El fin de la era de los combustibles sólidos ya tiene fecha, y será en esta década

La Agencia Internacional de la Energía anuncia que la demanda de petróleo, gas y carbón alcanzará su punto máximo en los próximos años e iniciará su declive.

Gonzalo Díaz Bonet.

Especialista en Tecnología y Sostenibilidad.

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Petróleo.
Petróleo.

En el sector energético tradicional existe un tabú que impide sugerir que la demanda de los tres combustibles fósiles -petróleo, gas y carbón- pueda entrar en declive permanente. A pesar de que a lo largo de los años se ha hablado repetidamente del pico del petróleo y del pico del carbón, ambos combustibles están alcanzando máximos históricos, por lo que resulta fácil rebatir cualquier afirmación de que pronto podrían estar en declive. 

Pero, según las nuevas proyecciones de la Agencia Internacional de la Energía, esta era de crecimiento aparentemente incesante llegará a su fin esta década, con importantes consecuencias para el sector energético mundial y la lucha contra el cambio climático. 

Lo sostiene el director de la AIE, Fatih Birol, en una tribuna publicada ayer por el Financial Times, donde adelanta los resultados que serán presentados en el informe anual de esta institución sobre el sistema energético mundial. Birol advierte: “el mundo se encuentra en la cúspide de un punto de inflexión histórico”.  

Basándose únicamente en las políticas actuales de los gobiernos de todo el mundo -incluso sin nuevas políticas climáticas-, la demanda de cada uno de los tres combustibles fósiles alcanzará su punto máximo en los próximos años. Es la primera vez que se vislumbra un pico de demanda de cada combustible en esta década, antes de lo que muchos preveían. 

Estos notables cambios están impulsados por el espectacular crecimiento de tecnologías energéticas limpias como los paneles solares y los vehículos eléctricos, los cambios estructurales de la economía china y las ramificaciones de la crisis energética mundial. 

La demanda mundial de carbón -explica Fatih Birol- se ha mantenido obstinadamente alta durante la última década. Pero ahora está a punto de alcanzar su punto máximo en los próximos años, con las grandes inversiones agotándose fuera de China a medida que la solar y la eólica dominan la expansión de los sistemas eléctricos. Incluso en China, el mayor consumidor de carbón del mundo, el impresionante crecimiento de las energías renovables y la energía nuclear, junto con la ralentización de la economía, apuntan a un pronto descenso del uso del carbón. 

Algunos expertos sugirieron que la demanda mundial de petróleo podría haber tocado techo tras su desplome durante la pandemia. La AIE se mostró cautelosa ante tales afirmaciones prematuras, pero sus últimas proyecciones muestran que el crecimiento de los vehículos eléctricos en todo el mundo, especialmente en China, significa que la demanda de petróleo está en camino de alcanzar su punto máximo antes de 2030. Los autobuses eléctricos y los vehículos de dos y tres ruedas también están creciendo con fuerza, sobre todo en las economías emergentes, lo que reduce aún más la demanda. 

La edad de oro del gas 

La "Edad de Oro del Gas", que denominamos en 2011, está llegando a su fin, ya que la demanda en las economías avanzadas se reducirá a finales de esta década. Esto se debe a que las energías renovables superan cada vez más al gas en la producción de electricidad, al auge de las bombas de calor y al acelerado abandono del gas en Europa tras la invasión rusa de Ucrania. 

Los picos de los tres combustibles fósiles son una buena señal de que el cambio a sistemas energéticos más limpios y seguros se está acelerando y de que los esfuerzos por evitar los peores efectos del cambio climático están avanzando. Pero hay que tener en cuenta algunas cuestiones importantes. 

Según la Agencia Internacional de Energía, los descensos previstos de la demanda no conseguirán limitar el calentamiento global a 1,5 ºC. Aunque los combustibles fósiles alcancen su punto máximo esta década, puede haber picos, caídas y mesetas en el camino hacia el declive. Por ejemplo, las olas de calor y las sequías pueden provocar aumentos temporales de la demanda de carbón al incrementar el consumo de electricidad y ahogar la producción hidroeléctrica.  

Y aunque la demanda de combustibles fósiles disminuya, los problemas de seguridad energética persistirán mientras los proveedores se adaptan a los cambios. Los picos de demanda que observamos en función de las políticas actuales no eliminan la necesidad de invertir en el suministro de petróleo y gas, ya que el declive natural de los yacimientos existentes puede ser muy pronunciado.  

El directivo de la AIE insiste en que los responsables de la toma de decisiones deben ser ágiles. “La transición hacia las energías limpias podría acelerarse aún más si se reforzaran las políticas climáticas”, subraya. “Pero el mundo de la energía -concluye- está cambiando rápidamente y para mejor”.