¿Tiene futuro una política europea común de Defensa?

‘Una visión española de la UE: 2024-2029’ es un exhaustivo estudio realizado por expertos en política europea y dirigido por Javier Elorza, embajador de España ante la UE.

Antonio M. Figueras

Periodista y escritor.

Guardar

Urge disponer de una Estrategia Europea de Defensa.
Urge disponer de una Estrategia Europea de Defensa.

La consolidación de Europa como actor global pasa inevitablemente por garantizar la autonomía estratégica de la Unión en una encrucijada histórica. Los acontecimientos en el planeta han generado un mundo menos amable que provoca la necesidad de un plan estratégico a largo plazo para forjar una auténtica política energética que garantice nuestra autonomía y una gestión renovada de flujos migratorios. Pero sin duda donde se detecta la necesidad de una voz común y diferenciada es frente a Rusia, China o Estados Unidos, sobre todo en el plano de la seguridad.

Urge disponer de una Estrategia Europea de Defensa, comenzando por Rusia. La defensa que está haciendo la Unión Europea de Ucrania debe ser compatible con aceptar el papel protagonista de Rusia en el escenario internacional tras el final de la guerra. Europa debe saber gestionar su relación con Rusia al tiempo que maniobra con la ampliación a Ucrania, Georgia y Moldavia.

Estudio de expertos

Estas son algunas de las conclusiones del informe Una visión española de la UE: 2024-2029, un trabajo del Grupo Prestomedia, estudio exhaustivo realizado por expertos en política europea y dirigido por Javier Elorza, embajador de España ante la UE y principal negociador de España en los tratados de la UE. Elorza, también autor del primer capítulo, ‘Cuestiones de gobernanza institucional’, aborda las reformas institucionales necesarias ante la ampliación de la UE, la importancia del paso a la mayoría cualificada en decisiones clave y la urgencia de la paz en regiones. La segunda parte, un ‘Estudio temático y sectorial’, coordinado por Francisco Fonseca, director del Instituto de Estudios Europeos de la Universidad de Valladolid, aborda la importancia de España en el futuro de Europa. La última parte del informe, un Análisis prospectivo, supervisado por Mª Luisa Humanes, vicerrectora de Relaciones Internacionales de la Universidad Rey Juan Carlos, revela el fuerte apoyo de la población española hacia una mayor integración europea.

Imagen de la presentación. De Izquierda a Derecha: Francisco Fonseca, director del Instituto de Estudios Europeos de la Uva; Jesús González Mateos, director de Aquí Europa y Canal Europa; Mª Luisa Humanes, Vicerrectora de Relaciones Internacionales de la URJC; Yago González, CEO de Grupo Prestomedia: y Javier Elorza, embajador.
Imagen de la presentación. De Izquierda a Derecha: Francisco Fonseca, director del Instituto de Estudios Europeos de la Uva; Jesús González Mateos, director de Aquí Europa y Canal Europa; Mª Luisa Humanes, Vicerrectora de Relaciones Internacionales de la URJC; Yago González, CEO de Grupo Prestomedia: y Javier Elorza, embajador.

Señala el estudio que con China debemos construir una relación de socios y competidores, mientras que Estados Unidos tiene que seguir siendo un aliado crucial, pero con una Europa más autónoma, que debe ser vista como un colaborador necesario en los desafíos geoestratégicos globales.

Para convertirse en un actor creíble “la Unión debería ser capaz de asegurar una auténtica coordinación política y diplomática”. Ya se han dado pasos importantes, como la creación del Servicio Europeo de Acción Exterior, pero se debe profundizar en la coordinación de las posiciones de los países europeos. Sobre todo, “en el marco del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, Francia en tanto miembro permanente y los otros países de la Unión que sean miembros rotatorios, tendrían que asegurar que representan a la Unión en asuntos de interés común en los que haya una posición común”.

Mayor compromiso

La UE se halla en ruta hacia una mayor integración en materia de defensa y seguridad y la eventual creación de una defensa común basada en el artículo 42 del Tratado de la UE. En este escenario, los países de la UE adoptarían mayores compromisos en lo relativo a la seguridad de los demás: “La UE apoyaría programas conjuntos de defensa con el Fondo Europeo de Defensa y crearía una Agencia Europea de Defensa específica. De esta manera, también se fomentaría la creación de un verdadero mercado europeo de defensa”.

Entre las iniciativas propuestas se encuentran la creación de una Capacidad de Despliegue Rápido de la UE de hasta 5.000 militares para distintos tipos de crisis realizando periódicamente ejercicios reales en tierra y en el mar y aumentando la movilidad militar; a alentar sus capacidades de análisis de inteligencia y contra las amenazas híbridas, fijando una política de ciberdefensa de la UE para estar mejor preparada y responder mejor ante los ciberataques; y elaborar una estrategia espacial de la UE para la seguridad y la defensa.

Brújula Estratégica

La adopción de la Brújula Estratégica en 2022 ha proporcionado un marco integral para la política de seguridad y defensa de la UE. “Los Estados miembros -dice el informe- se han comprometido además a incrementar sustancialmente su gasto en defensa para que se corresponda con su ambición colectiva de reducir las carencias esenciales en materia de capacidades militares y civiles y a reforzar la base tecnológica e industrial de la defensa europea”.

El European Peace Facility, adoptado por el Consejo Europeo en marzo de 2021 con el triple propósito de prevenir conflictos, construir la paz y reforzar la seguridad internacional, se constituyó por un importe total de 5.000 millones. Tras el estallido de la guerra en Ucrania, se amplió el Fondo hasta los actuales 12.040 millones.

