logísticas como políticas. Los nuevos yacimientos están situados en el norte del país, y con las infraestructuras actuales no se puede transportar mucho más gas a los gasoductos del sur que nos conectan con Europa", detalla Jakub M. Godzimirski, experto en Energía del Instituto Noruego de Asuntos Internacionales. "Además, hay otro posible obstáculo de tipo político: hay algunos partidos, sobre todo los verdes, que se oponen a hacer nuevas perforaciones", agrega.

Claves del Fondo Soberano Noruego

Desde la década de los 90, Noruega destina los beneficios de las exportaciones del gas y el petróleo a un fondo soberano. La idea es gestionar ese capital de manera responsable y que permita financiar su estado de bienestar, con el objetivo de que cuando se finalice el contenido de sus yacimientos de petróleo tengan activos para disfrutar de un estado próspero que garantice el futuro de las siguientes generaciones, así como una jubilación más que digna de sus mayores. Camillle Defard, responsable del Centro de Energía del Instituto Jacques Delors, apunta en ese sentido: “Noruega es muy consciente de que sus fuentes de petróleo y gas se van a agotar. El objetivo del fondo es preservar esos fondos protegiéndolos de una mala gestión. Así pues, gran parte de los ingresos de las industrias del gas y del petróleo en Noruega van a parar a ese fondo que a su vez se usa para invertir en los mercados financieros con una cartera diversificada para limitar el riesgo de exposición de ese ahorro noruego”.

El Fondo Soberano Noruego fue establecido en 1990 para asegurar y administrar los ingresos generados por la industria petrolera de Noruega. Su propósito principal es salvaguardar la riqueza generada por los recursos naturales del país para las generaciones futuras. El caso es que ese fondo soberano noruego tenía, en marzo de 2023, un valor aproximado de 14 billones de coronas. O lo que es lo mismo: 1.200 millones de euros, una suma extraordinaria.

Este fondo, también conocido como el Fondo de Pensiones del Gobierno de Noruega, tiene una política de inversión diversificada y busca generar rendimientos a largo plazo. Invierte en una amplia gama de activos, como acciones, bonos, bienes raíces y participaciones en empresas en todo el mundo, como plantas de energías renovables, deuda, inmuebles y acciones de las mayores empresas del planeta. El fondo invierte tanto en Noruega como en el extranjero, y se enfoca en maximizar el retorno de la inversión sin asumir riesgos excesivos. Este fondo se distingue, así mismo, por los principios éticos en sus inversiones. No invierte en compañías que estén involucradas en actividades como la producción de armas nucleares, armas de clúster y tabaco. Además, desarrolla criterios estrictos vinculados con el medio ambiente, los derechos humanos y la gobernanza corporativa al seleccionar sus inversiones. También destaca por su alto nivel de transparencia. Publica informes anuales detallados, informes trimestrales y datos sobre todas sus inversiones en su sitio web. También divulga activamente información sobre sus políticas de inversión y decisiones clave.

Como ejemplo de sus políticas inversoras, en 2022 Noruega votó a favor del derecho de negociación colectiva en una junta de accionistas de Amazon, chocando así con los intereses del propio Jeff Bezos, entonces CEO de la empresa. El caso es que las decisiones noruegas marcan tendencia. No en vano, hablamos de uno de los países más igualitarios del mundo. Una de sus principales reclamaciones es bajar los exorbitantes sueldos de los directivos. Por ejemplo, el Fondo Soberano Noruego votó contra el paquete salarial del CEO de Apple, Tim Cook.

Por último, resulta pertinente aportar datos que dimensionan el valor del Fondo Soberano Noruego. Por norma general, los gobiernos nacionales son deudores netos. Es decir, tienen deudas con el mundo. Por ejemplo, en Estados Unidos la deuda pública equivale a 93.000 dólares por cada ciudadano estadounidense. En el caso de Italia, equivale a más de 50.000 euros. Y en el caso de España, más de 30.000, cómo se explica en el vídeo de Visual Politik que está debajo de estas líneas. Pues bien, en Noruega la situación es completamente distinta, hasta el punto de que ningún noruego tendría que pagar absolutamente nada de deuda pública. Gracias a los recursos de su fondo, podrían pagar toda la deuda soberana del país y aun así les sobrarían 180.000 dólares por cada noruego.

El gas noruego.

En síntesis: Noruega es la dueña del 1,3% de todas las acciones que hay en el mundo. Un porcentaje que sube hasta el 2,2% si hablamos del sector de las telecomunicaciones. Esto se traduce en influencia en las mayores empresas del mundo. Empresas como Nestlé, Apple o Microsoft tienen al Fondo Soberano como uno de sus mayores accionistas.

Y ahora, además de esto, Noruega se ha convertido en el principal proveedor de gas de Europa. Cuando Rusia invadió Ucrania los europeos se dieron rápidamente cuenta de que habían de diversificar sus fuentes de suministro de gas y de petróleo. Y ahí juega un papel central Noruega, que en la actualidad utiliza noventa y tres centros de explotación activos de gas y petróleo, ubicados en el Mar del Norte, el mar de Noruega y el Mar de Barents. El gas y el petróleo se exportan a Europa a través de una amplia red de gasoductos y oleoductos. De tal manera que se ha convertido en el principal suministrador de gas de Europa generando unas ventas récord.  En mayo de este 2023, el Gobierno de coalición noruego, dirigido por el laborista Jonas Gahr Støre, autorizó a las empresas de gas y petróleo de su país para que incrementen sus inversiones de exploración y extracción de los estratégicos yacimientos de hidrocarburos del Mar de Barents. El objetivo de esta medida es garantizar el flujo energético de Europa.

Un claro ejemplo de cómo han cambiado las prioridades europeas a raíz de la guerra rusa contra Ucrania es que antes la UE pedía al país escandinavo que no perforara regiones del Ártico por razones ecológicas. En el actual escenario, la Unión Europea le pide a Noruega que saque petróleo y gas de donde sea. De manera que el tema del cambio climático ha pasado a ser secundario. El objetivo es reemplazar el gas ruso con más gas noruego y de otros países.

En ese contexto, Noruega ha incrementado en un 6,8% su producción de hidrocarburos para 2023, de acuerdo a una información aportada por Europa Press. En esa línea se enmarca también el dato de que Noruega produjo en 2022 un 8% más de gas que en 2021. En resumen: en solo 2 años, Noruega ha incrementado un 23% sus exportaciones de hidrocarburos, dato que nos explica por qué Noruega ha sido el país más beneficiado por las sanciones al gas que la Unión Europea ha aplicado a Rusia en el último año y medio.

En resumen: sólo en 2023, Noruega espera ingresar gracias a la exportación del crudo y del gas más de 132.000 millones de euros. En 2022 y 2023 va a ingresar el equivalente a 8 años normales de venta de esos productos, y gran parte de esos ingresos se van a invertir en el Fondo Soberano de Noruega. El destino de ese dinero es un tema que invita a reflexiones éticas de calado, vinculadas a justicia social, reparación de injusticias bélicas o políticas de mitigación del cambio climático. Conforme se aclara ese panorama, lo que es indudable es que el país escandinavo se ha erigido en un foco de estabilidad para la Unión Europea en el capítulo de seguridad energética.