Un bar cobrará 1,50 € a los clientes que no consuman para paliar la crisis energética

Un bar de Cantabria se ha hecho famoso por cobrar 1,50 euros a aquellos que no toman nada. Es su manera de luchar contra la subida del precio de la luz.

Gonzalo Díaz Bonet.

Especialista en Tecnología y Sostenibilidad.

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El pasado domingo oí refunfuñar a un camarero mientras atendía la mesa de al lado. Un niño le acababa de pedir más patatas fritas y el hostelero, mientras se dirigía hacia la cocina iba preguntándose en voz alta cuántas patatas más creía que le tenía que poner si solo se habían tomado una cerveza.

Hasta hace muy poco, esto no era ni mucho menos así. En muchos establecimientos se desvivían si acudías con niños a tomar el aperitivo y hasta les obsequiaban con caramelos o golosinas que en ocasiones eran hasta demasiados para los padres, preocupados por la salud dental de sus vástagos.

Pero las cosas han cambiado mucho. Hoy mantener un bar tras dos años de pandemia y uno de crisis energética es un esfuerzo titánico para la gran mayoría de hosteleros, y muchos no están dispuestos a regalar patatas, y mucho menos a consentir sillas vacías.

Tanto es así que un bar de Cantabria se ha hecho famoso por cobrar 1,50 euros a aquellos que no toman nada. Es decir, a las personas que ocupan una silla que podría estar utilizando un cliente que proporcionase beneficios al local.

Y es que los cotes de mantener un local se han multiplicado en ocasiones por 5 a causa de la crisis energética. Óscar Solano, impulsor de esta medida y dueño de un establecimiento en Liaño (Cantabria), asegura que ha pasado de pagar 500 euros al mes a 2.500 solo en la tarifa de la luz.

Con esta situación -argumenta- no puede consentir que haya gente en el local ocupando espacio sin consumir. Según sus cálculos, se llega a juntar hasta un 23% del aforo del local que está allí sin tomar nada. Ante esta situación, ha optado por cobrar a aquellos que responden “yo no quiero nada”.

Más que una medida efectiva para recaudar dinero, lo que el hostelero persigue con esta medida es educar a los clientes y recordarles que un bar es un negocio, que en los últimos tiempos resulta muy difícil mantener.

Otros locales ya han denunciado también la difícil situación a la que se ven abocados por el aumento de precios de la energía. Un hostelero gallego asegura que la factura de la luz ha pasado de 629 euros de luz al mes a 2.239, en solo un año. Y en Italia, una pizzería de Nápoles ha optado por cobrarles un suplemento de gas y otro de luz a sus clientes e incluirlo en el ticket, a modo de recordatorio. Allí, dicen, los costes han aumentado un 300% respecto al año pasado.