El esfuerzo por reforzar la industria de defensa europea tiene un proceso que comienza en 2017 con el programa PADR: Acción Preparatoria en materia de Defensa de la Investigación, enfocado en temas de investigación prioritarios de doble uso (drones, láser de alta potencia y de mapeo, radiofrecuencias multifuncionales…), con la interoperabilidad como objetivo. Prosiguió un año después con el Programa Europeo de Desarrollo Industrial de la Defensa (EDIDP). En 2020 se impulsó el Fondo Europeo de Defensa (FED). En 2022 se creó un instrumento para fortalecer la industria de defensa europea mediante adquisiciones conjuntas (EDIRPA).

Cada vez se van ajustando más los propósitos específicos: “En 2023, la Comisión presentó una propuesta de establecimiento de Apoyo a la Producción de Municiones (ASAP), adoptada por Reglamento 2023/1525, dotado con 500 millones para potenciar las capacidades de fabricación para la producción de munición tierra-tierra y de artillería, así como de misiles en forma de subvenciones a diversos tipos de acciones que contribuyan a los esfuerzos de la industria europea de defensa por aumentar sus capacidades de producción y abordar los cuellos de botella detectados. Además, se facilitará el acceso a la financiación a las empresas de la UE en el ámbito de la munición y los misiles, a través del Fondo de Potenciación destinado a facilitar el acceso a capital tanto público como privado a las empresas que fabrican munición y misiles en toda la cadena de valor, a fin de acelerar las inversiones necesarias para aumentar la capacidad de fabricación”.

La estrategia consiste en que hasta el 2030 se adquieran de manera colaborativa al menos el 40% de los equipos de defensa; que el valor del comercio de defensa intracomunitario señale el 35% del valor del mercado de defensa de la Unión; y que al menos el 50% del presupuesto de contratación pública en materia de defensa se contrate dentro de la UE.

Porque la política común de defensa precisa los medios suficientes para lograr una industria europea que garantice la autonomía estratégica, con un programa de inversiones reforzado y con una cooperación público-privada estratégica. Desde el punto de vista institucional, sería conveniente que el Alto Representante de la Unión Europea fuera el presidente de un Consejo de Ministros de Defensa, “con mayor relevancia y autonomía a la hora de coordinar un clúster de comisarios apropiados para poder utilizar todos los instrumentos y políticas necesarios para la seguridad y defensa exterior de la Unión”. Y jugar un papel más relevante en los trabajos de la OTAN.

El cuestionamiento de las certezas

Dentro del informe figura el análisis España, a la vanguardia de la Europa de la Defensa, que firma el embajador de España Nicolás Pascual de la Parte, donde se desgranan las consecuencias de la agresión rusa contra Ucrania en el orden internacional, el cuestionamiento de las certezas.

Desde febrero del 2022 -señala el embajador- Europa se ha despertado a la cruda realidad, nunca imaginada: la guerra ha regresado a Europa, amenazando nuestras libertades y estilo de vida, y no estamos suficientemente preparados en ningún sentido para afrontarla. Toca pues cambiar las prioridades políticas y la dirección de la integración, comenzando por la urgente creación de una defensa colectiva europea autónoma y capaz de hacer frente al reto ruso y a las amenazas de un vecindario en crisis, incluso sin el concurso de Washington. Y todo ello reforzando el vínculo transatlántico y las capacidades de la Alianza Atlántica, última garantía de la seguridad europea”.

Estados Unidos y la OTAN

Resulta evidente que, en el corto plazo, Europa no puede asegurar su defensa sin el apoyo decisivo de los Estados Unidos y la OTAN. El 80% del presupuesto de defensa de la OTAN corresponde a países no miembros de la UE. La reciente incorporación de Finlandia y Suecia subraya la importancia de la alianza transatlántica en la seguridad europea, pero también resalta la necesidad de que Europa fortalezca su propio pilar dentro de la OTAN.

A Europa le toca en destino, según este análisis, crear una inexistente cultura de seguridad y defensa común en las respectivas sociedades europeas, conjugar las diferentes culturas de defensa de Francia y Alemania, identificar conjuntamente las amenazas a la seguridad europea, dotarse de los medios y recursos necesarios,  desarrollar una base industrial y tecnológica europea autónoma y reforzar los mecanismos de consulta y cooperación con la OTAN.

Y España deberá asumir su papel de actor principal de la Europa de la Defensa, como afirma Pascual de la Parte: “Nuestro interés nacional debería pivotar en torno a cinco objetivos básicos: garantizar nuestra integridad territorial, soberanía política e independencia estratégica; contribuir a la seguridad de Europa; defender los valores occidentales mediante el fortalecimiento de la OTAN, contribuir a la paz, la estabilidad y el desarrollo global; y lograr la mayor proyección económica, cultural y estratégica de España en el mundo”.

Las prioridades de España

En este sentido a España le corresponde promocionar cuatro prioridades: contribuir en mayor medida que hasta ahora a la defensa de Ucrania, fortalecer el frente sur, apostar por una Europa más geopolítica que busque una mayor autonomía estratégica y diseñar doctrinas, marcos estratégicos y planes operativos.

Cierra el informe Una visión española de la UE: 2024-2029 con la percepción de la ciudadanía sobre el papel de nuestro país: “España ya se ha comprometido a aumentar el gasto en defensa hasta el 2% del PIB, pero deberá incrementar los esfuerzos para incrementar la base tecnológica e industrial de la defensa y la colaboración civil y militar. Esta podría ser una oportunidad para avanzar en la autonomía estratégica nacional. Sin embargo, hay que tener en cuenta en este punto, una opinión pública no tan favorable a la creación de un ejército europeo.